Historia de una desobediencia. Aborto y feminismo. Creusa Muñoz
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El año 1970 se caracterizó por la activa participación del movimiento feminista en Roma. Por ejemplo, Lotta Femminista Pompeo Magno instó a todas las mujeres a salir a la plaza en ocasión de la “Primera Jornada Internacional para la abolición de las leyes prohibitivas del aborto”. (97) Al año siguiente, se constituyó el Movimento di Liberazione della Donna (MLD), asociado al Partido Radical (PR), una pequeña agrupación anticlerical, liberal y anticomunista, sin representación parlamentaria. Con el correr del tiempo, se presentaron distintos proyectos para el aborto terapéutico, de diferentes fuerzas políticas. Sin embargo, ninguno prosperó. Mientras tanto, el MLD estableció entre sus objetivos la lucha por el divorcio vincular, el aborto y la educación sexual. Al mismo tiempo, una variedad de tendencias de ultraizquierda promovían la revolución social por encima de la revolución sexual. También las socialistas y las comunistas avivaron sus cuestionamientos al feminismo entendido como una desviación burguesa al no privilegiar como demanda convocante la lucha de clases. En sus filas batallaban mujeres provenientes de partidos históricos como Lotta Continua, II Manifesto y Avanguardia Operaria. En verdad, el concepto de revolución socialista no logró articular lo suficiente como para contener los posicionamientos feministas en plena sacudida. Por lo tanto, sus activistas se enfrentaron contra dos fracciones potentes que atacaban en simultáneo. No solo recibían el embate por parte de la derecha católica sino también del partido comunista y del estudiantado.
Cuando se formaron los grupos feministas dentro de los sindicatos, lograron una expansión jamás pensada en todo el país. Entonces las militantes de las tendencias obreristas comenzaron a ensayar un enfoque diferente con respecto a esta corriente. Así, al resultarles inflexible reconciliar el feminismo con los cánones marxistas, decidieron pegar la retirada multitudinaria para ingresar de lleno en la lucha feminista y en la desobediencia sexual. A partir de ese momento, hubo una decisión política de relacionar las fuerzas dispersas con el objetivo de obtener legislaciones más aggiornadas en relación con el derecho de familia, el divorcio vincular y el aborto. En consecuencia, se inauguró un espacio de acuerdos dirigido a abolir las vetustas regulaciones que se arrastraban del régimen fascista y reflejaban la moral católica en su más pura expresión.
La Lotta Femminista aglutinó fuerzas del norte del país que tenían conexiones internacionales con Inglaterra, Estados Unidos y Canadá. Sin pérdida de tiempo, se constituyeron grupos de autoconciencia en Milán, Roma y Florencia. Tales cenáculos fueron adquiriendo una influencia notoria, dado que en cada ciudad funcionaba un grupo de mujeres con una comunicación permanente mediante sus redes de afinidades; sin olvidar la publicación de boletines, revistas y todo tipo de expresión impresa. En junio de 1973, sucedió que una muchacha fue procesada por haber abortado y condenada a tres años de prisión. Sin proponérselo, ella se convirtió en un símbolo de la lucha en torno de la cual se organizaron agrupaciones feministas, de sindicatos y partidos para visibilizar su práctica. A partir de ese momento, se pasó a la acción directa y comprometida con el método abortivo. El artículo “El aborto ya no es más un delito en Italia”, publicado en la revista Persona, de julio de 1981, sostiene que “este proceso se convirtió en un acta de acusación contra una sociedad con una doble moral. Las activistas del MLD que asistieron al Tribunal declararon también haber abortado”.
En 1974 se ganó el referéndum solicitado por las organizaciones católicas para derogar la ley que había aprobado el Parlamento. Para que esa consulta no cayese, Roma amaneció con miles de personas que marchaban por sus calles empedradas mientras el movimiento feminista activó por la defensa del divorcio vincular mediante acciones callejeras y nuevas formas de intervención pública, lo cual generó una acumulación de experiencia. Por un lado, provocó la articulación de grupos de mujeres que funcionaban de manera autónoma. Por el otro, después de lograda esta conquista el feminismo se fortaleció de tal manera que se impuso ir por más.
