Desafíos en la formación de psicólogos de las organizaciones y el trabajo. Группа авторов

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Desafíos en la formación de psicólogos de las organizaciones y el trabajo - Группа авторов страница 12

Desafíos en la formación de psicólogos de las organizaciones y el trabajo - Группа авторов

Скачать книгу

de los modos de aproximación metodológica de las demás escuelas y de las formas de intervención alternativas a la propia. Así, esta combinación del desconocimiento con los prejuicios recalcitrantes opera como un obstáculo antirracional para el desarrollo de cualquier debate mínimamente posible y fructífero. En el campo de la psicología, la historia ha mostrado que

      cada una de las psicologías se ha empeñado en demostrar la ‘falta de sustento’ que presume hay en las otras’ para ‘confirmar la veracidad’ de su punto de vista en una posición obtusa hija del prejuicio y no es del estudio concienzudo de los otros puntos de vista (Duque, Lasso y Orejuela, 2012, p. 22).

      Esta lamentable práctica prejuiciosa desconoce que la validez de cada perspectiva debe ser establecida en relación con su elección paradigmática, y solo en relación con ella, y deriva en los monólogos en colectivo que han caracterizado la historia de nuestra disciplina, hábito que obstruye y entorpece la discusión reflexiva (Pérez, 1996).

      Esta especie de psicoenfoquecentrismo es una visión del mundo científico y psicológico que toma como centro solo nuestro propio grupo de referencia. Esta visión se constituye en otro vicio que obstaculiza la fructífera discusión epistemológica, porque se impone en nuestros sentidos, valores, modelos, presupuestos y definiciones para pensar sobre lo que son los otros y lo que deben ser la ciencia y la psicología.

      Lo anterior nos impone como desafío en la discusión interparadigmática, que constituye la totalidad del saber científico y de su práctica, comprender que cada enfoque disciplinar en psicología o cada paradigma es congruente con los presupuestos de los que parte; que un debate fructífero debe ser atizado no solo por la razón arquitectónica de sumatoria, de avances en un cierto campo a la manera de ladrillos que constituyen un edificio, sino también por la razón polémica, como diría Bachelar (D’Bruyne et al., 1974), que permite que a partir de la crítica abierta, razonada y, aunque frontal, respetuosa se constituya otra fuerza de empuje de la base científica. Esto implica superar el psicoenfoquecentrismo, que hace perder de vista que la validez científica depende estrictamente de las elecciones paradigmáticas previamente establecidas, sean estas conscientes o no. También implica el desafío de comprender que ningún enfoque psicológico se puede arrogar él solo y por sí mismo la representación de la totalidad del campo psicológico y el portento de ser el único régimen de verdad y validación. En suma, se trata de la posibilidad de pensar en el devenir de una ciencia sin fundamentalismos, aunque sí con fundamentos; de hecho, se tiende a reconocer que la expresión fundamentalismo científico es una contradicción en los términos (Braunstein, 2012), pues si hay algo que debe caracterizar el quehacer científico es su carácter histórico y dinámico, que propicia que todas las verdades y sus presupuestos sean sometidos constantemente a prueba, como parte del ejercicio de la vigilancia epistemológica.

      ¿Cómo superar los impases?

      Hemos señalado que existen condiciones posibles para un efecto de deformación como psicólogos de las organizaciones y del trabajo derivadas de la ingenuidad paradigmática o del prejuicio, que impiden el reconocimiento de la dimensión multiparadigmática de la psicología como ciencia y como profesión. Sumado a la ignorancia, se encuentra el vicio político de suponer que solo existe el régimen de verdad positivista funcional cuantitativo como forma unilateral de producir conocimiento e intervenir la realidad. A esto se le suma el desdén por las formas diferentes de hacer ciencia y concebir el sentido y el propósito de la intervención en la gestión de los recursos humanos o en la investigación sobre el comportamiento humano en el trabajo y las organizaciones. Todo lo anterior se constituye en obstáculos no solo para el debate, sino para la adecuada formación de los psicólogos del trabajo, las organizaciones y la gestión de los recursos humanos. Ante estos impases nos proponemos sugerir algunas alternativas que pueden pautar la formación de los psicólogos del campo de la POT:

