Psicología y psicoterapia transpersonal. Manuel Almendro
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Podríamos concretar que la psicología transpersonal se centra por una parte en un aspecto vertical a través del cual se accede a planos diferentes del físico, contactando con las “entidades” que en ellos habitan, lo que supone una conexión con la antigua sabiduría de la tradición y el mundo arquetípico, hoy desechado por el materialismo rentable. Por otra parte, el aspecto horizontal conlleva la identificación con los demás seres y con la Tierra, al desaparecer las barreras del ego, es decir al desaparecer la concepción de ser encapsulado en la propia piel, en una interexistencia que evoluciona de la coexistencia a la convivencia y de la comunicación a la comunión. Verticalidad y horizontalidad son así concebidas en una relación más allá del ego y se interpenetran mutuamente. Lo transpersonal, de carácter más amplio por ser interdisciplinar, abarca la interrelación multidisciplinar. Ya no está sola la psicología transpersonal, como se puede comprobar en la física moderna, la biología, etc., con científicos que asumen la concepción tranpersonal de sus investigaciones, como son D. Bohm, R. Sheldrake, etc.
Por otra parte, en toda esa explicación de lo que significa lo transpersonal, John Rowan especifica en una lista que lo transpersonal no es lo extraperso-nal, que lo transpersonal tiene que ver con el yo superior, el ser profundo (Starhawk), el testigo interno, el ser transpersonal (psicosíntesis), arquetipos superiores de Jung, el alma (Hillman), la superconsciencia (psicosíntesis), la creatividad (ser entregado), experiencias cumbre, intuición, algunas curaciones, experiencias cercanas a la muerte, chakras elevados, guía personal, el sí mismo, el ser transfigurado, sistemas de energías sutiles. Lo extrapersonal tiene que ver con la levitación, la percepción extrasensorial, clarividencia, telepatía, radiónica, radiestesia, caminar sobre el fuego, lo paranormal, fakirismo, telekinesia, experiencias fuera del cuerpo, trabajos con cristales, etc. Yo creo que Rowan apunta a que lo transpersonal no tiene nada que ver con el uso de poderes psíquicos, con el circo y con el lucro personal derivados de ello. Rowan también diferencia en lo ya mencionado como prepersonal, como lo que aún no ha llegado a la lógica formal, lo encuentre incomprensible o lo niegue. Es decir como lo que no ha llegado aún al desarrollo de lo racional. Lo transpersonal va más alla de los límites de las categorías ordinarias de pensamiento y encuentra que éstas son inapropiadas e insuficientes para su trabajo. A consecuencia de que no se ha de identificar lo transpersonal exclusivamente con el cerebro derecho, Rowan argumenta que se ha de tener un concepto globalizador. Lo transpersonal no es la New Age por su mezcolanza. No es una religión, por cuanto tiene que ver con experiencias y descubrimientos personales que pueden no expresarse en la terminología religiosa, dedicada al culto, al rito y a los dogmas.
Lo transpersonal para Rowan tiene que ver con:
Voces interiores, no con las subpersonalidades distorsionantes del individuo, sino las que son guías para el crecimiento, y que además son canales abiertos hacia y más allá del yo superior. Tomando a Gandhi como ejemplo conocido, diferencia la intuición entre la del pequeño yo que confunde fantasía y realidad, la del de yo mágico que niega la soledad y el aislamiento (pre-personales), la del yo-rol que busca un sitio en la sociedad donde pueda ser recompensado, la del yo autónomo enfatizado en la solución de problemas y que supone un acercamiento a lo transpersonal (personales), la del yo entregado, que surge del sí mismo a través de la inspiración, arquetipos, dioses y diosas, y de la entrega digna. En el yo intuitivo hay ya identificación, sería algo como la iluminación, trascendencia, más allá de los pensamientos (transpersonales). El proceso surge desde lo prepersonal, por lo personal hasta lo transpersonal a través del cuerpo-mente-espíritu.
