Para una crítica del neoliberalismo. Rodrigo Castro

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Para una crítica del neoliberalismo - Rodrigo Castro Fuera de serie

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cuantificable, medible. En cambio, la acción perezosa o política «se concentra totalmente en el proceso, en el devenir de la subjetividad y de su potencia de actuar». Esta última acción remite a una nueva antropología y estilo de vida, ya que «contiene posibles que no se reducen a la producción económica, sino que se abren a un porvenir indeterminado que hay que construir, inventar, cuidar» (Lazzarato, 2015b: 47). En definitiva, la actividad perezosa que defiende el anartista se sitúa en las antípodas del proceso de subjetivización neoliberal que transforma al sujeto humano en homo economicus, para el cual la duración, el presente, no es nada, y lo es todo el fin, el futuro.

      Un ejemplo de crítica radical del trabajo lo podemos apreciar en el reciente filme La fábrica de nada, creado por el colectivo de jóvenes cineastas portugueses Terratrema, aunque, en este caso, la dirección haya recaído sobre Pedro Pinho. La película trata de una fábrica abandonada por sus dueños, en la que sus trabajadores no hacen nada mientras debaten si merece la pena la autogestión de la empresa. El tratamiento fílmico de este argumento acaba coincidiendo con la radical idea de Duchamp de que la creación del silencio, la nada, es la mejor manera de evitar la especulación de los mercados y la valorización capitalista.

      Desde el principio, se apodera del filme un tono apocalíptico. Una voz en off, sobre imágenes desmanteladas o en decadencia del norte de Lisboa, a orillas del Tajo, lee el siguiente texto: «hoy, con un trágico excedente de mano de obra en las fronteras de Europa, en una catástrofe humanitaria sin precedentes, el motor fundamental del capitalismo, el trabajo humano, lo mires como lo mires, se vuelve insostenible y obsoleto». Más tarde, durante una cena de intelectuales y militantes, uno de ellos, el conocido especialista en Guy Debord, Anselm Jappe, critica la opción de la autogestión por no ser lo suficientemente radical. Pues «una fábrica aislada y autogestionada sigue siendo un actor del mercado» y está obligada a seguir sus leyes, que no son naturales, sino capitalistas. Jappe hace referencia a una solución social global que pase por la crítica del trabajo, el cual debe ser entendido como aquello que crea valor de mercado y no como una simple actividad útil. El filme también se detiene en contraponer la creciente diferencia entre trabajos cualificados, que son los más adecuados para que el trabajador se transforme en empresario de sí mismo y en capital humano, y trabajos no cualificados, que, en el fondo, son nuevos trabajos esclavos que sobre todo se dan en el sector de los servicios personales.

      El filme sugiere que lo que está en juego con el rechazo del trabajo es el cuestionamiento de la antropología y temporalidad de la modernidad, la del burgués que convierte el tiempo en oro y que aspira a esa peculiar utopía que consiste en dominar todas las contingencias e imprevistos que pueda traer el futuro. Esta antropología se traduce, como señalaba Blumenberg, en un incansable esfuerzo por ganar tiempo, el cual es considerado lo más escaso y valioso. De acuerdo con lo comentado en páginas anteriores, el neoliberalismo lleva hasta sus últimas consecuencias esta manera de concebir al hombre, ya que produce la subjetividad del capital humano y del hombre endeudado; esto es, produce un sujeto condenado a una valorización infinita y a un esfuerzo constante por devolver una deuda infinita contraída con las diferentes instituciones del capitalismo contemporáneo.

      La película sigue la estela de la crítica radical de Duchamp porque se plantea la posibilidad de otra manera de vivir el tiempo, la posibilidad de una temporalidad desacelerada, de una duración relajada. En esta situación, las actividades lúdicas —el juego— y el arte, como la música interpretada por Zé, el joven obrero al que la película dedica más atención, se convierten en las actividades ociosas o perezosas más opuestas al trabajo. Precisamente, la creciente preferencia de los jóvenes por el estilo de vida del artista constituye un signo de la pérdida de prestigio del trabajo, así como de la crisis que sufre la gubernamentalidad neoliberal. En este sentido se expresa Comité Invisible en una de las partes más lúcidas de La insurrección que viene: «el dinero no es respetado en ninguna parte: el veinte por ciento de los jóvenes alemanes, cuando se les pregunta qué quieren hacer en el futuro, responden artista. El trabajo no se soporta como un don de la condición humana». Sin duda, cuando los jóvenes alemanes dan esta respuesta no están pensando en el artista como una de las identidades producidas por la división social del trabajo, sino que parecen acercarse más bien a las aspiraciones del anartista.

