Relatos sociológicos y sociedad. Claudio Ramos Zincke

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Relatos sociológicos y sociedad - Claudio Ramos Zincke

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experiencia exitosa de la reforma universitaria cristaliza los diversos componentes, de motivación y acción política, reflexión intelectual y crítica política. El núcleo de este grupo de jóvenes pertenecía a la Universidad Católica, pero se le habían unido, especialmente en función del movimiento por la reforma, algunos nuevos integrantes como Jaime Gazmuri, de agronomía de la Universidad de Chile.

      En mayo de 1969 se funda el MAPU (Movimiento de Acción Popular Unitaria), con la activa participación de un conglomerado de jóvenes encabezado por Rodrigo Ambrosio y que incluía a Tomás Moulian, Jaime Gazmuri, Óscar Guillermo Garretón, Manuel Antonio Garretón, Enrique Correa y Carlos Catalán (Viera Gallo, 2013: 91). Moulian tiene participación activa. Según señala Jaime Gazmuri23, quien reemplazará a Ambrosio luego de su muerte en 1972, Moulian era uno de los ideólogos del partido. Este es encabezado oficialmente por parlamentarios rebeldes de la Democracia Cristiana, como Rafael Agustín Gumucio, Julio Silva Solar, Alberto Jerez y Jacques Chonchol, exvicepresidente de Indap. Sus miembros, en su mayoría, habían participado en la Democracia Cristiana. Fundamental en su base de apoyo era ese contingente de jóvenes, con una identidad ideológica marxista que irá ganando progresivamente más visibilidad y relevancia. Entre ellos, Ambrosio era un líder significativo. El primer secretario general es Jacques Chonchol y el subsecretario Jaime Gazmuri.

      El MAPU se constituye con el carácter de movimiento, planteándose el objetivo de contribuir a unir a la izquierda para avanzar hacia la construcción de una sociedad socialista, lo cual se expresará en elaborar las respectivas bases programáticas para las próximas elecciones presidenciales, integrando líneas de acción que buscan profundizar la transformación de la sociedad. Con tal fin, se asume como un movimiento de cuadros y no de masas, y crecientemente busca perfilarse como una vanguardia de la izquierda.

      Con el triunfo de la Unidad Popular y su programa, los integrantes del movimiento, que ven en algún grado conseguidos sus objetivos, se proponen su transformación en partido político, en partido de masas. En ello, los jóvenes son los principales impulsores, buscando encontrar espacios de acción e influencia en el proceso en marcha. Las discusiones internas concluyen con la elección, en octubre de 1970, de Ambrosio como nuevo secretario general. Luego darán los pasos respectivos, durante 1971, para institucionalizarse como partido. Según Ambrosio, el MAPU se definía como un partido proletario y destacaba que la herramienta más importante para comprender la realidad social en que vivían era el marxismo. Precisaba que “necesitamos que todos nuestros militantes aprendan a manejar esa herramienta de análisis de la lucha de clases que el marxismo entrega” (Moyano, 2009: 135).

      Como señala Moyano (2009: 135, 136), “la apropiación del marxismo a nivel teórico, entendido más como herramienta de análisis que como dogma, fue un elemento importantísimo en la historia del MAPU a posteriori y demostró el influjo que Althusser, a través de Rodrigo Ambrosio, tuvo al interior de la colectividad”, aunque la forma de uso del marxismo se iría gradualmente rigidizando.

      Ambrosio era un líder con un gran atractivo. “Se caracterizaba por actuar racionalmente, pero con una pasión que paradójicamente bordeaba lo irracional”24. Luego de su estadía en Francia, incorporó nuevos temas y nuevos lenguajes en la JDC, y comienza a producirse un acercamiento de estos jóvenes al marxismo, un marxismo diferente al sostenido por los partidos tradicionales de la izquierda (PC y PS). El marxismo comienza a ser proclamado como herramienta de análisis, de carácter científico, útil para hacer el cambio revolucionario (Moyano, 2009: 204).