En Trascender el ego (1993) que F. Vaughan nos recomendó por carta y que además ha sido editado por ella y Roger Walsh, se desarrolla una síntesis sobre la definición de lo transpersonal que puede ser considerada tal vez como poco concreta; desde luego es una posición ecléctica e integradora, es decir transconcretadora de los procesos teóricos y prácticos que pueden desembocar en una interrelación multidisciplinar que dé paso a un movimiento regenerador a escala planetaria. Tal vez tengamos que añadir que, al fin y al cabo, lo transpersonal es una “actitud” ante la vida que lleva tras de sí una vivencia de la realidad no-ordinaria en la ordinaria. Según Roger Walsh y Frances Vaughan las experiencias transpersonales pueden ser definidas como las realizadas más allá de lo individual o personal, abarcando amplios aspectos de la humanidad, de la vida, la psique y el cosmos. En las disciplinas transpersonales sus practicantes tratan de expandir el cometido incluyendo los fenómenos transpersonales y sus experiencias. La psicología transpersonal es el estudio psicológico de las experiencias transpersonales y sus correlatos: naturaleza, variedades, causas y efectos. Existiría también una psiquiatría transpersonal con un interés particular en la clínica, una antropología transpersonal etc., según el proceso que aspira a desarrollar el más alto potencial de la humanidad. Esta definición no excluye ni invalida lo personal, ni se aferra a una filosofía particular o concepción del mundo, ni a un método particular, ni se compromete en una interpretación específica de las experiencias transpersonales, ni vincula las disciplinas a una ontología particular, metafísica, filosofía o religión. Por lo tanto en el amplio espectro que propugnan estos autores las experiencias transpersonales pueden ser interpretadas de muchas y diferentes maneras: pueden ser religiosas o no, teístas o ateístas. Más bien existiría una aceptación de diversas posiciones, las que conjugan lo vertical con lo horizontal o bien las que se decantan por el predominio de una de ellas. El aspecto importante que señalan los autores es la complementariedad de los diversos puntos de vista; en ello estaría la posición mas definida de lo transpersonal como integradora de lo llamado los “tres ojos del conocimiento”: sensorial, introspectivo-racional y contemplativo, a diferencia de otras disciplinas que se definen por algunos de estos aspectos ignorando el resto. Con respecto a la relación entre la religión y la psicología transpersonal, se han de considerar como campos diferentes aunque haya contactos parciales de interés y significativas diferencias, pues en la psicología transpersonal no existen credos ni dogmas, ni se demandan unas particulares convicciones; más bien se adhiere a una amplia posición científica, filosófica y experiencial para comprobar todas las pretensiones y aceptando normalmente que las experiencias se pueden interpretar religiosamente o no, según las preferencias individuales. Asimismo, en el carácter interdisciplinar, en lo Transpersonal, se pretende llegar a establecer la contribución e integración de las diversas escuelas. Finalmente estos autores están muy interesados en la importancia de la visión transpersonal que recupera las antiguas ideas, las prácticas contemplativas, métodos ancestrales, la consciencia no-ordinaria, etc., rehabilitando las experiencias transpersonales relegadas como patológicas o irracionales por la oficialidad, y asumiéndolas como una evolución en la trascendencia del ego. Es la integración de lo transcultural, la apreciación de otras religiones y filosofías, de las artes; lo que es de importancia decisiva para sumar a la gran tradición de la humanidad, para llegar a ampliar la visión de la naturaleza humana y del cosmos, descubriendo un universo vasto y misterioso, descubriendo unos reinos a los que no llegan los instrumentos físicos. Bajo este comprensivo y amplio acercamiento se aboga por que el ser humano acceda a las extraordinarias posibilidades que le brinda la visión transpersonal del cosmos. Frances Vaughan concreta que «la psicología transpersonal se ocupa de las experiencias y aspiraciones que impulsan a los seres humanos a buscar la trascendencia, y de la capacidad curativa de la autotrascendencia»
Para ella el proceso interno que comienza en el nivel existencial como una búsqueda del sentido de la vida termina conduciendo a una desidentificación del ego y al despertar transpersonal,