¡Ey, las ideologías existen!. Mario Riorda

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¡Ey, las ideologías existen! - Mario Riorda

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al ámbito privado, los colectivos (de carácter social) pertenecen al ámbito público.

      2) No son individuales sino comunes. Los valores políticos se corresponden con las relaciones sociales en las que las personas están inmersas.

      3) Están relacionados con el poder. Los valores exaltados en una sociedad en determinado tiempo tienen que ver directamente con el sistema de poder o grupo que sustenta el poder.

      4) Son realizables. Deben poder cumplirse, por lo que debe existir una relación entre los valores colectivos elegidos y los hechos sociales.

      Por lo general las ideologías texturan valores religiosos, morales, sociales y políticos de tradición e historia previa. Este proceso de sincretismo genera que muchos valores sean compartidos por distintas ideologías. Por eso, pueden reconocerse distintos tipos de valores según el ámbito de realización, más allá de una ideología política:

      a) Los valores morales son “principios respecto a los cuales las personas sienten un fuerte compromiso de conciencia y los emplean para juzgar lo adecuado de las conductas propias y ajenas” (Resendiz, 1997: 53). Cada cultura y cada período histórico “ensalzan una serie de valores morales que están por encima de otros y que son considerados como los valores últimos y supremos en distintas culturas. Se corresponden a distintas manifestaciones de un ideal de perfección” (Villorio, 1997: 47).

      b) Los valores sociales son creencias compartidas por una comunidad que dinamizan el proceso de mantenimiento y cambio social. El proceso de socialización al que estamos sometidos desde la infancia en la familia y en la escuela nos hace tomar aquellos valores de la comunidad o grupo social como propios. Estas valoraciones comunes son inculcadas por la cultura y el sistema educativo, de modo que la persona las acepta y las internaliza de forma inconsciente:

      No hay sociedad que pueda prosperar sin creencias semejantes porque sin ideas comunes no hay acción común, y sin acción común existen todavía hombres, pero no un cuerpo social, era el pensamiento de Tocqueville (1971).

      Los valores sociales son un campo de constante confrontación entre distintos grupos por imponer sus escalas de valoraciones y desvaloraciones. Aquellos que tengan más recursos de poder estarán en mejores condiciones de imponer un discurso hegemónico en torno a los discursos socialmente admitidos y aquellos que deben ser sancionados públicamente. Es un campo de publicidad, en el sentido habbermasiano de publicitado, y de tensión, en el sentido bourdieuano de conflicto.

      Existen valores sociales de distinto tipo, pero se destacan los valores materialistas y los posmaterialistas. Los primeros priorizan la búsqueda de objetivos sociales como luchar contra la delincuencia, la subida de precios y por mantener una alta tasa de crecimiento económico, aparte de procurar que el país tenga unas fuerzas armadas poderosas. Los posmaterialistas se concentran en estas acciones: dar a la gente más oportunidades de participar en las decisiones comunitarias y políticas importantes; proteger la libertad de expresión; mejorar la urbanización; lograr una sociedad menos impersonal y más humana, sólo por citar algunos ejemplos.

      c) Los valores religiosos se refieren al campo de las distintas confesiones y de la divinidad en general. Pueden ser fuente de legitimación de los valores morales, sociales y políticos. En un extremo, el integrismo religioso propone subsumir las autonomías valorativas de los otros campos al de la religiosidad. La centralidad que ocuparon como articuladores del campo ha dado paso, desde la modernidad, a una cultura multicultural y por lo tanto de pluralismo religioso. Actualmente los valores religiosos siguen impregnando muchas de las valoraciones sociales, morales y políticas, pero no encuentran en ellos su fundamento. Desde aquí, se pueden clasificar los valores religiosos en integrismo, pluralismo o laicismo.

      d) Los valores políticos son los valores morales que están en relación con un sistema de poder (sistema político, sistema de partidos, sistema electoral, sistema de distribución territorial del poder, etc.). Se corresponden con la totalidad de la asociación y constituyen la condición del bien de grupos e individuos que la componen en cuanto sujeto político. Los valores políticos están en constante cambio y evolución, pues sus significados son construidos socialmente en un tiempo y lugar determinado. Como señalan Raymond Boudon y François Bourricaud (1993, citados por Javier Velilla, 2007) los valores no son sino preferencias colectivas que aparecen en un contexto institucional, y que por la manera en que se forman contribuyen a su vez a la regulación de este contexto.

      1.1.2. Lenguaje ideológico. El pensamiento ideológico es inseparable del lenguaje ideológico determinado y característico. El set lingüístico de los diferentes sectores está dado por una evaluación del mundo a través de un determinado set de palabras y conceptos que los diferencia de otras ideologías. Hay un propio constructo lingüístico, autónomo, que se diferencia de otros lenguajes ideológicos.

      Mucho de la transmisión ideológica se produce en el escuchar, leer y hablar entre miembros de un grupo, o bien a través de ver publicidades, entre otros actos (van Dijk, 2003).

      Respecto del lenguaje característico, en este estudio también se ha abierto la consideración hacia elementos propios del discurso audiovisual. Así, analizamos la pertinencia y eficacia de ciertos rasgos semióticos del sonido y la imagen para conformar un lenguaje propio y característico de un candidato y partido ideológico. Lo mismo, y de modo más especial, sucede con el aspecto siguiente, que fue subsumido en la matriz dentro del mismo apartado, “lenguaje”.

      Reconocer el lenguaje es reconocer el discurso dominante que permite realizar un proceso de abordaje científico del concepto de ideología en tanto muestra signos ideológicos como conjunto. Los signos ideológicos constituyen un lexema o conjunto de lexemas que, en su contexto de ocurrencia, definen como tal a toda la producción y le otorga una significación determinada (Raiter, 1999).

      1.1.3. Signos o íconos ideológicos. Del mismo modo que ocurre con el lenguaje de partido, la ideología se acompaña con símbolos e íconos característicos y representativos de ésta, que contribuyen a identificarla rápidamente. Suelen tener un efecto represivo de la connotación, pues determinan el significado y cierran otras opciones. Producen, además, un efecto rápido, imperativo, a través de la propaganda.

      1.2. Sujetos ideológicosÉstos se refieren tanto a los responsables de enunciados como a sus destinatarios. Los mensajes ideológicos que se detecten pueden relacionarse con diversos aspectos, como clases o grupos sociales identificados, por ejemplo, a una estructura socioeconómica, o cualquier grupo o individuos guiados por liderazgos.

      Los sujetos participantes del discurso son, así, enunciador y destinatario, y se reconocen en ellos distintas categorías según el modo de construcción discursiva (Verón, 1987).

      1.2.1. El enunciador es la imagen del yo, del que habla, del responsable del enunciado y su sentido. Independientemente de que emplee el pronombre “yo”, es reconocible por las marcas en el discurso: tienen que ver con aquellas decisiones que realiza, los términos que elige, los modos de presentarse ante el público. El enunciador es el origen del texto, es quien afirma, niega, ironiza, cita; es el que también determina la finalidad de su discurso.

      Dentro de la figura de enunciador, pueden encontrarse menciones de primera persona en singular (“yo”, “el partido”) o en plural (“nosotros”, “todos queremos…”, etc.). En el primer caso el que habla se presenta como identificado con una corriente de pensamiento; será, así, un uso más ideologizado. En el segundo caso, el “nosotros” (cuando es inclusivo del destinatario), el candidato se diluye en la masa homogénea, buscando ser más abarcador, no diferenciarse.

      La anterior distinción permite analizar las tendencias de los candidatos políticos

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