      El filme del colectivo Terratrema, que a mi juicio conecta con el espíritu del 68, acaba poniendo en escena dos modos contrapuestos de resistencia contra la dominación neoliberal de nuestros días. El padre de Zé, un viejo comunista que participó en la revolución del 74, propugna la revuelta armada en una secuencia en la que desentierra unas viejas ametralladoras: «el pueblo —comenta el padre— tiene que luchar y no con claveles. Los claveles no funcionarían ahora». El hijo piensa que su padre está loco y que resulta preciso renunciar a la violencia armada. En la siguiente secuencia, Zé interviene en un enérgico concierto punk. Según Pinho, las guitarras eléctricas, el concierto, el arte, en definitiva, es la respuesta de su generación a «la cuestión que ya se planteaban nuestros padres, pero a la que hemos respondido de forma diferente». Esta contraposición entre violencia armada y violencia de la música o del arte es muy similar a la que ya ponía en escena Godard, en los meses previos al 68, en La chinoise. Pues aquí también se contraponía la violencia de la terrorista Véronique, cuyos atentados afectaban por igual a culpables e inocentes, a la del actor Guillaume que, con su «Teatro, año cero», con la crueldad sin sangre, dinamitaba las convenciones del teatro y del cine burgués. Con todo ello hemos querido mostrar que tiene razón Lazzarato cuando expone, a través de Duchamp, que la acción perezosa u ociosa del anartista, del hombre ajeno a los principios del mercado, se presenta como la más radical crítica del neoliberalismo. En concreto, supone un estilo de vida ajeno al control absoluto del tiempo que tiene lugar en la sociedad neoliberal, en donde, a diferencia de lo que sucedía en la sociedad disciplinaria, ya no existe ni siquiera un afuera que no esté marcado por las relaciones de poder.

      6. Bibliografía

      Balibar, Étienne (2014): Ciudadano Sujeto. Vol. 2: Ensayos de Antropología Filosófica. Buenos Aires: Prometeo.

      Blumenberg, Hans (2011): Descripción del ser humano. México: FCE.

      Brown, Wendy (2016): El pueblo sin atributos. La secreta revolución del neoliberalismo. Barcelona: Malpaso.

      Deleuze, Gilles (1999): «Post-scriptum sobre las sociedades de control», en Conversaciones, 1972-1990. Valencia: Pre-textos, pp. 277-286.

      Foucault, Michel (2007): Nacimiento de la biopolítica. México: FCE.

      Heidegger, Martin (1944): El ser y el tiempo. México: FCE.

      Laval, Christian y Dardot, Pierre (2013): La nueva razón del mundo. Ensayo sobre la sociedad neoliberal. Barcelona: Gedisa.

      Lazzarato, Maurizio (2013): La fábrica del hombre endeudado. Ensayo sobre la condición neoliberal. Buenos Aires: Amorrortu.

      — (2015a): Gobernar a través de la deuda. Tecnologías de poder del capitalismo neoliberal. Buenos Aires: Amorrortu.

      — (2015b): Marcel Duchamp y el rechazo del trabajo seguido de Miseria de la sociología. Madrid: Casus Belli.

      — (2017): Políticas del acontecimiento. Buenos Aires: Tinta Limón,

      Nietzsche, Friedrich (1990): La genealogía de la moral. Madrid: Alianza.

      Pasolini, Pier Paolo (1983): Escritos corsarios. Barcelona: Planeta.

      Warhol, Andy (2007): Ma philosophie de A à B. París: Flammarion.

      Žižek, Slavoj (2004): Amor sin piedad. Hacia una política de la verdad. Madrid: Síntesis.

      — (2016): Problemas en el paraíso. Barcelona: Anagrama.

      

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