Psicología y psicoterapia transpersonal. Manuel Almendro

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Psicología y psicoterapia transpersonal - Manuel Almendro Psicología

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entre las enseñanzas provisionales que trabajan con la autoconsciencia egoica y dualista para aliviar el sufrimiento, mejorar la calidad de vida y favorecer la evolución de la consciencia, y las enseñanzas definitivas, que, por el contrario, nos recuerdan la unidad subyacente del espíritu presente en todos los seres tras cualqier actividad y bajo cualquier forma. Entre éstas estarían las experiencias cumbres pues llevan consigo un cambio de actitud, cambian enteramente los puntos de vista y crean una nueva apreciación e intensificación de la consciencia del mundo.

      Hacia el entendimiento de esas dos concepciones tendería el comentario de Grof, preocupado por la coherencia del nuevo paradigma y por la necesidad de un cambio global armónico, atribuyendo a Arthur Young ese mérito de salvar la brecha entre ciencia, mitología y filosofía perenne.

      El colapso del mecanicismo newtoniano abre la vía a estudios antes ridiculizados entre los que Grof señala las investigaciones sobre estados de consciencia, terapia psiquedélica, experiencial, parapsicología y tanatología, etc., estudios que se incrementan desde que Jung abriera paso a lo transpersonal con el inconsciente colectivo, trascendiendo las fronteras del individuo, transpasando las barreras del espacio y del tiempo, valorando el papel de las plantas psicotrópicas en las culturas del planeta. Estados de consciencia en los que la identidad se puede expandir más allá de la imagen corporal, abarcando a otras personas, grupos, otros seres y animales, a la humanidad y al cosmos, que en estados ordinarios se encuentran fuera del ámbito del sujeto. (Adelantemos que un síntoma pertenece en su nivel a un estado modificado de consciencia.) Experiencias que llevan consigo visiones arquetípicas con secuencias mitológicas de diferentes culturas: las más abarcadoras son de índole cósmica y trascendental, es decir emergencias espirituales y crisis transpersonales que la ciencia occidental rotuló como procesos psicóticos y los psicoanalistas como regresivos, considerando lo religioso como lo neurótico-compulsivo. El psicoanalista Franz Alexander llegó a tachar a la meditación budista como catatonía inducida. Para los antropólogos occidentales los chamanes son enfermos mentales, esquizofrénicos. Todo esto, fruto de la rigidez mental y de la ignorancia, –es decir, de nuestro propio miedo– puede ser rebasado si esa nueva ciencia abre los caminos para entender que la razón occidental no tiene la panacea ni la posesión absoluta de la verdad. Es cuestion de abandonar o no la soberbia.

      Hace unos días tuve que hacer una reseña para un congreso de lo que creo que es la psicología transpersonal. Lo incluyo como aporte que pretende clarificar los caminos transpersonales en los que, por su juventud, a veces se producen lógicas interferencias.

      Las orientaciones de la psicología nacen en el seno de las necesidades de su tiempo. En el presente, lo transpersonal es respuesta a una búsqueda tan actual como ancestral, es la de rasgar el velo que cubre la trama, desde lo individual a lo universal.

       Como disciplina presenta:

      Una transmentalidad: el hombre no está en un estado terminal de evolución, en su hoy trastocado mundo ansía un nuevo instrumento interno que revalide y transvase una mente dualista y febril. Supone una apertura, para que la consciencia-energía emerja y ofrezca un nuevo orden en el caos.

      Una trascendencia: reconocida en lo intuitivo o espiritual como principio y guía desde lo cotidiano a lo infinito. Lo transpersonal prepara el acceso a los nuevos planos evolutivos de conocimiento, donde lo inefable marca el límite. En la trascendencia hay una dirección sublime que impide engancharse en el camino. La consciencia-energía hace que cada acto sea en sí mismo un escalón hacia ella, continuo flujo de vida.

      Una transindividualidad: que permite el paso a una identificación amorosa, natural y espontánea del hombre con su entorno: los demás hombres, animales, vegetales, cosas… para que la puerta de la sinergia descifre la aparente casualidad y se conecte con ese mecanismo que rige las cosas que pasan.

