Utopías inglesas del siglo XVIII. Lucas Margarit

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Utopías inglesas del siglo XVIII - Lucas Margarit Colección Mundos

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ser abandonada a su mejor suerte. Ahí estaba el Sr. Pourchartrain(51) silenciando a la ciudad de París y saqueando el Banco de Lyon.

      15. Más allá pudimos ver el Estado de Guerra entre Naciones. Estaban los franceses agradeciendo por victorias que nunca alcanzaron y algunos individuos que se dirigían a la Sublime Gloria de la gran Retirada para felicitarla. Se oficiaba un Te Deum por las victorias terrestres y una Acción de Gracias por las que se consiguieron en el mar; podían verse por ahí dos ejércitos luchando, ambos plegándose en retirada y yéndose a casa, dando gracias a Dios por nada; por aquel otro lado vimos el Plan de Guerra Tardío, como el de Irlanda; más allá estaban todos los oficiales maldiciendo a un general holandés puesto que el granuja quería echar a perder una excelente guerra, que con una decente gestión y un buen manejo de la situación podría haberse extendido unos veinte años; había también ejércitos enteros dándole caza a las dos vacas de un irlandés mientras arriaban ganado negro que declaraban ser el noble fin de esa guerra. Vemos un país atravesado por murallas de piedra y pueblos sólidos en el que cada campaña, el comercio de la guerra, es llevada a cabo por soldados, con las mismas intrigas que se cuecen en la Cámara del Parlamento; millones de contribuciones incrementadas e ingentes sumas recolectadas pero ningún impuesto reducido; la entera Flota de Indias es sorprendida(52) y no encontramos ningún tesoro, cuantiosas sumas perdidas por los enemigos que los amigos no hallan, barcos cargados con plata volátil, puesto que zarpan con las estibas llenas y regresan vacíos. Viajes que se emprenden no para batirse con alguien, pero para saquear a cualquiera, dos millones robados al mercader honesto y ni un penique repartido entre la gente honesta.

      Vimos capitanes que reclutaban hombres con los gobernadores y luego dejaban que se fueran por su cuenta; también comprobamos que se acondicionaban barcos por el precio de dos millones al año, los que no entraban en combate sino una vez cada tres años, y que luego debían batirse en retirada por falta de pólvora y municiones. Vimos tratados de partición(53) ignorados por completo, confederaciones sin aliados, aliados privados de su cuota de participación, príncipes sin ejércitos, ejércitos sin hombres, hombres sin dinero, coronas sin reyes, reyes sin súbditos, más reyes que países, y más países de aquellos por los que valiera la pena pelear. Vemos al rey de Francia que, para castigar a sus vecinos, trata de manera deshonrosa a los rebeldes, y aunque había maldad en ello, lo llevó a cabo de todos modos;(54) al mismo tiempo, presta asistencia a los rebeldes húngaros que se habían alzado contra el emperador. M. Ld N. rechazó una acción tan deshonrosa –como es la de ayudar a los rebeldes Camisards–(55) estrechando lazos con el Almirante de Castilla, y así invadir los dominios de su amo, a quien había jurado lealtad. Podemos ver a protestantes luchando contra protestantes, para ayudar a los papistas; papistas contra papistas, para ayudar a los protestantes; protestantes pidiendo auxilio a los turcos para mantener la fe, contra unos cristianos que la quebrarían. Vemos a los suecos peleando por venganza y llamando a eso religión;(56) a los cardenales que deponen a un príncipe católico, para entronizar una tiranía luterana,(57) llamando a eso libertad; observamos que los ejércitos eligen a los reyes, dándole a eso el nombre de libre elección; y vemos a los franceses que conquistan la Saboya, para asegurar la libertad de Italia.(58)

      El mapa de las Políticas de Estado contiene gran abundancia de transacciones civiles, que no podrían ponerse al descubierto más que en este maravilloso país y a través de su prodigioso invento. En primer lugar, este permite observar a un eminente prelado endeudando a todo el mundo para aliviar al Pobre y hacer pasar el Robo de Dios por Sacrificio: es la puerta de entrada al destino de las naciones. Observamos que el Duque de S---y ha sido comprado tres veces y que sus súbditos han sido vendidos en cada una de las ocasiones; a Portugal comprado dos veces y ninguna de provecho; a España comprada una vez, pero poco dispuesta a inclinarse por el oferente; Venecia quiere ser comprada, si hubiera ofertantes; Bavaria fue adquirida, pero huyó con la plata; el Emperador fue comprado y vendido, pero eludió el mercader; los franceses compraron reinados que no pueden mantener, los holandeses se quedan con reinos que no pueden comprar y los desembolsan su dinero y no compran nada.

