Para una crítica del neoliberalismo. Rodrigo Castro
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En primer lugar, con estos comentarios al coloquio y los análisis del ordoliberalismo Foucault sugiere una historia extendida del neoliberalismo, que al momento de la publicación del curso en 2004 no parece tan clara. Al contrario, la literatura en ese momento tenía una imagen muy concreta del neoliberalismo que lo situaba políticamente en el triángulo de reformas de Thatcher-Reagan-Pinochet (Harvey: 2005), encontraba su imagen en el consenso de Washington (Williamson: 1990) y situaba su existencia ideológica en la Escuela de Chicago. Esto último permitía que se extendieran los antecedentes ideológicos hasta Hayek y la sociedad de Mont Pelerin (Anderson: 2001). El trabajo de Anderson había avanzado hacia atrás y al prestar atención a esta sociedad había ya complejizado el asunto, vinculando además de los monetaristas norteamericanos a autores como Eucken, Erhard, Lippmann y Röpke que incluso presidirá la sociedad en 1961. En este contexto el curso completo Nacimiento de la Biopolítica significó una apuesta por ampliar una «genealogía crítica del neoliberalismo» y el pasaje del Coloquio Lippmann ha jugado un papel fundamental en esta reconfiguración. También otros pasajes como el de la «fobia al Estado» o del «hombre empresario de sí mismo» han tenido buena acogida. En cierto sentido, la recepción de este curso ha sido una recepción de «pasajes», lo que no es en sí mismo un defecto, tomando en cuenta que se trata de ideas presentadas en un curso, planteamientos algo experimentales, donde en efecto un pasaje puede tener mucho más valor que otro. Quizás para evitar tropiezos habría que poner el curso Nacimiento de la biopolítica en relación a los dos cursos anteriores, con este sencillo ejercicio se puede solventar el exceso de fragmentación.
Tomando en cuenta esta condición fragmentaria de la lectura, el pasaje del coloquio Lippmann me parece que debe su buena acogida a tres aspectos muy concretos.
En primer lugar, porque fija la expresión «neoliberalismo» hipotéticamente en su primer uso,46 de modo que el interés por el término mismo, transforma al coloquio en uno de esos raros objetos desconocidos y claves, una joya de archivo.
En segundo lugar, porque el interés fundacional del coloquio al crear el Centro Internacional para la Renovación del Liberalismo, sus pretensiones claramente internacionales y la voluntad de agenda política, le otorgan un tono de hito, de punto de arranque. Guillen Romo ve aquí una «primera tentativa de creación de una internacional neoliberal que prefigura las organizaciones que se implementan después de 1945» (2018: 8) en una clara alusión a la Sociedad de Mont Pelerin.
En tercer lugar este pasaje se ha vuelto llamativo para las recepciones, porque muestra una imagen controversial del neoliberalismo. Esta puede ser la clave de lectura y el aporte foucaultiano al problema: la historia del neoliberalismo, no es solo más larga; sino también más compleja, recorre gran parte del siglo xx y no puede reducirse a una perspectiva económica neoclásica, o al programa monetarista; sino que introduce modificaciones claves al liberalismo clásico y estrena una nueva composición sociológica que tiene como punto culmine la formación de una tecnología específica de gobierno. Esta serie de convicciones son el punto de arranque de lo que podríamos llamar «hipótesis Foucault» y han marcado las investigaciones y trabajos que toman precisamente Nacimiento de la Biopolítica para reenfocar la cuestión del neoliberalismo.
