¡Ey, las ideologías existen!. Mario Riorda

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¡Ey, las ideologías existen! - Mario Riorda

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paradestinatario: a pesar de las mencionadas referencias de Carrió hacia el prodestinatario, tanto ella como Cristina Fernández dirigen principalmente su discurso a un paradestinatario, es decir, a una masa anónima que incluye a todos, no solamente a los que las apoyan o comparten su posición política. Este uso discursivo implica una voluntad de identificación masiva, y por lo tanto un borramiento sutil de las diferencias. Su predominio sería, entonces, menos fuerte en lo ideológico. Carrió apela al paradestinatario de manera más marcada en el discurso de cierre de campaña,[20] no así en el de inicio, donde predomina la figura del prodestinatario, es decir, aquellos que ya la acompañan y a quienes busca reafirmar en su decisión de votarla. Se da, por tanto, un leve giro en su discurso desde un uso más ideologizado a uno más sutil, tendiente a identificarse con un electorado más amplio, desmarcándose del grupo de procedencia. Fernández de Kirchner, en cambio, apela de manera constante a lo largo de la campaña a “todos los argentinos y argentinas”, a aquella masa anónima, reafirmando la necesidad que se observa en ambas candidatas de captar votos provenientes del centro del electorado, haciendo así un discurso poco ideologizado.

      En los discursos analizados no se observa apelación a un contradestinatario, es decir, a los adversarios políticos. Esto es coherente con el mensaje de unión y pluralidad que ambas intentan transmitir y revela nuevamente un bajo nivel de ideologización en los discursos, que no se dirigen al oponente, al rival, reduciendo así los niveles de polémica y de diferenciación.

      Los discursos de Carrió y de Fernández de Kirchner, como ya se mencionó, dirigidos especialmente a un paradestinatario, contienen profusas explicaciones y diagnósticos de cada candidata respecto del estado de la Argentina, es decir, cumplen una función explicativa, enmarcada en ideología, desde la cual el candidato busca explicar la realidad a la audiencia, postulando verdades que busca posicionar como incontestables.

      Elisa Carrió utiliza sus discursos para ahondar en la importancia de la República y demostrar su conocimiento de la historia argentina[21] y la importancia de los valores en la construcción del país. Además, Carrió enfatiza los problemas que aquejaron al país durante el mandato del presidente Kirchner (déficit habitacional, altos índices de deserción escolar, avance del narcotráfico, entre otros).

      Por su parte, Cristina Fernández de Kirchner utiliza su discurso de apertura de campaña para explicar a la audiencia qué significa la Concertación –es decir, la integración de candidatos de otros partidos a las filas justicialistas– y cuál es su importancia. En los dos discursos analizados ahonda en interpretaciones sobre la historia argentina[22] y en particular sobre los logros de gestión del entonces presidente Kirchner.

      El carácter explicativo prima en los discursos de ambas candidatas. Las dos abordan, desde sus respectivas perspectivas, los problemas históricos que han aquejado a la Argentina, explicándole a la audiencia sus causas y consecuencias.

      A pesar de la centralidad de las explicaciones en los discursos de las candidatas, ninguna se apoya demasiado en referencias a hechos concretos para apuntalar sus argumentos. En términos generales, ambos discursos carecen de referencias fácticas. Sólo la candidata oficialista en su discurso de cierre de campaña señala algunos guarismos favorables, presentados como logros de la gestión de Néstor Kirchner.

      Ambas candidatas presentan, en cambio, profusos elementos que revelan la existencia de propuestas de acción en sus discursos, que cumplen una función programático-motivante, donde se arenga a la audiencia a acompañarlas para poder cumplir con sus proyectos. No se trata de proposiciones racionales sino más bien de propuestas que apuntan a conquistar las emociones de la audiencia.

      En el caso de Carrió, la candidata inunda sus discursos de apelaciones emotivas, con argumentos que buscan hacerse del apoyo de la audiencia apelando a sus valores y emociones, no a su razón.[23] Además, Carrió alienta a los electores a apoyarla haciendo siempre referencia a valores, en pos de alcanzar los votos necesarios para ir a ballotage.