      En lo que a asuntos civiles se refiere, pudimos observar religiones sin territorio y mucho territorio sin religión, muchos conflictos sobre la paz y ausencia de paz en las intenciones; había saqueos sin violencia, violencia sin persecución, conciencia exenta de buena obras y buenas obras sin caridad; había facciones que se cortaban la garganta unas a otras por amor a Dios, derribando iglesias de propaganda fide,(59) y produciendo divisiones por medio de la asociación. Por ahí, tenemos Paz y Unión alcanzadas para pasar por el camino más corto;(60) exterminio y destrucción se jactan de ser la vía para conseguir abundancia y placer. Podrán verse todas las naciones sabias, diría un autor erudito, de haberlas encontrado, pues serán las que tengan leyes exclusivas para la seguridad general y la satisfacción de sus súbditos. Estatutos ocasionales(61) pueden tener aquí una descripción específica, categorial e histórica: que hablen por sí mismos.

      Ahí tienen ustedes el Ascenso, lo Original, la Legalidad, la Utilidad y la necesidad de la Obediencia pasiva, representados bellamente como Sistema de la Divinidad, y claramente demostrado por una descripción geográfica. Todo esto excede la comprensión por nuestros medios y puede discernirse con la ayuda del telescopio, de modo que resulte coherente la resistencia, el tomar armas, el acudir a la ayuda de fuerzas extranjeras, y así sucesivamente… Se despliegan, entonces, claramente las políticas de la Iglesia de Inglaterra, y un mapa de las lealtades: queda bien a la vista, de manera tan patente como la nariz en la cara de un hombre (que prueba que tiene una sola), que una persona puede abdicar, pegar media vuelta y destronar a su príncipe y, sin embargo, considerarse libre de culpa, por completo inocente, respecto al quiebre, al incumplimiento, a la usurpación, o al afianzamiento de la doctrina de la resistencia pasiva:(62) puede dispararle a su príncipe y sin la intención de matarlo, pelear contra él sin provocar una rebelión, tomar las armas sin instar a una guerra contra el príncipe. Algo más allá persiguen a los disidentes, sin deseos de que presten conformidad a esa Iglesia que estarían dispuestos a derrocar; que rueguen por el príncipe que no se atreven a nombrar, y nombren al príncipe que no está en sus oraciones.

      Con la ayuda del telescopio se abren extrañas perspectivas en el vasto, oscuro y misterioso mundo de la política de estado. Sin embargo, lo que es aún más extraño y requeriría de grandes volúmenes para entrar en detalle, aportar ingentes diagramas, tortas, gráficos, y miles de otros graciosos elementos para su demostración es que con este enorme e inteligente descubrimiento resultan llanas no solo las cosas que lo son, sino que todas las grandes contradicciones se vuelven racionales, reconciliadas con la práctica y reducidas a la demostración. El autómata alemán, el movimiento perpetuo, el Primer Motor de nuestro mundo miope resultan bagatelas para estas agradabilísimas disquisiciones.

      Se nos presenta claro y lógico el motivo por el cual un parlamentario paga 5000 libras(63) para ser elegido, ya que no puede ganarse honestamente ni un penique al sentarse en su escaño: es fácil entenderlo, ya que lo que debería reclamar en la corte lo recibe más rápidamente estando ahí. Para decirlo más llanamente, las grandes propiedades provienen de sitios pequeños, y las que las doblan en tamaño, de ninguno. Es fácil ser hallado honesto y confiable aprovisionando las naves francesas lejos de los almacenes ingleses, cuando es nuestra flota quien lo necesita; una mirada más amplia y la perspectiva lunar harán que estas cosas sean no solo claras, sino también lógicas y comprensibles para todos. No cabe duda que todo esto puede parecerle extraño a cualquiera que no haya estado en esa región clarividente, y comprender que aquellos que en Inglaterra llamamos “arribistas” son los verdaderos amigos de los disidentes y han sido más diligentes y leales respecto de sus intereses que cualquier persona en toda la nación; así es, señores, y todo el cuerpo social debería agradecerles.

      […]

       Las extrañas máquinas lunares

      No puedo dejar de mencionar una obra de arte muy extraña y extraordinaria de la que me habló el anciano caballero y que es un artefacto al que el hombre tiene que atornillarse. Es

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