El pase antes del pase... y después. Irene Kuperwajs

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El pase antes del pase... y después - Irene Kuperwajs

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Ibid., p. 180.

      40- Ibid., p. 209.

      41- Ibid., p. 209.

      42- Ibid., p. 211.

      43- Ibid., p. 217.

      44- Ibid., pp. 221-224.

      45- Ibid., p. 226.

      46- Freud S., “Análisis terminable e interminable” (1937), op. cit., p. 223.

      47- Reik T., Confesiones de un psicoanalista, op. cit., p. 241.

      48- Ibid., p. 250.

      49- Doolittle H. (1944), Tributo a Freud, Shapire, Buenos Aires, 1979.

      50- Ibid., p. 143.

      51- Ibid., p. 135.

      52- Ibid., pp. 51-2.

      53- Ibid., p. 54.

      54- Ibid., p. 54.

      55- Ibid., p. 54.

      56- Ibid., p. 55.

      57- Ibid., p. 63.

      58- Ibid., p. 191.

      59- Ibid., p. 191.

      60- Ibid., p. 65.

      61- Ibid., pp. 77-100.

      62- Ibid., p. 100.

      63- Ibid., p. 238.

      64- Ibid., p. 244.

      65- Wortis J., Mi análisis con Freud, Buenos Aires, Universitaria, 1965.

      66- Ibid., p. 20.

      67- Ibid., p. 122.

      En este capítulo intentaremos responder a la pregunta por la versión del final que Lacan propone en el texto “La dirección de la cura y los principios de su poder” (1958). (1) ¿Por qué elegí este texto? Porque es el primer informe del Coloquio internacional de Royaumont, que se lleva a cabo entre el 10 y el 13 de julio de 1958, en respuesta a una invitación de la Sociedad Francesa de Psicoanálisis (SFP).

      En este texto Lacan reflexiona sobre su posición en el movimiento psicoanalítico, ya que a esta altura no pertenece más a la IPA y forma parte de la SFP. El contexto en el que Lacan lo escribe es el del debate con quienes en aquel momento se erigían como representantes de los principios del psicoanálisis; y pretende mostrar las desviaciones que a su juicio sufrió el psicoanálisis, para hacer de sus escollos, “boyas en nuestra ruta”.

      Sabemos que al comienzo de su enseñanza, influenciado por Hegel, Lacan piensa en una concepción del fin de análisis del lado de la realización del ser y del saber absoluto. Luego sostendrá una versión corregida mediante Heidegger, ya que el saber absoluto es considerado equivalente a la asunción por parte del sujeto de su ser-par-la-muerte. (2)

      Años después, en “Variantes de la cura tipo” (1955), Lacan plantea el análisis como un itinerario del narcisismo, de las identificaciones, en el que van cayendo las figuras de la conciencia como una suerte de máscaras de la muerte que se develan al final sosteniendo la imagen narcisista. (3) El fin del análisis sería volver a los orígenes del yo y subjetivar la muerte luego de un cierto atravesamiento del narcisismo; sería un final universal.

      Como afirma Jacques-Alain Miller en su curso Donc, se puede seguir esta perspectiva en la enseñanza de Lacan del pasaje de una muerte imaginaria a una muerte lógica, a una experiencia de la muerte que marca todas las experiencias de pérdida y separación que conoce el sujeto en el curso del desarrollo. (4) Años después, Lacan pasará de hablar de la muerte a hablar del sujeto tachado ($) sujeto mortificado por el significante que da cuenta de la incompatibilidad entre el deseo y la palabra.

      El texto “La dirección de la cura…” está dividido en cinco partes. La primera se titula “¿Quién analiza hoy?”, y allí Lacan habla del analista, respondiendo a Le Psychanalyse d´ajourd hui, un volumen dirigido por Nacht que describe la actualidad psicoanalítica francesa de esa época. Lacan critica los análisis que pretenden ubicar al analizante a imagen y semejanza del analista, afirmando categóricamente que el análisis no es una “reeducación emocional del paciente” como pretenden algunos.

      El primer principio de la cura es que la dirige el analista y, si bien en toda cura hay un poder en juego, eso no equivale a que la dirija el paciente. Es muy crítico del analista que ejerce el poder y se identifica con él, y nos advierte que nadie está exento de perderse en él, tal como Freud lo había hecho en sus escritos técnicos. Se refiere enfáticamente al poder o la verdad. Intenta diferenciarse del entonces poder institucional resaltando la búsqueda de la verdad y la potencia de lo simbólico.

      La dirección de la cura reside en primer lugar en lograr que el sujeto aplique la regla analítica, que diga lo que se le viene a la cabeza. Recordemos que a Lacan le interesa a esta altura lo simbólico, ubicar al significante como causa. Se trata de un orden simbólico caracterizado por significantes ligados y ordenados por una ley. Se maneja con la distinción

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