La visión teológica de Óscar Romero. Edgardo Antonio Colón Emeric

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу La visión teológica de Óscar Romero - Edgardo Antonio Colón Emeric страница 16

La visión teológica de Óscar Romero - Edgardo Antonio Colón Emeric

Скачать книгу

de Romero surgieron de la intersección del calendario litúrgico y los acontecimientos del día.

      Es difícil sobreestimar la importancia del calendario litúrgico en la predicación de Romero. Para Romero, el año litúrgico es una escuela de teología y espiritualidad cristianas.119 Él compara el comienzo de un año litúrgico con el comienzo de un nuevo año escolar con discípulos graduados a un nuevo evangelio y un conjunto de lecciones bíblicas (Homilías, 4:25). La celebración del año litúrgico no es un acto similar a la celebración de la independencia de El Salvador el 15 de septiembre. A través de la liturgia, los feligreses participan en los misterios de Cristo. “Esta es la misa de cada domingo. Y las fiestas litúrgicas del año, la fiesta del 6 de agosto en nuestra catedral, son presencias del misterio de Cristo” (Homilías, 2:26; 27/11/1977).120 Las tres lecciones asignadas por el leccionario guían el encuentro con la Palabra de Dios y también dan forma al sermón. Es costumbre de Romero predicar sermones que tienen tres puntos. Romero asigna títulos a cada uno de estos encabezados, con la esperanza de dar a sus oyentes puntos de anclaje que puedan captar y mantener. Los tres puntos tienden a estar relacionados entre sí de una manera lógica.121

      Romero trata el año litúrgico no como una imposición artificial a la historia de El Salvador, sino como una lente cristológica para leer correctamente los signos de los tiempos en el país.122 Los misterios desplegados por el calendario litúrgico y las fiestas nacionales del calendario secular se superponen, pero no hay que confundirlos. La respuesta de Jesús a la pregunta de los discípulos acerca del tiempo para la restauración del reino de Israel (cf. Hechos 1:6–8) evoca esta distinción. Hay una historia sagrada y una historia secular. “A pesar de las negruras de nuestra historia, Dios tiene su historia y hará resplandecer su gloria sobre la oscuridad de nuestra historia patria” (Homilías, 2:475; 7/5/1978). Dios busca transformar la historia secular de cada nación al energizarla con la historia de la salvación. La lectura de los eventos cotidianos en conjunto con el año litúrgico hace que los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan se acerquen a la historia de Centroamérica y de El Salvador, y a su vez hace que la historia secular se acerque a la historia de la salvación.123

      Jon Sobrino no exagera cuando escribe que “Las homilías de monseñor Romero fueron – y siguen siendo – un fenómeno eclesial y social sin precedentes”.124 Para la situación particular de El Salvador, así como por el método homilético que desarrolló, en los sermones de Romero se relacionan los personajes y eventos bíblicos con los contemporáneos. Cuando predicaba sobre los efectos de la vida vivida en una carne sin Cristo, Romero presenta el ejemplo de Jezabel, “Mujer mala que, cuando vio que Elías luchaba por los derechos de Dios contra los falsos profetas, le mandó un recado como los que manda la UGB hoy: ´Mañana a estas horas, tú estarás también, con los falsos profetas, muerto’ (Homilías, 5:207; 12/8/1979). La UGB era la Unión Guerrera Blanca, un escuadrón de la muerte de extrema derecha. “Y Elías tuvo miedo. ¿Quién no siente miedo ante una amenaza de muerte? Y Elías emprendió la huida porque la UGB le había amenazado, Jezabel, la perversa mujer de Ajab” (Homilías, 5:207). El estallido de aplausos que se escuchó al pronunciar estas líneas es una clara evidencia de que la congregación entendió las capas de significado en las palabras de Romero. Los aplausos se convirtieron en una respuesta cada vez más notable a la predicación de Romero, tanto que a veces Romero hizo comentarios al respecto.125 Rechazó las acusaciones de quienes afirmaban que su predicación tenía como objetivo obtener aplausos. No acalló el aplauso de su congregación. Él lo apreciaba como una expresión de solidaridad y como una respuesta positiva a la dirección pastoral del ministerio de la iglesia. Al final de su vida, Romero se dio cuenta de que sus homilías eran el aspecto más importante de su ministerio episcopal.126 Fue a través de su palabra hablada que tocó a la mayoría de las personas en El Salvador. Fue en el púlpito que se convirtió en un micrófono de Cristo.

