El fin del armario. Bruno Bimbi

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El fin del armario - Bruno Bimbi Historia Urgente

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Seúl.

      Así se llamaba eso que él siempre había sentido.

      “Fue como si prendieran la luz –recuerda Jang, y agrega–: Muchos homosexuales viven una vida miserable en Corea del Norte sin entender por qué. ¡Qué tragedia es vivir la vida sin saber quién sos!”. Entonces dejó su trabajo de limpieza para dedicarse a la escritura. Conoció a alguien que lo traicionó y le robó, su nombre terminó en los diarios de nuevo, en una especie de coming out involuntario –pasó a ser conocido como ese desertor gay de Corea del Norte–, escribió su novela autobiográfica y está terminando otra sobre mujeres como su madre y su hermana.

      Y finalmente sabe lo que quiere: ser feliz.

      Vestido apenas con unas bermudas celestes y llevando una pelota bajo el brazo, el futbolista inglés Matt Jarvis, centrocampista del West Ham United, fue el chico de portada de la edición de febrero de 2013 de la revista gay Attitude, la más vendida del Reino Unido. Jarvis fue el tercer futbolista que aceptó la invitación en diecinueve años, después de David Beckham, en 2002, y de Freddie Ljungberg, en 2006. A los 26, y pese a ser heterosexual y casado, Matt no tuvo problemas en sacarse provocativas fotos para el público gay y animó a sus colegas homosexuales a salir del armario. “Entiendo que puede haber algún alboroto, pero es ridículo, ¿no? Puedo trabajar en el mundo del fútbol, pero vivo en el mismo mundo que los demás, donde todos nos mezclamos. Es simplemente normal”, dijo.

      La entrevista, como era de esperar, tuvo como tema principal la homofobia en el fútbol. Jarvis aseguró que, pese a haber jugado en cuatro equipos y tener toda una red de relaciones en ese deporte, no conoce personalmente a ningún jugador que se reconozca gay, o bien que a él le haya parecido que lo sea. “Es simple: de eso no se habla. Nadie pregunta y nadie lo dice”. Don’t ask, don’t tell. Sin embargo, él no tiene dudas: “Estoy seguro de que hay muchos futbolistas gay. Que se decidan a salir del armario y decirlo es otra historia. Seguro que lo han pensado, pero es difícil”, explicó.

      –¿Creés que ya es hora? –preguntó el periodista.

      –Sí, por supuesto. Es la vida cotidiana. No va a ser un shock.

      En 2012, un futbolista gay alemán –que sí juega en un equipo de primera división– aceptó dar una entrevista anónima a la revista Fluter. Dijo que, aunque no se hable del tema en el equipo, todos sus compañeros saben que es gay, y que nunca tuvo problemas con ellos, pero no sale del armario por temor a la reacción de la hinchada: “Si mi sexualidad se hiciera pública, ya no estaría seguro. Tengo que ser un actor día tras día y negarme a mí mismo”, aseguró. Dijo también que conocía a varios jugadores gay de la Bundesliga que ni siquiera se animarían a dar una entrevista anónima y explicó que él quiso hacerlo para dar el primer paso. La prensa es, justamente, otro de sus temores, porque cree que, si se hiciera pública su sexualidad, se hablaría más de lo que hace en la cama que en la cancha. Contó que se muestra con mujeres en público, como otros jugadores gay, pero espera que llegue el día en que pueda ir con su verdadera pareja a un restaurante.

      La entrevista tuvo una gran repercusión y la canciller Angela Merkel hizo declaraciones animando a los jugadores gay a salir del armario. “Deben saber que viven en un país donde no tienen nada que temer”, aseguró, aunque su gobierno no hizo nada por los derechos civiles de los gays: Alemania fue uno de los países de Europa Occidental que más demoró en aprobar el matrimonio igualitario, recién a fines de 2017, y la oposición de la propia Merkel fue, en gran medida, responsable por ese atraso incomprensible. El presidente del Bayern Múnich, Uli Hoeness, dijo que los clubes están preparados para dar una buena respuesta si un jugador sale del clóset.

      Pero no pasó nada.

      En el Reino Unido, todos recuerdan a Justin Fashanu, “el primer jugador negro de un millón de libras”, que también fue el primero en declararse gay en una entrevista que le hizo el diario The Sun, en 1990. Muchos aún recuerdan su gol más famoso, en 1980, contra el Liverpool. La carrera de Fashanu se fue a pique desde que se supo que era gay. Y por eso es el primer y el último coming out del fútbol inglés. Fue despreciado en público y en privado por sus compañeros y su familia, y nada volvió a ser como antes. Ocho años después, tras ser acusado de agresión sexual por un joven de diecisiete años en Estados Unidos (acusación que la propia policía archivó por falta de pruebas), Fashanu se suicidó. “No quiero seguir siendo una vergüenza para mis amigos y mi familia. Espero que Jesús me dé la bienvenida y, finalmente, encuentre la paz”, escribió antes de matarse.

      Muchas cosas cambiaron desde entonces, pero el tabú de la homosexualidad en el fútbol sobrevive. Recientemente, el presidente del comité directivo de la Asociación de Profesionales del Fútbol de Inglaterra y Gales, Clarke Carlisle, declaró que conoce al menos a siete jugadores gay de la Premier League, con los que conversó sobre el tema. Y todos ellos tienen miedo. “La industria y la sociedad han cambiado y son menos homofóbicas. Pero no podemos garantizarles que no habrá una reacción negativa si salen del armario. No podemos negar que el primero en hacerlo atraerá la intromisión de los medios y creo que eso los intimida: que toda su vida, familia y relaciones estén bajo escrutinio”, dijo Carlisle.

      Para Matt Jarvis, el chico de la portada de Attitude, que un jugador gay salga del armario no debería ser un problema, ni siquiera en los vestuarios. En la entrevista para la revista gay, el jugador reconoció que quien dé el primer paso no se librará de comentarios (“Es inútil fingir lo contrario”, dijo), pero cree que, para que la sexualidad de los jugadores deje de ser un problema, habrá que pasar por esa etapa áspera, hasta superar el estigma. Para él, es lógico que un jugador joven que está comenzando su carrera no quiera destacarse por nada que no sea el fútbol, pero aseguró que no cree, hoy en día, que ningún club vaya a dejar de sumar a un jugador por ser gay, si puede reforzar al equipo. Jarvis dice que los tiempos han cambiado y que los jugadores gay que se animen a salir del armario van a tener el apoyo de sus compañeros y de las entidades, como la Professional Footballers’ Association y la Football Association, que años atrás lanzó el programa Opening Doors and Joining In, con el objetivo de combatir la homofobia en el fútbol profesional.

      –¿Qué le dirías a un jugador gay que esté leyendo esta nota? –le preguntó la revista.

      –Que sea él mismo y sea fiel a lo que cree. Y que se concentre en jugar al fútbol al máximo de su habilidad, despejando su mente de las cosas que le preocupan en la vida.

      Si en el mundo son pocos los futbolistas gay que se animaron a hacer su coming out, en Argentina apenas uno: Nicolás Fernández, del Club General Belgrano, a mediados de 2019. Pese a todos los avances de los últimos años (el país tiene, actualmente, la legislación más avanzada del mundo en materia de derechos civiles de la población LGBT), la apertura no termina de llegar al deporte. Y menos al fútbol.

      Durante la campaña por el matrimonio igualitario, conseguir el apoyo de jugadores de fútbol era una de las obsesiones de la Federación Argentina LGBT. Actores y actrices como Alfredo Alcón, Ricardo Darín, Norma Aleandro y Cecilia Roth, entre

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