      Los discursos de Cristina Fernández de Kirchner también están repletos de arengas a los electores; ella, al igual que la candidata de la Coalición Cívica, apela a las emociones de los electores para conseguir su apoyo en las urnas, apelando, por ejemplo, a la necesidad de llegar a la Presidencia para completar “los sueños que faltan”.

      El análisis de los discursos revela la frecuencia con la que Fernández de Kirchner insiste en diferenciarse (ella en tanto continuadora del proyecto de Néstor Kirchner) de sus oponentes políticos.[24] Esta característica es más marcada en el discurso de apertura, pero se mantiene en menor medida en el de cierre, donde la candidata busca diferenciar al gobierno de su marido Néstor Kirchner de la política de la década menemista.[25]

      Elisa Carrió, por su parte, también hace algunas referencias discursivas que nos permiten observar la necesidad de marcar el contraste externo; estas referencias son más bien implícitas en el discurso de apertura pero se acentúan en el de cierre, reafirmando el ya mencionado giro entre su primer y último discurso, pero esta vez hacia un grado más profundo de ideologización, buscando un grado mayor de diferenciación.

      En su discurso de cierre de campaña Carrió se refiere implícitamente a la política de derechos humanos de Néstor Kirchner[26] y también a la propia Cristina Fernández de Kirchner, haciendo eco de las críticas que acusaban a la candidata oficialista de concentrar su campaña en el exterior más que en su país y criticaban sus excesivos viajes al extranjero.[27] Además, en un intento por llegar al electorado peronista, reivindica la figura de Evita y promete continuar con los elementos que rescata de su legado, criticando a quienes nada más “usan sus símbolos” (en clara referencia al kirchnerismo).

      La diferencia entre ambas es que Carrió hace referencia claramente a la necesidad de instaurar algo nuevo, la CC se constituye, en sus términos, en la “fuerza de rescate más poderosa, más plural y más republicana” que viene a sanar al país,[28] mientras que Fernández de Kirchner, si bien también habla de un cambio, se posiciona como la candidata que busca asegurar la continuidad del proceso que iniciara su marido en 2003. Se trata de una continuidad del cambio por él iniciado, de “profundizar la sustentabilidad del modelo” iniciado por Kirchner.

      Sin embargo, ambas se posicionan como candidatas del cambio, que refuerzan la necesidad de superar el pasado. Esto se explica por la mencionada vigencia de los efectos de la crisis política de 2001. La explícita necesidad de contrastar el proyecto propio con un “otro” (que en ambas estará conformado por el pasado, y no tanto los otros candidatos), de diferenciarse, revela la presencia de ideología en los discursos. Se trata de la necesidad de legitimar lo propio (lo correcto, lo bueno) y deslegitimar al “otro”.

      Por último, hay que destacar la ausencia de elementos que permitan distinguir la pertenencia ideológica de las candidatas a partir de sus discursos en términos de ubicación entre la izquierda y la derecha del espectro ideológico. En este aspecto, las referencias en los discursos de ambas candidatas son más bien poco destacadas e implícitas.

      En su discurso de cierre de campaña, Elisa Carrió hace varias referencias a la pobreza, a la justicia social, reflejando un tenue acercamiento a la izquierda. Sin embargo, esto no significa que se trate de un discurso de izquierda, al contrario, como se destacó desde el comienzo, Carrió intenta abarcar a todos los sectores desde lo ideológico y lo socioeconómico: peronistas, radicales, socialistas, liberales, clase media, clase alta, etcétera.[29]

      Lo propio hace Cristina Fernández de Kirchner, quien también menciona a los peronistas, a los radicales, a las clases medias y a las mujeres, entre otros. Al igual que en el caso de Carrió, en los discursos de la candidata oficialista, no se observan referencias que permitan remitirse claramente a una ideología de izquierda o de derecha.

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