Teorizando desde los pequeños lugares. Roberto Almanza Hernández
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1. Enfatizo aquí en “colonial” para dejar abierta la posibilidad de que ello no solo se refiere al encuentro entre europeos y los pueblos del hemisferio occidental, tal como está planteado el problema, sino, por el contrario, se refiere también al carácter colonial mismo de este encuentro. Además, esto deja abierta la posibilidad de que los encuentros anteriores a 1492 pudieron no haber tenido el mismo carácter colonial.
2. Por supuesto, mi perspectiva aquí sobre el colonialismo hace la distinción central europeos/no europeos y aún más entre europeos, mujeres, pobres, homosexuales y discapacitados, donde todos ellos, de diferentes formas, son ejemplificaciones de este “otro humano del hombre”
3. Esto no implica que fue un proceso simple o sencillo, ni implica negar que existen reales y significativas diferencias internas al interior de Europa. Pongamos un simple ejemplo: el estatus de España como europea, desde el punto de vista de los europeos del norte, fue, siempre y de muchas maneras que aún están presentes, significativamente dudoso (véase Greer, et. al., 2007). Con ello no queremos sugerir que Europa se ha desarrollado al mismo tiempo y de una sola vez bajo una identidad monolítica libre de tensiones internas (y aun de contradicciones), sino que llama la atención por relevante que dichas diferencias internas fueran mucho menos sobresalientes fuera o al exterior de Europa.
4. En mi propio trabajo he descrito este “sentido del yo” como uno en el cual el hombre europeo se concibe a sí mismo como la más pura forma de lo humano y el colonialismo como un esfuerzo por purificar el mundo, llevándolo bajo el dominio de la más alta y la más pura manifestación de humanidad (consúltese Monahan, 2011, pp. 53-182).
5. Mi uso aquí del pronombre masculino es un reconocimiento deliberado de la manera como la mujer es concebida como constitutivamente incapaz de tal racionalidad y autonomía. Véase Lloyd (2005).
6. La manera que utilizo aquí “rebelde” se debe a Falguni Sheth en su libro Hacia una política filosófica de la raza.
7. Las fuentes asiáticas son un poco mejores, sin embargo, presentan problemas semejantes.
Capítulo 2
Monstruosidad colonial: Fanon y el problema de la petrificación
Douglas Ficek
En el documental Frantz Fanon: His Life, His Struggle, His Work (Cheikh, 2001), el historiador Mohammed Arbi habla de la reacción de Frantz Fanon en la primera Conferencia de Toda la Gente Africana (AAPC, por sus siglas in inglés), organizada por el entonces Primer Ministro Kwame Nkrumah en diciembre de 19588. “Él entendía que los líderes de esos países eran autoritarios y no buscaban la liberación de sus pueblos” (Cheikh, 2001), lo que significa que Fanon, quizás mejor que cualquier otra persona9, sabía que la independencia política, aunque fuese una condición necesaria para la descolonización, no la constituía en sí misma. Es posible, en otras palabras, que la explotación, la opresión y la deshumanización, tan características del colonialismo, resurgieran con valores y estructuras similares10, como neocolonialismo, en las nuevas naciones “independientes”. Esto, más que nada, es de lo que trata Los condenados de la tierra, y yo sugeriría que, así como Piel negra, máscaras blancas es un texto que habla de fracasos, de igual forma Los condenados de la tierra habla de advertencias. Es por esto por lo que era tan importante para Fanon completarlo antes de morir en diciembre de 1961 a causa de la leucemia.
Una vez explicada la relevancia política del argumento de Fanon y reconociendo que son muchos los estudiosos de él y de su análisis del neocolonialismo, afirmo que hay un aspecto claro en su análisis que no ha recibido suficiente atención en la literatura secundaria; un aspecto que es indispensable tanto para la descolonización, como para el proyecto de la liberación humana11. Me refiero aquí a su construcción fenomenológica en la conceptualización de la petrificación y sus varias causas, vislumbrada en Piel negra, máscaras blancas y explícita en Los condenados de la tierra. Este fenómeno, mantengo, tiene un lugar importante en la teoría de la liberación de Fanon, no solo en el nivel de teoría, sino también, de manera más importante, en el nivel de la acción liberadora.
La petrificación en Los condenados de la tierra
Entre los efectos perjudiciales del colonialismo (y el neocolonialismo) que Fanon describe en Los condenados de la tierra, hay uno que es especialmente importante. Me refiero a la “petrificación”12, que en esencia es una estasis sociocultural, una estasis contraproducente que impide tanto los esfuerzos anticoloniales, como los decoloniales, y así mismo el proyecto de humanización. En Los condenados de la tierra, Fanon (1968) describe a los nativos argelinos en términos de petrificación y enfatiza este estado en el campesinado rural.
Consideremos los siguientes pasajes:
Es, pues, una diplomacia en movimiento, furiosa, que contrasta extrañamente con el mundo inmóvil, petrificado, de la colonización (p. 61).