      En la trayectoria sociológica de Ambrosio es destacable su temprana participación en la investigación realizada por Alain Touraine, a fines de los años 1950, en conexión con el instituto de investigaciones sociológicas de la Universidad de Chile, sobre la conciencia obrera en los sindicatos mineros del carbón en Lota y en los obreros siderúrgicos de Huachipato, en Talcahuano. Se concluía en ella que en la zona de industria tradicional del carbón los obreros eran en su mayoría comunistas, mientras en la zona de Huachipato, más moderna, eran demócrata cristianos y socialistas. Esto mostraba espacios de clase a los cuales convocar (Viera Gallo, 2013: 90). Fue una primera conexión con el campo intelectual francés, que luego retomarán tanto él como Moulian.

      En su estudio sobre la experiencia subjetiva de los militantes del MAPU, Moyano (2009) describe una especie de doble cara, o doble nivel de existencia del MAPU, que parece haber sido más clara en sus inicios: un componente más político institucional, reflejado en dirigentes ya incorporados al aparato político institucional, como era el caso de Jacques Chonchol o Gumucio, y otro componente, menos público y menos visible medialmente, expresado en grupos de jóvenes con una intensa actividad de discusión y crítica intelectual, y fuertes vínculos personales, dentro de los cuales Ambrosio era un eje crucial. Este segundo componente será el verdadero motor de su accionar, que persistirá más allá del golpe militar y más allá incluso del futuro fraccionamiento y posterior desaparición formal del partido. En su caracterización de los integrantes del MAPU, esta autora destaca: (1) “El MAPU representa […] a los jóvenes de los sesenta, jóvenes radicalizados provenientes mayoritariamente de sectores acomodados y profesionales, de origen cristiano […]”. En ellos incide de manera decisiva un espíritu contestatario, de rebeldía, con fuerte carácter generacional y con “marcado talante intelectual”. (2) “Los militantes de esta colectividad compartieron esos intensos años de su juventud con un compromiso absoluto”. (3) “Las redes sociales más íntimas, las amistades, las parejas y toda la vida cotidiana se mezclaron con la vida política, no existiendo una barrera definida entre ambas”. Esto cimentó las relaciones entre ellos y robusteció su imagen externa de consistencia. (4) De la formación católica retuvieron sentido de entrega y negación personal y sentido de culpa (Moyano, 2009: 273-275).

      De tal forma, sintetiza ella, “el MAPU fue una construcción de los jóvenes de la élite para hacerse públicamente del poder político. Esa confesada vocación de poder, que en los años setenta estaba orientada a la transformación de la sociedad capitalista en una socialista, no parecía muy común en la élite chilena, donde las redes hacia lo político eran bastante más ocultas” (Moyano, 2009: 275).

      Una influencia compartida por Moulian, Brunner y Morandé es una sen­sibilidad católica de la Iglesia de mediados de siglo, con una preocupación por la situación social, marcada especialmente por la renovación derivada del Concilio Vaticano II. Los tres, siendo jóvenes, estuvieron en un medio en que circulaba tal discurso social católico. En contacto con Marta Harnecker, Claudio Orrego y Rodrigo Ambrosio, imbuidos de tal pensamiento católico que busca conectarse con el mundo obrero –dice Moulian– “me fui convirtiendo, hasta llegar a presidente de la Acción Universitaria Católica, después de Marta”25. Además de su experiencia en la Acción Católica, Moulian menciona entre sus lecturas tempranas, previas al período althusseriano, a Henri Desroche, sociólogo de la cooperación con una perspectiva de intervención en el ámbito de la empresa, fundador del Colegio Cooperativo, de París y de la Universidad Cooperativa Internacional, y también a Louis-Joseph Lebret, cura dominico de esa misma orientación, ambos franceses que buscaban conectar economía y humanismo. Una publicación cuya lectura lo atraía en su juventud es la revista Esprit, fundada por Emmanuel Mounier, inspirado por Jacques Maritain, cuya lectura compartía con sus compañeros demócratacristianos. Esas eran fuentes que estaban en la línea del catolicismo social.

      Ya en la universidad, Moulian se siente atraído, según declara, por “los cientistas sociales críticos de esa época: Erich Fromm, en primer lugar, también Martín Buber con ese maravilloso libro Caminos de utopía, que era una reivindicación del socialismo utópico y que conversábamos animadamente con los compañeros, con Ambrosio, con Orrego, porque estábamos, también, constituyendo nuestra visión de mundo”26.

      Mientras está en Lovaina recibe la influencia intelectual que lo marcará en los años siguientes y que ya hemos mencionado: la obra de Althusser, con una versión renovada de marxismo, receptivo a las influencias del estructuralismo,

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