      Desarrollar una mejor y más profunda formación en epistemología y metodología de la investigación: Se deben hacer esfuerzos ingentes para que los psicólogos del trabajo y las organizaciones en formación tengan no solo una adecuada y eficaz formación técnica, sino también, correlativamente, una adecuada formación en fundamentación epistemológica, metodológica y teórica para superar el eficientismo técnico que no se soporta en ninguna fundamentación conceptual coherente y sólidamente constituida. Está demostrado que los psicólogos que en el campo profesional logran desarrollar una perspectiva investigativa, además de alcanzar una mejor comprensión de su campo de intervención, logran aumentar su nivel de eficacia, pues no solo saben qué hacer y cómo, sino que también saben por qué tienen que hacerlo o no. Se debe superar el hiato entre ciencia y profesión, y reconocer que es mejor conocer para transformar y transformar para conocer.

      Desarrollar una formación inter y transdisciplinar: Un psicólogo en formación debe tener la posibilidad de comprender que ni la organización ni el trabajo son objetos de estudio única y exclusivamente de la psicología, sino que, por definición, son objetos trasndisciplinares. Así, viene bien que un psicólogo pueda tener la oportunidad de formarse en disciplinas que van más allá de la psicología, tales como la economía, la sociología, la administración, la biología, el psicoanálisis, la medicina, el derecho, entre otras, de forma que se pueda representar mejor su objeto de investigación e intervención. Esto no solo le permite tener una visión más amplia, de conjunto, respecto de lo que la organización y el trabajo implican como objeto de estudio, sino que esta comprensión pluridisciplinaria del objeto le puede facilitar un trabajo en equipo con otros profesionales y le puede ayudar a valorar el aporte de otras disciplinas a la comprensión de los fenómenos del trabajo y las organizaciones y a su intervención. A su vez, esta pluralidad lo sensibilizará ante las posibilidades de otros repertorios discursivos que parten de otros presupuestos, no solo teóricos sino también paradigmáticos, que le pueden mostrar que no existe un único régimen de validación en el campo de la ciencia y que, por el contrario, coexisten múltiples modos de conocer e intervenir la realidad organizacional y laboral.

      Adicionalmente, una mejor formación interdisciplinaria le permitiría al psicólogo discernir cuál es la particularidad del aporte de la psicología al amplio campo de los estudios laborales y organizacionales, a la vez que le permitiría comprender desde una perspectiva más amplia las múltiples variables intervinientes en la configuración de las actuales realidades del trabajo y las organizaciones, de forma que supere los propios prejuicios psicologistas, individualistas y psicopatologizantes, y pueda apreciar los fenómenos contemporáneos en el campo del trabajo y las organizaciones en una clave interdisciplinaria de mayor cobertura y amplitud en el espectro de la realidad laboral que hoy se caracteriza por su heterogeneidad, complejidad y diversidad. Una formación interdisciplinaria ayuda a superar los prejuicios psicologistas y a sensibilizarnos para concebir las múltiples posibilidades paradigmáticas existentes como formas de conocimiento e intervención igualmente legítimas.

      Avanzar de la formación básica bien fundamentada a la formación especializada de posgrado: Es importante reconocer que la formación del psicólogo debe implicar una amplia y bien fundamentada formación básica en los temas relacionados con las organizaciones y el trabajo, al igual que con la metodología de la investigación y la intervención técnico-profesional. En el caso de los psicólogos del trabajo y las organizaciones, la mayoría ya goza de estas cualidades, pero es importante también avanzar, conforme lo hace la tendencia global, en la cualificación de la fuerza laboral, hacia niveles más especializados y profundos de formación en el campo de la POT, para que nos ponga en contacto con la actualidad del discurso psicológico y de los otros discursos disciplinares y profesionales asociados a la gestión de los recursos humanos de las organizaciones y del trabajo, de forma que permita una comprensión más amplia y compleja del objeto de estudio e intervención (Peiró, 2009). De hecho, son las formaciones de posgrado, especialmente las de maestría y doctorado, las que proveen más y mejores elementos en la formación epistemológica y metodológica que puede permitir, aunque no necesariamente la garantice, una amplitud de visión en relación

Скачать книгу