¿Existen alternativas a la racionalidad capitalista?. Crisóstomo Pizarro Contador
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36 En esta historia, Schumpeter desataca los siguientes cambios: el aumento y el proceso de transformación cualitativa del contenido del presupuesto del obrero, desde de 1760 a 1940; la historia del aparato de producción de una explotación agrícola típica, desde el comienzo de la racionalización de la rotación de los cultivos y de la cría del ganado hasta la agricultura mecanizada de nuestros días —junto con los silos y los ferrocarriles—; la historia del aparato de producción de la industria del hierro y el acero, desde el horno de carbón vegetal hasta el alto horno; la historia del aparato de producción de energía, desde la rueda hidráulica hasta la turbina; la historia del transporte, desde la silla de postas hasta el aeroplano; la apertura de nuevos mercados, extranjeros o nacionales, y el desarrollo de la organización de la producción, desde el taller de artesanía y la manufactura hasta los grupos empresariales, como los del acero de Estados Unidos. Ibíd., 26, 168-169.
37 Ibíd., 12.
38 Ibíd., 153.
39 Ibíd., 259-260.
40 Ibíd., 153, 261-262.
41 Ibíd., 253-254 y 299.
42 Ibíd., 154.
43 Schumpeter, Capitalismo, 252.
44 Ibíd., 136.
45 Ibíd., 298-299. Schumpeter también hablaba del socialismo como el “heredero legítimo” del capitalismo. Ibíd., 136.
46 Ibíd., 16-17. Desde un punto de vista teórico muy distinto al desarrollado por Schumpeter, Rajan y Zingales dicen que la continua búsqueda de protección estatal contra la competencia tiende a transformarse en el peor enemigo del capitalismo. El mercado libre no debe concebirse como “la anarquía de la jungla del oeste salvaje”, sino como un campo de juego transparente que ofrezca igualdad de condiciones para todos los competidores. Para esto es necesario que las autoridades impongan reglas que regulen al mercado y tener muy presente que estas serán siempre resistidas por aquellos que temen a la competencia. Rajan, R. y Zingales, L., Salvando el capitalismo de los capitalistas (Nueva Jersey: Princeton University Press, 2004).
47 Polanyi, K., La gran transformación. Crítica del liberalismo económico (Barcelona: Virus, [1944] 2016), 147.
48 Weber, M., Economía y sociedad. Esbozo de sociología comprensiva (México: Fondo de Cultura Económica, 1983), 494. La primera publicación en alemán es de 1922, pero contiene escritos elaborados a comienzos del siglo xx. Véase la introducción de Gil Villegas a Max Weber, La ética protestante y el espíritu del capitalismo (México: Fondo de Cultura Económica, 2008).
49 Weber, La ética protestante, 287.
50 Polanyi, La gran transformación, 147.
51 Ibíd., 147-149.
52 Ibídem.
53 Ibíd., 148.
54 Ibíd., 148-149.
55 Ibid., 17-18.
56 Wallerstein et al., “Getting Real”, 191.
57 Wallerstein et al., “The Next Big Turn”, 1-2.
II
Immanuel Wallerstein:
Crisis de la economía-mundo capitalista
y bifurcación histórica
Cuando el capitalismo pierde sus competencias para seguir reproduciendo los factores condicionantes de la incesante acumulación de capital, esto es su razón de ser, puede esperarse su ingreso a una fase caótica y de desequilibrios conducentes a un proceso de bifurcación histórica.
La incesante acumulación de capital
En su más reciente análisis de la crisis del capitalismo histórico, Wallerstein sostiene que la condición sine qua non para su existencia reside en la incesante acumulación de capital1.
Descarta así otras condiciones: primero, la existencia del trabajo asalariado, porque ha existido por miles de años antes del sistema-mundo moderno y porque hoy hay más trabajo no asalariado que asalariado; segundo, la producción para lucrar, porque ha existido por miles de años, aunque nunca llegó a ser la realidad dominante en ningún sistema histórico; tercero, la existencia del “mercado libre”, porque nunca ha existido como institución libre de la regulación estatal, al contrario, el capitalismo es impensable sin la intervención del Estado y la creación de cuasimonopolios.
Es en este marco conceptual en el cual se inscribe su análisis de la declinación del poder hegemónico de Estados Unidos, lo que estaría ocurriendo en medio de un desmoronamiento de la economía-mundo capitalista; y es una novedad en la evolución secular de dicha economía-mundo, porque no ocurrió en el caso de la hegemonía de Holanda en el siglo xvii y del Reino Unido en el siglo xix.
Este desmoronamiento está condicionado por el agotamiento de las fuentes de acumulación del capital que permiten mantener la esencia del sistema. Como ya se ha dicho, esto es la incesante acumulación de capital para seguir acumulando capital. En el agotamiento de las fuentes de acumulación hay que destacar: primero, el aumento del nivel de los salarios reales, proceso determinado por la fortaleza de la organización sindical y política de los trabajadores; segundo, el aumento de los costos de los insumos materiales, entre los que deben incluirse la descontaminación y la reducción de los desequilibrios ecológicos; tercero, la pérdida de legitimidad de las zonas centrales del sistema para seguir manteniendo cuasimonopolios y externalizar los costos destacados anteriormente; cuarto, la incapacidad de controlar la ola