Para una crítica del neoliberalismo. Rodrigo Castro
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Sin embargo, no está claro que el concepto de Vitalpolitik fuera el mismo que el de biopolitique. Vitalpolitik se traduce mejor por política orgánica y, aunque afectaba a la felicidad humana y al bienestar, no preveía las intensificaciones disciplinarias del Estado de Bienestar que Foucault ya conoce (Rüstow, 2017a: 163-177). Su contexto era relativizar la política social clásica de los sindicatos basada en mejorar salarios y reducir horas de trabajo, para intervenir en las condiciones de vida que potenciaran la dignidad humana, condición de felicidad y bienestar. Se trataba de intervenir sobre cómo el trabajador «siente su vida» (Rüstow, 2017a: 164).
Por supuesto, esta pretensión iba dirigida contra «la religión del progreso tecnológico», que Rüstow había abordado ya en otro escrito (1951). Por lo tanto, Rüstow deseaba intervenir en los fines que pudieran concernir al «sentido esencial de la vida» y toda su reflexión se inspiraba en el mito del Fausto. En suma Rüstow estaba frente a la previsión de una vida carente de motivación, el problema que Habermas abordaría en Problemas de legitimidad del capitalismo tardío, dos décadas más tarde. En suma, Rüstow deseaba prevenir las «explosiones disciplinarias» (2017a: 165) desde una intervención en el «modo de vida», ahora atravesado por los problemas del tiempo libre, el desempleo o los desplazamientos de los refugiados del este de Europa. Era, pues, era otra forma de abordar el problema del malestar en la cultura, una «insatisfacción social generalizada», una falta de significatividad como efecto de la masificación. Esto no podía ser mejorado por la política social clásica de aumentar salarios o disminuir horas de trabajo. Por supuesto, la intervención aspiraba a rozar los elementos psicológicos, y debía tener Vitaleffekt (2017a: 166), neutralizando las «fluctuaciones violentas en su posición en la vida» (2017a: 167) como consecuencia de la continua evolución de la mediación técnica. Lo que se deseaba impedir es que la gente estuviera «intelectualmente muerta» (2017a: 167), de tal manera que pudiera vivir más allá de su «interés privado». Estos elementos, que concernían a la Vitalsituation, eran, entre otros, «la vida en la naturaleza, a cielo abierto; la conciencia de encontrarse uno en su propio terreno (aunque sea como inquilino toda la vida); la capacidad de cultivar su propio repollo y todo lo relacionado con estas condiciones. Este modo de vida producía una situación orgánica satisfactoria (Vitalsituation), de la que carece el trabajador industrial moderno» (2017a: 167). En suma, apreciamos tras ese asunto un eco del problema de la salvación del trabajador y se trataba de preguntarse por «qué suplementos positivos se requieren» para producir esta «genuina situación orgánica satisfactoria», lo que se llamará una Vitalbefriedigung. Esto es lo que Rüstow entendía por Vitalpolitik, (2017a: 168) que debería reintroducir en la vida aspectos de la situación pre-industrial. De este modo, intentaba apropiarse de la tesis de Engels en The Condition of the Working Class in England, y alcanzar un trabajo que fuera a la vez un gozo (2017a: 168). Al final se celebraba la vida al aire libre, y el trabajo comunitario gratis, en el que el obrero «tiene su propio suelo sobre el que reposar» (2017a: 169). Esto era más fácil de lograr en las ciudades medias que en las masificadas. Esta comprensión de las cosas era neoaristotélica y luchaba contra las intensificaciones. «El objetivo deseable no es el máximo sino el óptimo» (2017a: 169). Se trataba de una primera y rudimentaria filosofía de la compensación. En esos equilibrios el trabajador debería ejercer desde luego la self-help. Pero en modo alguno se trataba de convertirlos en auto-empresarios.
