¿Existen alternativas a la racionalidad capitalista?. Crisóstomo Pizarro Contador

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу ¿Existen alternativas a la racionalidad capitalista? - Crisóstomo Pizarro Contador страница 13

¿Existen alternativas a la racionalidad capitalista? - Crisóstomo Pizarro Contador

Скачать книгу

otros costos relacionados con los insumos materiales de la producción son asumidos por toda la población y el Estado. También el Estado se hace cargo de otros costos, como los comprendidos en ciencia y tecnología.

      Empleo de unidades domésticas y trabajadores asalariados

      Con respecto a la reducción de los costos salariales, una estrategia utilizada durante la evolución del capitalismo que merece destacarse consiste en el empleo de personas que forman parte de unidades domésticas y cuyo costo es inferior al de los asalariados formalmente insertos en el mercado laboral. Se trata de todas aquellas personas que de hecho están incorporadas a la población económicamente activa, pero que las estadísticas oficiales no cubren de modo adecuado: mujeres, adultos jóvenes y ancianos. Cuando los estudios de la evolución del capitalismo se centran sólo en el empleo del trabajo asalariado, se ignora la importancia de las unidades domésticas, que representan estructuras relativamente estables de ingresos y gastos de la que forman parte varias personas vinculadas por relaciones de parentesco

      Otro aspecto que no suele considerarse es que las unidades domésticas no sólo generan sus ingresos de aquellos miembros incorporados al mercado laboral, sino que también de otras fuentes, entre las que sobresalen

      las actividades de subsistencia, la pequeña producción mercantil, rentas procedentes de alguna forma de propiedad y las transferencias privadas o públicas.

      Wallerstein distingue entre unidades domésticas proletarias y semiproletarias, de acuerdo a la proporción de los ingresos originados en el trabajo asalariado en comparación con las otras fuentes de ingreso. Cuando estos proceden mayoritariamente de los salarios, estamos en presencia del primer tipo de unidad doméstica. En las unidades semiproletarias, en cambio, predominan las otras fuentes de ingreso.

      Como en el sistema capitalista el costo de la mano de obra asalariada es mayor que el empleo procedente de las unidades semiproletarias, los empleadores prefieren recurrir a estas últimas. Esto ha condicionado un lento crecimiento del número de la fuerza laboral constituida por los asalariados. Sin embargo, en la longue durée los capitalistas no pueden prescindir de los trabajadores asalariados, no sólo porque son necesarios para la producción de mercancías, sino también porque el capitalismo no podría sobrevivir sin una importante base de demanda efectiva de las mercancías producidas.

      Repito, el criterio consistente en la existencia del proletariado “libre” como decidor de la existencia o no de un modo de producción capitalista en una determinada área geográfica, yerra al identificar al trabajo asalariado como la única forma de generar plusvalía, y aún más, no toma en cuenta la posición que ocupa esa área geográfica en la que no prevalece el trabajo asalariado en la economía-mundo capitalista. Así se hace caso omiso de la única unidad de análisis pertinente y relevante, esto es, la economía-mundo capitalista.

      La “financialización” de la economía

      Cuando el aumento constante de todos los costos comprendidos en el desarrollo, establecimiento y protección de productos cuasimonopolizados es tan alto que ya no es posible mantener la incesante acumulación de capital, los capitalistas transfieren la búsqueda de capital de la esfera de la producción a la esfera financiera.

      El propósito es prestar dinero exigiendo el pago del préstamo mediante considerables intereses. Los endeudamientos más beneficiosos para los prestamistas son aquellos en los cuales el deudor se sobreendeuda y, por lo tanto, sólo es capaz de pagar los intereses, pero no el capital. Esto conduce a una ganancia siempre creciente para el prestamista, hasta que el deudor cae en bancarrota. Es importante considerar, según Wallerstein, que esta economía financiera no crea un valor nuevo, menos aún un nuevo capital. Ella sólo relocaliza el capital existente. Lo que más le interesa es que siempre aparezcan nuevos deudores que reemplacen a aquellos que cayeron en la bancarrota. Este tipo de economía tiene importantes efectos en el “funcionamiento normal” del sistema capitalista, ya que puede agotar la demanda efectiva por nuevos productos. Esto es lo que se ha llamado la “financialización” de la economía, aunque podríamos decir de forma más correcta que se trata de la búsqueda del lucro a través de la manipulación financiera, lo que conocemos como especulación. La economía especulativa requiere de un permanente y variado aliento al aumento del consumo a través del endeudamiento.

Скачать книгу