      Una transpsicología: Que supere el modelo médico-psicológico, taxonómico y dramático-enfermista dedicado a un “fichaje” que incrusta a la persona en sus síntomas, imposibilitándole deshacerse de ese corsé y aceptando con resignación su papel de enfermo. Este modelo trata como patológica toda conducta que no coincida con el modelo de “normalidad” imperante, una terminología que descarta la reducción del espíritu al psicologismo.

      En psicología transpersonal, el cuerpo es consciencia, a años luz del re-duccionismo de la perspectiva newtoniana-cartesiana, en el que el cuerpo es sólo una máquina biológica, y a años luz de la lúgubre perspectiva freudiana. La psicología transpersonal nace en una perspectiva cuántica y energética, en la que la vida es un proceso de consciencia, tras las sucesivas vivencias de muertes y renacimientos como mecanismos de trabajo, en los que la crisis sólo significa cambio; siendo avalada por un principio de complementariedad, sinergia, en el que la oscuridad es el combustible de la luz. Lo vivencial y lo emergente son el contexto direccional en el que cuerpo-mente y emociones alineados saltan al vacío de lo no instituido, zona virgen marcada por los propios límites personales.

      Quizá convendría recalcar, dado el auge actual de otras materias, que la psicología transpersonal, aunque respete y se relacione con ellas, no es parapsicología ni ninguna de las mancias hoy tan extendidas. Digamos que en su propósito de curación como acceso a la consciencia personal tiene como objetivo el conectar con la matriz ordenadora del universo que se expresa en la vida, en lo ordinario y en lo no ordinario, en el mercado, el café, fenómenos perinatales, tanáticos, oníricos, etc., donde la transmentalidad deja pasar el flujo de consciencia-energía, consciencia cósmica, que atraviesa y contiene todo lo que existe.

      Para acabar este apartado, y aunque represente un avance prematuro, quisiera dejar caer unas notas a fin de darnos cuenta de que dentro de las concepciones transpersonales hay ya divergencias que enriquecen el proceso hacia ulteriores clarificaciones. Michael Washburn introduce una tesis al respecto, al contrastar los modelos dinámico-dialéctico y el estructural-jerárquico. M. Washburn concibe la psicología transpersonal como un desarrollo de las potencialides humanas que sobrepasan los límites del ego, partiendo de que ese ego existe en relación con una fuente superior de la que es un instrumento. La psicología transpersonal para Michael Washburn. es menos una subdisciplina que una investigación multidisciplinaria y sintetizadora que se relaciona con asuntos religiosos como la caída y la trascendencia, filosóficos como la individualidad, la existencia, etc., por lo que propone como más adecuado el hablar de teorías transpersonales, siendo el principal objetivo el integrar la vivencia espiritual con una amplia comprensión de la psique humana pero sin caer en la reducción en uno de los lados. Sin embargo, lo que comenté como avance tal vez prematuro, puesto que los autores clave serán expuestos posteriormente, es algo sobre la posición crítica del autor que se decanta por una posición dinámica (Freud y Jung fundamentalmente), en contra de la estructural-jerárquica defendida por Wilber.

      M. Washburn afirma que libido y espíritu provienen de la misma fuente y esta unificación será clave en su perspectiva. Para todo ello tenemos que presentar los tres estados: “pre-yoico”, que corresponde aproximadamente al pre-edípico y en el que la Fuente Vital “Pleroma” Dynamic Ground (término usado por el autor) domina sobre un yo subdesarrollado; el estado yoico que corresponde desde la tardía infancia hasta la adolescencia, en que el yo maduro es disociado represivamente de la Fuente Vital y el trans-yoico que corresponde con el adulto (en el caso de que este nivel aparezca). Este tercer estado conlleva que el yo maduro se reintegre con la Fuente Vital. Para Washburn éstos son los dos paradigmas básicos en las teorías transpersonales: el psicodi-námico o dinámico-dialéctico está basado en una concepción bipolar de la psique, el desarrollo de las tres fases expuestas se relacionan dialécticamente en dos polos –tesis y antítesis– hacia la conjunción de los opuestos; en Freud, con la perspectiva clásica ello-yo-superyó en la que este último forma parte de la esfera del yo; en Jung,

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