Psicología y psicoterapia transpersonal. Manuel Almendro

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Psicología y psicoterapia transpersonal - Manuel Almendro Psicología

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de nuestros impulsos, tensiones, necesidades, depresiones, gustos y ansiedades, etc., resulta que todo lo que esté mas allá es territorio del delirio.

      Hoy día existen grandes líneas y escuelas psicoanalíticas, con tendencias definidas como las resaltadas o bien con posiciones eclécticas que incorporan diversas corrientes.

      3. LA TERCERA FUERZA: LA PSICOLOGÍA HUMANISTA

       La gestalt

      Pasada la trágica resaca de la guerra mundial, comienza un resurgir apoyado por unas generaciones que no pretenden seguir los pasos armamentistas de un poder que de ese modo mantiene su estrategia.

      En el mundo de la psicología surgen caminos diferentes de los dominados por el mecanicismo del conductismo y el psicoanálisis. Este camino se aglutinará en la llamada psicología humanista, que proclama ya un nuevo orden en el acontecer humano, conviertiéndose así en la tercera fuerza que Maslow imprime en la evolución de las corrientes.

      Un extenso bagaje de tendencias aglutina este movimiento que crece bajo el contundente apadrinamiento de Abraham Maslow entre otros, partiendo de una arriesgada crítica a lo establecido. Destacamos la conocida como psicología existencial de Rollo May, de raíces filosóficas en Husserl; el análisis existencial de Viktor Frankl; la bioenergética neoreichiana; el rolfing; el método Feldenkrais; la terapia primaria de Janov; el chamanismo y los trabajos psicodélicos; Carl Rogers; Erich Fromm; la teoría de campo; el holismo; Laing; la influencia de Jung; la terapia gestalt, etc., que hacían que en cualquier congreso humanista uno se encontrara con una riqueza de líneas y grupos en donde se contactaba con ese bullicio alegre, dispuesto a romper las ataduras morales de un pasado no muy lejano. Las dinámicas de grupo, maratones desnudos, etc., renuevan la terapia grupal del psicodrama, apartándolo de lo académico y productivista para dar rienda suelta, en la sala, a los impulsos naturales, sexuales y agresivos que estaban proscritos por el psicoanálisis y las psicologías académicas, limpiando y desactivando así los fondos oscuros de la mente.

      Considerada como una de las más influyentes en la psicología humanista, es de especial importancia por ser una de las que se convierten en puerta de entrada de la psicología transpersonal.

      Orígenes. La psicología de la gestalt se inició en Alemania, bajo la influencia de Kant y Husserl. En ella se introducía el concepto de organización, en el sentido de que los fenómenos percibidos son las totalidades organizadas, y los objetos son “objetos de experiencia”, como se expresaba Koehler. Se oponían a la cuantificación, es decir a los cómputos estadísticos, a la explicación maquinal de la vida de corte conductista. Proponían un isomorfismo basado en la relación parte-todo, la restauración del equilibrio y la experiencia psicológica como un campo dinámico entre el individuo y su ambiente. De éstas y otras concepciones partirá Perls para iniciar su terapia guestáltica, aunque Claudio Naranjo afirma que Perls buscó un apoyo académico para avalar sus ideas en momentos de necesidad. La terapia gestalt fue fundada por Frederick (Fritz) y Laura Perls en 1940, con el soporte de lo fenomenológico y existencial, potenciando lo directamente percibido y sentido sobre lo interpretado y explicado. Perls fue asistente en 1926 de Kurt Goldstein, que lideraba la psicología gestalt, existencial y el psicoanálisis. Y también fue influido por Karen Horney y Wilhelm Reich (fue analizado por éste). Es de destacar, por lo tanto, la importancia de lo psicosomático, la función de los sistemas motores y el carácter. Korzybski, el semanticista, está presente también. Las “malas lenguas “ afirman que Freud nunca recibió a Perls. En la terapia gestalt, como meta, se pretende que el paciente llegue al “darse cuenta”, “percatarse” de qué está haciendo, cómo lo está haciendo, para llegar al cómo puede cambiar, aceptarse y valorarse por sí mismo. El énfasis recae en lo que se está sintiendo y pensando en el momento, más que en lo que fue, debería o tendría que ser; lo decisivo es lo subjetivamente sentido en el presente, así como lo que es objetivamente observado como hecho importante. El interés y las totalidades organizadas significativamente hacia un proceso de autorregulación, la homeostasis, son los aspectos que Fritz Perls coloca como básicos, para no confundir las necesidades con los síntomas ni con los mecanismos de satisfacción.