El pasaje del Coloquio Lippmann aparece en este reenfoque como el punto de mira para el desarrollo de dicha hipótesis. Por ejemplo, el ensayo de Dardot y Laval (2009) expresa esta posición con mucha claridad y extiende mucho las sugerencias que había propuesto Foucault sobre el coloquio Lippmann y también sobre el ordoliberalismo alemán. Extiende también cierto binarismo a mi juicio estratégicamente errado que insiste mucho en las diferencias entre el neoliberalismo alemán y el neoliberalismo norteamericano. Llegando a describir la propuesta alemana en algunos pasajes como «tercera vía» (Dardot y Laval, 2009: 129-132), expresión con la que Röpke describe su propuesta. Esto sigue ciertos momentos claves de Nacimiento de la Biopolítica en los que Foucault efectivamente se inclina por un esquema binario (la descripción de los dos anclajes). Aunque hay pasajes de Nacimiento de la biopolítica que muestran un abanico más complejo de posiciones, de todos modos tal binarismo parece ejercer presión y no es raro ver lectores de Foucault, más o menos informados, que enfatizan esta concepción binaria. Este rasgo presente a ratos en el argumento de Foucault, y profundizado a ratos en el de Dardot y Laval, impacta en la idea que se tiene del Coloquio Lippmann, especialmente cuando se presenta por ejemplo a Röpke y Rüstow, junto a Lippmann y Rougier de un lado y a Mises y Hayek de otro. Hay una cierta tendencia al binarismo en la lectura del coloquio frente a la que tomar atención.
Quiero mencionar otro de los trabajos de alta difusión que han adoptado esta «hipótesis Foucault» sobre el neoliberalismo. Me refiero al trabajo coordinado por Mirowski y Plehwe (2009). Nuevamente se trata de un trabajo que presta gran atención al Coloquio Lippmann siguiendo la observación foucaultiana, aunque rompe el binarismo anterior, especialmente porque pone al coloquio como uno de los hitos del neoliberalismo francés, la compilación en su conjunto presta atención a diversas formaciones neoliberales en contextos nacionales diferentes, volviendo por ejemplo sobre el neoliberalismo latinoamericano, abandonado en el esquema binario.
Tenemos una suerte de doble efecto, el neoliberalismo se vuelve más complejo que en la versión demasiado homogénea que se tenía por ejemplo en los acercamientos de Harvey o Anderson, pero al mismo tiempo este binarismo vuelve un poco líquida la valencia política, una especie de mal neoliberalismo norteamericano y de buen neoliberalismo alemán —tercera vía inclusive—. Este binarismo es complejo. Pero hay que insistir en que una forma de leer el coloquio ha sido como proyección de este binarismo, y quisiera hacer algo diferente.
De todos modos hay que tener a la vista que la noción de neoliberalismo no es unívoca, que en la literatura especializada hasta el 2005 aproximadamente, este término designaba sobre todo el programa político de extensión de los principios neoclásicos; pero que tanto la investigación de Anderson como el curso de Foucault han colaborado a que la literatura al respecto se haya formado una idea más compleja en la que habría un abanico de posiciones con evidentes diferencias teóricas y políticas, aunque con una unidad irrenunciable (Ptak, 2009).
4. Elementos fundamentales del análisis de Foucault sobre el coloquio
En primer lugar conviene destacar la función de este pasaje del coloquio en el argumento general de Nacimiento de la biopolítica. Según ha planteado Foucault, el contexto de interpretación de la biopolítica es el neoliberalismo; pero se tiene, en el contexto teórico general, una imagen del neoliberalismo simplificada o errada. Esa imagen general que se tiene puede expresarse brevemente en tres hipótesis, según Foucault. El neoliberalismo sería desde el punto de vista sociológico una reedición de la sociedad de mercancías, desde el punto de vista económico, una reactivación del laissez faire, y desde el punto de vista político una generalización del poder del Estado. De modo que será necesario para Foucault replantear esas tres hipótesis, modificarlas o desecharlas. Las comenta del siguiente modo:
[…] desde el punto de vista económico, ¿qué es el neoliberalismo? Nada más que la reactivación de viejas teorías económicas ya desgastadas.
En segundo lugar, desde el punto de vista sociológico, ¿qué es el neoliberalismo? No es otra cosa que el elemento a través del cual pasa la instauración de relaciones estrictamente mercantiles en la sociedad.
Tercero y último, desde un punto de vista político, el neoliberalismo es solo la cobertura para una intervención generalizada y administrativa del Estado tanto más gravosa porque resulta insidiosa y se enmascara bajo la apariencia de un neoliberalismo.
Como podrán darse cuenta, estos tres tipos de respuesta ponen de manifiesto que el neoliberalismo en definitiva no es nada en absoluto o, en todo caso, es nada más que siempre lo mismo, y siempre lo mismo para peor. Es decir: es Adam