      Los micrófonos de Cristo

      El 23 de enero de 1980, una bomba hizo estallar el equipo de transmisión del YSAX, la estación de radio conocida como La Voz Panamericana. La bomba fue colocada por un grupo paramilitar de derecha que intentaba silenciar el mensaje de la iglesia. Los técnicos trabajaron arduamente para hacer reparaciones y pudieron terminar justo a tiempo para la homilía dominical de monseñor Romero del 27 de enero. Cuando la voz de Romero fluía por los aires esa mañana gracias a YSAX, no estaba predicando desde la catedral. Miembros de los sindicatos habían ocupado la catedral para protestar por el cierre de sus fábricas. Mientras continuaban las negociaciones con el sindicato y los dueños de las fábricas, el arzobispo trasladó sus misas dominicales a la Basílica del Sagrado Corazón. Si algunos vieron esta reubicación como un acto de temor y cobardía, estaban equivocados. La Basílica no era una fortaleza poderosa que protegiera a Romero de los problemas. El 9 de marzo, una bomba puesta para detonar durante la misa se colocó junto al altar de la Basílica. Por razones desconocidas la bomba no explotó; esto muestra que cuando Romero predicaba exponía su vida. No fue diferente en la mañana del 27 de enero, cuando predicó “La homilía, actualización de la palabra de Dios” (Homilías, 6:223–46). La lección del evangelio del Leccionario era Lucas 4, 14–21. Es el pasaje donde a Jesús en la sinagoga de Nazaret le es dado el rollo de Isaías y predicó “el Espíritu del Señor está sobre mí…”.

      Romero entendió que algunos esperaban que él hablara solo sobre política y economía. Fue acusado de ser un polemista partidista. Sin embargo, Romero siempre insistió en que él era ante todo un predicador del evangelio. Su propósito principal en la predicación no era pedirle al gobierno que rindiera cuentas por sus políticas fallidas y fatales (un objetivo lo suficientemente importante), sino desplegar el misterio pascual de la pasión, muerte y resurrección de Cristo.127 En este sentido, la predicación de Romero puede bien ser descripta como catequesis mistagógica.128 En el caso del sermón del 27 de enero, las lecturas del leccionario del día son Nehemías 8; 1 Corintios 12 y Lucas 4. El Antiguo Testamento y las lecturas del Evangelio contienen un sermón dentro del texto. Esta feliz convergencia le brinda a Romero la oportunidad de dirigir a la congregación un sermón sobre el misterio de la predicación. La elucidación del misterio se divide en tres secciones.

      Primero, Jesús es el sermón viviente del Padre. Romero abre con una cristología de la predicación. En Jesús, la revelación de Dios alcanza su culminación: el plan de salvación de Dios literalmente se encarna. La Encarnación es el sermón más elocuente del Padre. Romero cita un párrafo de uno de los documentos del Vaticano II, la Constitución sobre la Divina Revelación, Dei Verbum 4: “Jesucristo –verlo a él es ver al Padre-, con su total presencia y manifestación personal”.129 Romero modela una apropiación homilética de tradición magisterial.130 Anima a los oyentes a saborear estas palabras y las que los conducen a la acción de gracias porque en Jesús tenemos el privilegio de intimar con Dios. Jesús predica cuando se sienta a hablar en la sinagoga en Jerusalén y Romero se refiere a este hecho como el sermón más sublime jamás predicado. Pero Jesús también predica a través de sus milagros, sus obras y su muerte. Jesús predica cuando echa fuera demonios y cuando sana a los enfermos. La multiplicación del pan es un sermón. La resurrección es una homilía. Predica en la vida y en la muerte; y en la vida más allá de la muerte envía el Espíritu, otro sermón. Cristo no solo predica, él mismo es un sermón.

      “El mejor micrófono de Dios es Cristo y el mejor micrófono de Cristo es la Iglesia y la Iglesia son todos ustedes”. Cada uno de ustedes, desde su propio puesto, desde su propia vocación –la religiosa, el casado, el obispo, el sacerdote, el estudiante, el universitario, el jornalero, el obrero, la señora de mercado–, cada uno en su puesto viva intensamente la fe y siéntase, en su ambiente, verdadero micrófono de Dios nuestro Señor. Así, la Iglesia tendrá siempre una predicación, será siempre homilía, aun cuando no tengamos la feliz oportunidad, que yo siento cada domingo, de entrar en comunión con tantas comunidades que, durante esta semana, me han manifestado el deseo de volver a oír esta emisora que casi se ha hecho pan de nuestro pueblo. Pero el día en que las fuerzas del mal nos dejaran sin esta maravilla, de que ellos disponen en abundancia

Скачать книгу