Un año después, la lucha por la legalización del aborto y la liberación de los anticonceptivos se intensificó por una cantidad de factores que incidieron para desplegar acciones con un rumbo estratégico: 1) el crecimiento del movimiento feminista; 2) la victoria del referéndum para el divorcio vincular en 1974; 3) la iniciativa del PR junto con agrupaciones feministas dispuestas a abolir un punto del Código Penal que prohibía la propagación de anticonceptivos y aborto; 4) La sentencia de la Corte Constitucional que ampliaba los casos de aborto terapéutico en caso de necesidad. En fin, todos estos elementos pusieron más en evidencia la necesidad de una ley de aborto. (98)
No obstante, hubo que esperar hasta ese año para obtener la independencia del uso de la anticoncepción; se crearon centros de asesoramiento sobre salud familiar que funcionaban como asambleas de mujeres para discutir sobre la sexualidad y sobre los dispositivos médicos en las pacientes. (99) La presión se hacía evidente en las calles de Roma, Milán, Florencia, con gigantes manifestaciones en las que participaban mujeres llegadas de todas partes del país. El consenso fue creciendo gracias al trabajo cara a cara en los consultorios, en los grupos de reflexión, las volanteadas en los barrios, en las puertas de las fábricas y en las escuelas secundarias. Simultáneamente, dentro del movimiento feminista se profundizaba el debate en torno a determinar cuál sería la estrategia acorde a la coyuntura. Por un lado, convocar a un referéndum. Por el otro, presentar un proyecto de ley sobre despenalización. A favor de la primera medida se encontraban los grupos relacionados con el PR, con un claro recelo hacia los virajes ideológicos que podían presentar los y las legisladoras en el Parlamento. Mientras que a favor de la segunda propuesta se nucleaban las militantes comunistas agrupadas en la Unión de Mujeres Italianas (UDI). Ellas temían perder dicha consulta y además obtener la despenalización sin una debida reglamentación. Pese a las diferentes posiciones, el movimiento feminista en su conjunto se albergó bajo un lema convergente: “Aborto libre para no morir, anticonceptivos para no abortar”. Sin mayores reservas, la Democracia Cristiana y el Movimiento Social Italiano, ambos capitaneados por la iglesia católica, notaban que no todo estaba bajo control. De allí que constituyeran el Movimiento por la Vida, abocado a organizar misas y acciones de repudio contra la avanzada de las mujeres y sus compañeras y compañeros de ruta.
Mientras tanto, el movimiento feminista organizó un programa llamado Soccorso Rosa (Socorro Rosa). ¿En qué consistía este proyecto de jugado color? Asistir a las mujeres de diferentes regiones del país que deseaban realizar un aborto. “Para ello las feministas se lanzaron a practicarlos en domicilios particulares o reuniéndose en oficinas o en sótanos, donde las mujeres recibían ayudan”. Siguiendo el traqueteo de estas ingeniosas activistas italianas, en el artículo anteriormente citado de la revista Persona se hacía referencia a que “se fundaron centenares de consultorios y centros de asesoramiento sobre métodos anticonceptivos mientras allí se realizaban abortos gratuitos”. Estas iniciativas no solo se organizaron en centros urbanos sino también en pequeñas zonas campesinas de Calabria y Sicilia.
El ejemplo se esparció como un reguero de pólvora y una diversidad de luchadoras se congregó alrededor de uno de los motores centrales en la batalla por la conquista de la legalización de dicha práctica como fue el Coordinamento Romano Contraccezione Aborto (CRAC). Fundada por Simonetta Tosi, esta red, constituida por un número importante de médicas, se convirtió en una herramienta imprescindible para convocar a protestas masivas. Asimismo, se volcaron de lleno a llamamientos públicos por la difusión y liberación de los métodos anticonceptivos