      La teoría de campo. Holismo. Con la doctrina holística, Perls encamina su trabajo hacia lo transpersonal, entrando a través de la teoría del campo unificado y aplicada a lo físico y a lo mental. También en el tratamiento de los hechos, símbolos, sentimientos, roles, etc., teniendo en cuenta la relación organizativa con el medio ambiente. El campo es el todo donde las partes están interrelacionadas sensiblemente. El trabajo se encara desde una perspectiva existencial, método fenomenológico enfocado en la experiencia directa de las relaciones, juegos, sufrimientos… etc., para ir más allá de un club de relaciones donde nada ocurre, criticando Perls las dinámicas en que sólo se produce un intercambio de opiniones.

      El diálogo existencial busca la atracción más que la manipulación hacia una meta.

      La neurosis y sus mecanismos. El hombre integrado, para Perls, es el que puede vivir en un contexto significativo con su sociedad, sin ser devorado completamente por ella y sin retirarse completamente de ella. Las perturbaciones neuróticas surgen por no encontrar ni mantener un equilibrio adecuado entre el individuo y su mundo. Las actitudes, los modos de actuar, sentir y evaluar, no digeridos, dan lugar a los introyectos, y su reverso es la proyección. Así se pasa del hacerse a sí mismo responsable de lo que de hecho es parte del ambiente, a hacer responsable al ambiente de lo que sucede en el sí mismo. Si no hay límite entre el individuo y el ambiente, entonces aparece la confluencia, se supone que en sentido negativo. La retroflexión consistiría en volverse contra sí mismo. Éstos son los mecanismos del neurótico que describe Perls, mecanismos que se unen a la manipulación y a la confusión para seguir manteniendo su estatus, sin percatarse de los puntos ciegos.

      Claudio Naranjo, discípulo de Perls, es uno de los principales embellecedores de la gestalt, reconoce la importancia de la autorregulación individual de Perls, paralela a la autorregulación de los grupos de Rogers, al mismo tiempo que, para él, gestalt es 50 % de atención y 50% de espontaneidad auténtica por parte del paciente. Por otra parte el profesional es aquél que puede producir acción real, capaz de detectar la actitud exacta, reforzarla, exigirla, enseñarla, pues la conoce –en sí mismo– y además es uno mismo.

      Las ideas de la psicoterapia gestalt están arraigadas más en la experiencia y la intuición que en la especulación. En su filosofía se da un respeto por el paciente, aceptándolo como es, su naturaleza impulsiva y sus mecanismos de defensa, aceptando la vida como proceso. Es la paradójica teoría del cambio de Beisser, que no necesita más que de presencia, estar consciente y responsabilidad. En La sopa de pollo es venenosa, Resnik mantiene que muchos de nuestros deseos, más que necesidades, son ansias de sustitutos ambientales. Se desprecian las explicaciones, interpretaciones, justificaciones y la actividad conceptual en general, haciendo asumir la experiencia directa, consistiendo el proceso terapéutico en una transmisión de ésta, en un contexto de yo y tú. Sin la actitud adecuada, las técnicas son formas vacías. El centrarse en el presente como técnica es primordial en la psicoterapia gestalt, lo que no sólo se reduce al verbo, sino que se amplía con sensaciones, emociones y gestos, recalca Perls. Es sentir y experienciar, más que pensar e imaginar; es realmente la terapia del “aquí y ahora”, una puerta transpersonal que lleva factura zen. La presentificación va unida a un continuum de la atención que se corporeíza en una meditación verbalizada con una capacidad de expresión directamente proporcional a la claridad de percepción en el marco interpersonal terapéutico donde el paciente es reflejado a su sí mismo.

      El “aquí y ahora”

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