Un pirata contra el capital. Steven Johnson

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Un pirata contra el capital - Steven Johnson

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a los infieles y saquear sus templos y palacios para financiar su creciente imperio. Esa incursión sería la primera de las dieciséis que se producirían a lo largo de los siguientes treinta años. Tres años más tarde, Mahmud había cruzado el Indo y en el 1008 tomó al asalto la ciudadela de Kangra, de la que salió con ciento ochenta kilos de oro en lingotes y dos toneladas de barras de plata.24

      La naturaleza del dominio mogol sobre la India sigue siendo, aun hoy, una cuestión muy controvertida. Para algunos trajo consigo uno de los más devastadores genocidios de la historia universal. El historiador Fernand Braudel lo describe de la siguiente manera en su A History of Civilizations [Historia de las civilizaciones]:

      Otras fuentes refieren una mayor tolerancia en los mandatarios musulmanes, especialmente bajo los Grandes Mogoles, que llegaron al poder con el ascenso de Babur en 1526. En el apogeo de la dinastía mogol –asociado usualmente con el reinado de Akbar el Grande durante la segunda mitad del siglo xvi–, la India disfrutó de una economía muy dinámica y una discriminación religiosa no demasiado acusada. El propio Akbar era un erudito de la literatura universal; nombró a muchos no musulmanes para cargos civiles y eliminó un impuesto que grababa específicamente a los súbditos de fe hinduista. Hasta intentó crear una religión sincrética, conocida como Dīn-i Ilāhī o Fe Divina, que incorporaba elementos del islam y del hinduismo, aunque nunca llegó a calar.

      El último líder musulmán en gobernar en la India sin encontrar una oposición relevante llegó al poder en 1658, en torno a los años en que nació Henry Every. Su título completo de emperador era Abu Muzaffar Muhiuddin Muhammad Aurangzeb Alamgir, aunque la mayor parte del orbe lo conoció por un solo nombre: Aurangzeb.

      Imaginen un doble metraje contemplado en una pantalla partida por la mitad. Estamos a finales de la década de 1650. Nace un bebé en una familia cualquiera del Sudoeste de Inglaterra. A ocho mil kilómetros, el nuevo heredero de una dinastía reinante se sienta por primera vez en el Trono del Pavo Real. Es difícil imaginar dos vidas más distintas entre sí, separadas como estaban por la geografía, la cultura, la clase, la religión y el idioma. Sin embargo, por improbable que pareciese en ese tiempo, una serie de acontecimientos enfrentarían al poderoso Aurangzeb y a Henry Every en un brutal conflicto.

      Aquella improbable intersección tendría consecuencias que irían mucho más allá de sus vidas individuales. Un espectador que, a finales de esa década, viese el doble documental sobre el nacimiento de Every y el ascenso de Aurangzeb no creería de ningún modo que la etapa islámica en la India estaba por tocar a su fin y daría paso al dominio imperial británico, que se extendería en todo el subcontinente durante los dos siglos siguientes. La ocupación británica de la India es un hecho hasta tal punto definitorio de la Edad Moderna que es difícil imaginar una cronología histórica alternativa. Sin embargo, si la vida de Henry Every hubiera tomado otros derroteros, es probable que la ocupación británica ni siquiera se hubiera producido.

      15 Anónimo, 1842, pp. 109-112.

      16 Maddison, 2013, pp. 7.583-7.584.

      17 Yafa, 2006.

      18 Para obtener más información sobre este tejido teñido, que tuvo un impacto histórico a nivel mundial y cuyo valor se debía únicamente a cuestiones estéticas, véase Johnson, 2016, pp. 17-30.

      19 Yafa, 2006, p. 28.

      20 Los escritos de Estrabón sobre la India están disponibles en https://www.ibiblio.org/britishraj/Jackson9/chapter01.html [consultado el 26/05/20].

      21 “El vino, el bronce, el estaño, el oro y varios artículos manufacturados se enviaban por el Nilo hasta Coptos y eran trasladados por tierra a los puertos de Mios Hormos o Berenice. Tripulados por griegos de Egipto, esos barcos navegaban a través del golfo de Adén hacia la India por dos rutas principales: una por el norte, costeando Guyarat y hacia la costa de Kerala, al sudoeste; y otra por el sur, hasta Ceilán. Regresaban con especias, pimienta, joyas y tejidos de algodón. Compraban sedas chinas, espejos y otras mercancías que habían llegado hasta la India por tierra. El comercio indio se financiaba en gran parte con la exportación de plata y oro. El volumen y datación de las monedas romanas encontradas en la India indican los puestos comerciales y la fluctuante intensidad de los intercambios” (Maddison, 2007, pp. 3.884-3.891).

      22 Gopalakrishnan, 2008.

      23 Al-Biruni, 2015, pp. 10-11.

      24 “En 1012 lo llevó a Thanesar, la primera capital de Harsha, al norte de Delhi. Trató de interceder Anandapala, cuyo reino quedó relegado a un pequeño rincón del Punyab Oriental y cuyo estatus era algo mejor que el de un feudatario gaznávida. Ofreció sobornar a Mahmud con elefantes, joyas y un tributo anual. La oferta fue rechazada, Thanesar cayó y ‘el Sultán regresó a casa con un botín imposible de cuantificar. Alabado sea Dios, el protector del mundo por el honor que otorga al islam y a los musulmanes’, escribió Al Utbi” (Keay, 2010, pp. 4.472-4.476).

      25 En 1018, las fuerzas de Mahmud llegaron al templo sagrado de Mathur y rápidamente “lo inundaron de brea y lo quemaron y arrasaron”. Un destino aún peor le esperaba al templo de Somnath, cerca de la costa, en la península de Saurastra. “Tras despojarlo de su oro, entró personalmente en el templo con su ‘espada’, que debía de ser más bien algo parecido a un mazo. Los escombros que quedaron fueron enviados a Gazni y se usaron para construir los escalones de la nueva Jama Masjid (la ‘mezquita del viernes’), para que fueran pisoteados humillantemente y eternamente profanados por los pies de los fieles musulmanes” (Keay, 2010, p. 4.456).

      26 Braudel, 1988, p. 232.

      iv

      ‘Hostis humani generis’

      argel

      ca. 1775

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