¿Existen alternativas a la racionalidad capitalista?. Crisóstomo Pizarro Contador
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En las siguientes secciones nos concentraremos en el análisis de los factores condicionantes de la acumulación de capital, el declive del poder hegemónico de Estados Unidos y la crisis global, las contradicciones entre acumulación de capital y democratización y la caída de la geocultura liberal que ha servido de sustento a la economía-mundo capitalista.
Factores condicionantes de la incesante acumulación de capital
Si la economía-mundo capitalista —en cuanto estructura que responde a la racionalidad dictada por la incesante búsqueda de acumulación— goza de estabilidad, también en cuanto sistema histórico tiene un ciclo de vida dependiente de su capacidad para mantener las condiciones necesarias para la incesante acumulación de capital.
Entre los factores condicionantes de la incesante acumulación de capital durante la longue durée hay que resaltar los siguientes: primero, el establecimiento de cuasimonopolios; segundo, la reducción de los costos salariales y de los insumos materiales, a los que hay que incluir la descontaminación y el control de los desequilibrios ecológicos; tercero, el alza constante de la tributación privada. Dichos factores establecen límites estructurales a la capacidad de la empresa para acumular capital. Analicemos ahora sumariamente estos factores.
Cuasimonopolios en industrias de punta
Con el objeto de acumular significativas cantidades de capital, los productores dependen de la existencia de cuasimonopolios. De esta forma, pueden vender sus productos a precios muy superiores a los que corresponderían de acuerdo a los costos de producción.
En sistemas realmente competitivos, con un libre flujo de todos los factores de producción, cualquier comprador puede encontrar vendedores dispuestos a vender sus productos a precios aún inferiores a los de sus competidores. La obtención de ganancias reales requiere limitar el mercado libre y esto es lo que constituye un cuasimonopolio.
Hay que tener en cuenta también que el cuasimonopolio debe comprender productos que constituyan una innovación, o que puedan llegar a ser una innovación de interés para un amplio número de compradores. Debido a la alta rentabilidad e importancia económica de las industrias que elaboran los productos cuasimonopolizados, estas gozan del calificativo de “industrias de punta”. Los productos cuasimonopolizados, junto con los procesos que su producción supone y las repercusiones en otros sectores, alcanzan una alta proporción de la actividad económica de la economía-mundo. Por estas razones, su impacto en la expansión del crecimiento y en el aumento del empleo es muy considerable y son característicos de las fases A expansivas de los ciclos Kondrátieff. Esto no significa que en todas las zonas del sistema-mundo ocurra exactamente lo mismo, porque siempre hay algunos grupos que pueden ser más favorecidos.
La fase A del ciclo Kondrátieff podría comparase con el acto de inhalar oxígeno de las innovaciones en los procesos tecnológicos, formas de organización del capital y el trabajo, inversiones y expansiones, mientras que la fase B consistiría en el acto de exhalar los elementos tóxicos, como los productores y líneas de producción ineficientes, entrando de esta forma en una fase de revitalización. Desde el punto de vista del funcionamiento normal de la estructuras durante la longue durée, no es posible postular la existencia de correlaciones simples entre ciclos A y cambios positivos y ciclos B y cambios negativos. Las fases son siempre mejores para algunos que para otros3.
“En una fase B […] puede haber una caída del empleo, pero también puede ser que para aquellos que continúan empleados los salarios suban. La caída del salario en una zona puede corresponder a un aumento en otras. El lanzamiento de nuevos tipos de empresas, puede causar grandes ganancias a aquellos que consigan un quasi–monopolio transitorio, pero esto puede ser una catástrofe para otros empresarios. El desarrollo de un país semiperiférico puede significar un aumento real en las condiciones de vida de sus habitantes pero traer consigo una declinación en otras partes del mundo”4.
Cuando la continua alternancia entre ciclos A y B implique un agotamiento de las fuentes de acumulación de capital, como se verá más adelante, el sistema empezará a experimentar severas oscilaciones hasta situarse en un punto de bifurcación histórica, iniciándose así el tránsito de un tipo de estructura a otra u otras, lo cual ocurre en lo que se ha denominado longue durée. Este proceso es irreversible y su resultado, incierto.
Para asegurar los cuasimonopolios, los Estados disponen de muchos recursos, como el establecimiento de patentes y otras medidas de protección de la llamada propiedad intelectual, la asistencia directa en investigación para el desarrollo, la compra de los productos cuasimonopolizados a precios muy beneficiosos e incluso el uso de su fuerza geopolítica para impedir el perjuicio que otros productos podrían representar para los que ya forman parte de los cuasimonopolios5.
Pese a las medidas anteriores, los cuasimonopolios tienden a autoliquidarse durante el transcurso del tiempo, debido a las acciones iniciadas por otros productores que procuran entrar en un mercado altamente rentable. Para esto, pueden copiar o duplicar la tecnología que permite la innovación incorporada en los productos cuasimonopolizados y usar distintas medidas de carácter geopolítico para amenazar a las potencias hegemónicas protectoras de sus propios productos cuasimonopolizados, o pueden movilizar los sentimientos antimonopólicos.
Esta característica ha sido un rasgo sobresaliente de las relaciones entre Estados en la historia económica del sistema-mundo moderno. Los cuasimonopolios tienden a autodestruirse. Lo que hoy es un producto de punta generado por procesos desarrollados gracias a las innovaciones ocurridas en Estados “centrales” fuertes, pasa mañana a ser generado por procesos desarrollados en Estados periféricos débiles. Es el caso de lo acontecido entre 1800 y 2000, con la producción de textiles, acero, automóviles o computadores. En 2000, se reconocieron nuevos “procesos centrales”, como la producción aeronáutica o la ingeniería genética. “Ha habido siempre nuevos procesos centrales que reemplazaron a los que se tornaron más competitivos y se reubicaron fuera de los Estados en los que se encontraban originariamente”6.
Maximización de ganancias y reducción de costos
A fin de aumentar sustancialmente la tasa de acumulación de capital, los productores necesitan, además del establecimiento de cuasimonopolios, elevar las diferencias entre los precios de ventas y los costos de producción. El objetivo, en este sentido, es reducir los salarios del personal conformado por trabajadores con distintos grados de calificación, supervisores y altos ejecutivos, los costos de las materias primas, la infraestructura relativa al transporte y a las comunicaciones y la eliminación de residuos tóxicos.
Los intentos de reducir los salarios y beneficios de los trabajadores son resistidos firmemente mediante paralizaciones y huelgas. Pero como estas medidas pueden ser muy perjudiciales para la mantención de altas utilidades, los productores se ven obligados a negociar con sus trabajadores o a trasladar sus industrias de los locales centrales a otras partes del mundo donde los costos son inferiores. Se trata entonces de una relocalización de las industrias en las periferias de la economía-mundo capitalista. La relocalización de la producción es, sin embargo, una medida que puede resultar