Discriminación y privilegios en la migración calificada. Camelia Tigau

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Discriminación y privilegios en la migración calificada - Camelia Tigau

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este capítulo se estudian los estereotipos, los prejuicios y la discriminación en la historia reciente de las comunidades de origen mexicano que radican en Texas, como el segundo estado en importancia para la inmigración de mexicanos en Estados Unidos. Nuestro objetivo es reflexionar sobre la relación compleja entre estereotipo y verdad, que afecta la manera en que se recibe a las poblaciones de origen mexicano en Estados Unidos en general, y en Texas en particular.

      Además de la reflexión teórica, el estudio se basa en un trabajo de acervo en el que se consultaron veintiséis historias orales recuperadas de programas radiofónicos del los setenta y los ochenta, así como entrevistas inéditas de la Colección Latinoamericana “Nettie Lee Benson” de la Universidad de Texas en Austin (CLNLB) (Anexo 1). Dichos archivos suman un total de aproximadamente trece horas (setecientos ochenta y cuatro minutos) de grabación y fueron sometidos a un análisis de contenido para recuperar aquellos elementos relevantes para el tema de la percepción acerca de los mexicanos en Estados Unidos. Además se revisaron documentos que dan cuenta de las discusiones sobre segregación y discriminación en Texas, como son los reportes educativos del distrito escolar de Houston disponibles en la colección de libros raros de la misma CLNLB.

      El capítulo se divide en dos partes: la primera estudia el impacto de cate­gorías como hispano, latino y mexicoamericano en el imaginario colectivo estadounidense, mientras que la segunda describe los estereotipos y retos de integración de la población de origen mexicano en Texas durante el siglo XX.

      En 1987, Portes y Truelove describían a los hispanos como aquellos individuos cuyos ancestros declarados o ellos mismos habían nacido en España o en los países de América Latina. A diferencia de latino, que se refiere a compartir una identidad lingüística y cultural común, “hispano” era una categoría administrativa y estadística, por lo menos cuando comenzó a utilizarse (Killian, 1996: 25). De esta forma, afirman Portes y Truelove, la minoría his­pana fue una construcción del gobierno estadounidense, más que ser un grupo consolidado y autodefinido como tal (Portes y Truelove, 1987: 359). Entre los hispanos no existe una autoidentidad colectiva, a pesar de que hablen una misma lengua y las culturas englobadas sean parecidas:

      Bajo la misma etiqueta encontramos individuos cuyos antepasados vivieron en el país al menos desde la época de la independencia y otros que llegaron el año pasado; encontramos un número considerable de profesionales y empresarios, junto con humildes trabajadores agrícolas y trabajadores de fábricas no calificados; hay blancos, negros, mulatos y mestizos; hay ciudadanos de pleno derecho y extranjeros no autorizados; y, finalmente, entre los inmigrantes hay quienes vinieron en busca de empleo y un mejor futuro económico y los que llegaron escapando de los escuadrones de la muerte y la persecución política en el hogar (Portes y Truelove, 1987: 360).

      A pesar de que Portes y Truelove (1987: 373) aceptan diferencias esenciales en cuanto a la cultura, educación y condición socioeconómica de los hispanos, también identifican ciertos parecidos, entre ellos: a) niveles educativos básicos, lo que dificulta la adquisición de un nuevo idioma, el inglés; b) flujos continuos entre sus países de origen y Estados Unidos, y c) la tendencia a concentrarse en ciertas áreas geográficas con más compatriotas o hispanohablantes, lo que disminuye la necesidad de aprender inglés para la vida cotidiana.

      Sin embargo, la categoría estadística determinó la existencia de estudios sobre la población amalgamada bajo el nombre de “hispanos”, provocó que los políticos y los medios usaran el concepto y, finalmente, quizás también determinó la existencia de una identidad hispana a la cual los migrantes hacen referencia.

      CUADRO 1

      EXPERIENCIAS DE DISCRIMINACIÓN EN ADULTOS, SEGÚN SU

      IDENTIFICACIÓN CON LA CARACTERÍSTICA HISPANO/LATINO

FrecuentementeA vecesRara vezNunca
Autoidentificados como hispanos7321942
Nacidos en el extranjero8341543
Segunda generación7312635
Tercera generación o más6232446
Autoidentificados como no hispanos25587

      FUENTE: López, González-Barrera y López (2017).

      De hecho, en estudios recientes del Pew Hispanic Center (Cuadro 1) los investigadores preguntan sobre los niveles de discriminación en la población con raíces hispanas. Los datos muestran por lo menos tres conclusiones en cuanto a la discriminación, que dependen de si la población adulta estadounidense se identifica o no con esta categoría:

      a) los que se sienten más discriminados son los adultos autoidentificados como hispanos y nacidos en el extranjero;

      b) los que menos experimentan la discriminación son los adultos autoidentificados como no hispanos, a pesar de que tengan algunas raíces hispanas; y

      c) la experiencia relativa a la discriminación mejora significativamente a través de las generaciones, de forma tal que en la tercera generación la mitad de este segmento poblacional nunca sufre trato discriminatorio.

      Más resultados sobre el tema expuesto por Hugo López, González-Barrera y López (2017), con base en los sondeos del Pew Hispanic Center, muestran lo siguiente:

      • Más del 18 por ciento de los estadounidenses se identifican como “hispano” o “latino”, lo cual convierte a este segmento en el segundo grupo racial y étnico en el país. Sin embargo, a través de las generaciones, la creciente tendencia a los matrimonios interraciales y el declive de la migración latina tienen como consecuencia que con el tiempo y el cambio generacional cada vez sea menor la proporción de esta población que se identifica como hispana.

      • En la tercera generación —constituida por hijos que nacieron en Estados Unidos de padres que también nacieron en Estados Unidos—, esta identificación baja a un 77 por ciento. Para la cuarta generación sólo la mitad se considera hispana.

      • De los que no se consideran hispanos, la mayoría nunca se ha per­cibido así por varias razones, entre las cuales está la lejanía de sus ancestros.

      • Si bien la inmigración tuvo un papel importante en el aumento de la población hispana en el siglo XX, a partir del 2000 este crecimiento dependía más de los nacimientos. Esto, aunado a la recesión económica, influye en que, a la fecha, la población hispana se incremente a una tasa menor que anteriormente.

      • En general, los hispanos en Estados Unidos tienden a casarse con otros hispanos (el 75 por ciento), lo cual permite la reproducción cultural y el crecimiento de su grupo étnico más que en los casos de los nativos blancos o de la población negra. Sin embargo, esta tasa también disminuye con el paso de las generaciones.

      • La menor inmigración y los matrimonios interraciales podrían contribuir a la formación de una población importante con raíces hispanas, pero cuyos miembros no se identifican a sí mismos como hispanos o latinos.

      • Para 2065 se estima que la hispana constituirá casi una cuarta parte de la población en Estados Unidos (el 24 por ciento), un aumento significativo si se la compara con el 18 por ciento en 2015. Éste sería el esce­nario si las tendencias actuales de inmigración y de nacimientos se mantienen.

      • En la actualidad, la mitad de los hispanos se considera “americanos típicos”, pero un 44 por ciento afirma que son diferentes. Con el paso de las generaciones, cada vez más los hispanos se autoincluyen en la primera categoría.

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