Curso de sociología general 2. Pierre Bourdieu

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Curso de sociología general 2 - Pierre Bourdieu страница 11

Curso de sociología general 2 - Pierre  Bourdieu Biblioteca clásica de siglo veintiuno

Скачать книгу

jurado es una invención de los reyes de Inglaterra”. Si se trata del cuadrado de la hipotenusa, uno acepta la noción de invención; pero no atribuimos esta palabra a las técnicas sociales. El juego de mesa que nos propone la revista Lire es, según creo, una invención, pero una invención que no parece serlo, que parece caer por su propio peso. Uno tiene la impresión de haberla visto siempre. Por consiguiente, la primera cuestión que puede plantearse es: ¿por qué se la acepta? ¿De dónde viene esta invención? ¿Cuál es el universo donde se la ha producido? ¿Y por qué en determinado momento puede aplicarse al universo de los intelectuales?

      Pero ¿esos constatativos no serán performativos que dicen “¡viva el fin de las ciencias sociales!” [risas en el auditorio], “las ciencias sociales al paredón, y los científicos (¡yo entre ellos!), también”? ¿Por qué esos performativos se disfrazan de constatativos? ¿Qué son esos golpes de fuerza? Una propiedad de los golpes de fuerza simbólicos es que se enmascaran. Es una de las propiedades de lo simbólico: la violencia simbólica es una violencia que se ejerce sin parecer tal. Por consiguiente, el hecho de que un performativo pueda tomar la apariencia de un constatativo es de extrema importancia. Pero ¿por qué puede tomar la apariencia de un constatativo? ¿Frente a quién? He hecho estos análisis cien veces y dudo de si repetirlos: cualquier autoridad simbólica –eso es lo que dicen, me parece, los teóricos de lo performativo– supone un espacio social dentro del cual ella funciona, supone campos dentro de los cuales esa autoridad se ha acumulado. Se dirá: “Esta gente nos informa y[, si pensamos que] nos informa, es porque está bien informada”. Por nuestra parte, podríamos decir: “Pero, en fin, ¿no es un performativo? ¿No toman sus deseos por realidades?” –cosa que es un reflejo muy higiénico–, aunque de inmediato nos achacarían ignorancia, tanto más, por ejemplo, cuanto más provincianos seamos (porque estamos lejos, no sabemos, y los informadores bien informados –es decir, parisinos– están ahí para decirnos de antemano –profecía– lo que todo el mundo sabe en los medios bien informados).

      Acaso ustedes piensen que hago una polémica gratuita, pero el efecto es muy importante: detrás de ese tipo de enunciados de los cuales la prensa está colmada, puede haber un golpe de fuerza, un efecto de autoridad cuyo fundamento es preciso examinar. He descripto un poco el mecanismo: ¿qué quiere decir “bien informado”? ¿Y “bien informado” a los ojos de quién? Una paradoja del “bien informado” es que uno tendrá más posibilidades de ser visto como “bien informado” cuanto peor informada esté la gente a la cual se dirige (esta es una proposición general de la que enseguida van a ver en qué resulta cuando se la traslada a la política). El palmarés que aparece en Lire, cuyo jefe de redacción es Bernard Pivot, pasa por ser obra de gente “bien informada”. Pero ¿qué significa “bien informada”? ¿“Informada” sobre qué? Cuando dije “bien informada”, ustedes habrán pensado sin duda “bien informada sobre el tema en cuestión: el estado de las ciencias sociales, el estado de la filosofía”. Pero hay una segunda proposición: “bien informada” sobre la relación entre el informador informado y la cosa en cuestión, en otras palabras, “bien informada” sobre los intereses específicos del informador bien informado y sobre el interés que este tiene en presentarse como bien informado acerca de lo que está en juego. Las estrategias simbólicas del tipo de las que enuncio se ejercerán con más fuerza en la medida en que lleguen a personas alejadas del lugar de producción del mensaje y no solo de la información sobre la filosofía, sino también de la información sobre las condiciones en las cuales se producen las informaciones sobre la filosofía. En otras palabras, si uno no tiene amigos en el periodismo, está jodido.

Скачать книгу