Esta intervención era necesaria porque Rüstow apreciaba una «insuficiente satisfacción de la necesidad de integración» (2017a: 174), lo que se traducía en una «falta de sentido del lugar que se ocupa en un orden». Por lo tanto, era un asunto central para los ordoliberales. Se podía crear el ordo económico, pero ¿qué se ganaba si los seres humanos no se sentían cómodos en esa Einordnung? Para eso se necesitaban nuevas «ideas y creatividad sociales» (2017a: 175) que abordaran esta Schicksalsfrage. Rüstow elevaba el tono patético cuando argumentaba que, de encontrar una solución a este asunto dependía «evitar una tercera guerra mundial», algo que repitió dos veces9. Por último, para dejar bien clara la procedencia de su Stimmung, citó el Eclesiastés 5:18, un versículo en el más viejo estilo luterano que recuerda cuál es la porción de lo humano10.
Foucault tiende a creer que esa Vitalpolitik ordoliberal era su biopolítica. Sin embargo, a la altura de 1979 la biopolítica era más bien la manera en que había cristalizado el Estado de Bienestar, con su intervención masiva en la salud, la higiene, la prevención, la educación, la seguridad social. Como esta intervención masiva se comenzaba a condicionar por el mercado, Foucault supuso que era la realización de la Vitalpolitik del ordoliberalismo, el único liberalismo sistemático e integral. Por eso para Foucault el ordoliberalismo no es una variedad del neoliberalismo. Es el neoliberalismo tout court, la culminación de su racionalidad política y el modelo de la misma (Gertenbach, 2017: 252). De ahí que él no esté interesado en las diferencias con la escuela de Hayek, sino en sus convergencias y en lo que se ha llamado su «common epistemological ground» (Gertenbach, 2017: 253).
Lo preocupante no es que Foucault evada una evaluación propia del ordoliberalismo, ni lo comprenda, sino que viera en el ordoliberalismo la matriz del actual gobierno biopolítico neoliberal. Al considerar que la biopolítica era un diseño ordoliberal, veía lógico que se hiciera a través del mercado. Para garantizar su síntesis, Foucault tuvo que asumir que para el ordoliberalismo el poder constituyente es el mercado, que configura a la vez el Estado y la sociedad, la vida entera, de tal manera que cualquier cosa pueda ser economizada y que cualquier aspecto de la sociedad deba ser gobernado por mecanismos de mercado. Esta mirada de Foucault se ha incorporado a la bibliografía secundaria de forma general11. Sin embargo, el ordoliberalismo no tiene esa comprensión del mercado porque no tiene esa comprensión del Estado.
4. Foucault sobre Ordoliberalismo y Estado
Hemos visto la parte biopolítica del argumento. Veamos la parte del mercado en el ordoliberalismo.12 Para Foucault, lo que surgió en 1930 se proyectaba a 1970 (Foucault, 2007: 92), y eso producía una crisis de la democracia liberal y el Estado de Bienestar. Este pasaje de los años 30 a los 70 permitía avanzar a Foucault hacia su tesis central. Y es que esa crisis, la misma crisis, generó «nuevos proyectos en el arte de gobernar (…) formulados en Alemania antes de la guerra e inmediatamente después de esta, y formulados en Norteamérica en nuestros días» (Foucault, 2007: 92). Esto es: los ordoliberales en 1930 estarían haciendo lo mismo que los neoliberales de Chicago en 1970. Hay evidencias de que los primeros querían evitar la deriva totalitaria de Alemania antes y después de la Guerra, y contribuyeron a fundar su Estado de Bienestar. Los segundos querían desmantelar el Welfare State inglés y americano porque implicaba una deriva totalitaria. Quien estableció esa continuidad epocal es la escuela de Chicago, y Foucault trabajó con ella sin criticarla. Este planteamiento condiciona todo lo que después dirá Foucault. Pues en realidad no solo acepta el punto de vista de Hayek, sino que lo generaliza. El nazismo pasado y el keynesianismo actual debían ser desmontados por el neoliberalismo. Pero el Welfare alemán era otra cosa, consecuencia de la política del ordoliberalismo, su manera de ordenar la economía y la sociedad desde una tercera vía entre capitalismo y totalitarismo. El neoliberalismo de los años 70 era el intento de escapar al keynesianismo inglés y americano, abandonando todo Welfare State, incluido el ordoliberal alemán. Este detalle para Foucault no parece contar. Neoliberalismo y ordoliberalismo son la misma cosa porque en 1930 luchaban contra el socialismo y el nazismo,