Psicología y psicoterapia transpersonal. Manuel Almendro
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El proceso terapéutico reichiano se amplía desde un nivel mental a un nivel emocional, elaborando así los dos planos simultáneamente, ya que descubrió el hecho de que las experiencias y las actitudes emocionales causaban un desequilibrio en los ritmos naturales de contracción y expansión de la musculatura. Precisamente son estos bloqueos musculares, como hemos comentado, los que se tornan contenedores de nuestra historia personal trabándose en ciertas partes del cuerpo, en la estructura y en los tejidos, creándose esa armadurra protectora que posteriormente aprisiona la renovación del individuo. El trabajo reichiano pretende pues reestablecer la capacidad total del organismo mediante la pulsación de la bioenergía: la energía que fluye a través del cuerpo físico. Reich llegó a utilizar, además de la manipulación en ciertas partes del cuerpo, la hiperventilación, así como estableció la necesidad imperiosa de la entrega del individuo a los movimientos involuntarios y espontáneos del cuerpo a fin de que la bioenergía curadora fluya sin obstáculos. Para Reich, la influencia represiva de la sociedad era el factor significativo que daba pie al orgasmo sexual incompleto y a la congestión de la bioenergía. La liberación sexual encontró así uno de los más importantes paladines, su teoría del orgón, los acumuladores de bioenergía, la satisfacción sexual completa, etc., suponían aspectos de investigación dirigidos hacia el bienestar bioenergético. Sobre este procedimiento Reich creó en los años treinta la vegetoterapia y más tarde la organoterapia. Al seguir sus propias tendencias, Reich se hace impopular entre sus colegas, Freud se niega a psicoanalizarle, no presta atención a su teoría del orgasmo, y Reich rechaza la teoría del super-yo. Su atención está en la psicosis. Atraviesa su propia crisis con estancia incluida de varios meses en el sanatorio de Davos. Pasa por el comunismo, levantando todo aquello del marxismo y el psiconálisis, incluso tiene problemas con las autoridades por donde circula. Rechazado por los psicoanalistas, su último enfrentamiento fue con la administración de alimentos y drogas de los EE.UU., alarmada por sus experimentos con la energía orgónica, sus tratamientos contra el cáncer, etc. Todo le fue confiscado y él encarcelado, en una de las más trágicas acciones del poder macartista contra un investigador solitario. Hay quien lo considera como un loco o un atormentado visionario, o como un gigante que sobrepasó los límites de su época con todas las consecuencias que ello conllevaría.
Con Reich nos acercamos a muchos de los postulados orientales, por la importancia que en éstos se le da al cuerpo. El do-ín, la digitopuntura, el shiatshu, etc., forman parte de la manipulación corporal, el poder de las manos, la más antigua medicina del mundo: el yuki, el reiki, la imposición de manos en la tradición ayurvédica dan fe de ello. Por otra parte es uno de los pilares de las revoluciones modernas que fueron más allá del aburrido enfrentamiento izquierda-derecha de los movimientos tradicionales.
Alexander Lowen, discípulo de Reich, desarrollaría el análisis bioenergético. La teoría parte de que el organismo funciona como un todo y que cualquier disturbio afecta a toda la persona; así pues, no hay distinción entre enfermedad mental o física y la interrelación física y psíquica es un hecho. El trauma psíquico tiene su peculiar recorrido por el cuerpo, bloqueándolo allí donde no fluye la energía. En el cuerpo late la pulsación, que es la cualidad de sus células, la respiración; si la pulsación es fuerte, la vida es fuerte; si es plena y libre se experimenta la alegría y el placer.
Conocer el cuerpo es conocer a la persona; sus formas y movimientos revelan la personalidad y contienen la historia de la persona. Ello hace que el terapeuta realice una aproximación a la diagnosis de la estructura del carácter que definirá una individual manera de ser. Así se describen varios tipos cuyas nomenclaturas no parecen precisamente positivas: el carácter esquizoide, oral, narcisístico, masoquista y el rígido, como establece la clasificación de John Pierrakos.
Entre las terapias descendientes de Reich goza de expansión hoy la terapia psicocorporal, con un congreso realizado recientemente en España (primavera del 93) en memoria de Rafael Estrada Villa, en el que participó Myron Sharaf, ayudante de Wilhelm Reich, muy interesado en los cambios de paradigma para liberarnos de la compulsión de repetición. La terapia psicocorporal añade el cuerpo como decisivo en las psicoterapias actuales. Se trabaja con procesos de elaboración cognitiva y psicoemocional, con manipulaciones precisas sobre la musculatura y el tejido conjuntivo, con diversos tipos de respiración energética, desencadenándose también diversos tipos de movimientos conscientes e inconscientes. Se pretende así acceder a los conflictos profundos, a la coraza caracterial y corporal mantenida por esos mismos conflictos. Al final se toma consciencia de estos bloqueos y de los conflictos de todas las etapas de la vida que se manifiestan en los síntomas actuales. Se pretende que de este modo las energías psicológicas y corporales fluyan de nuevo libremente hacia una regeneración y reorganización creativa e integradora con el momento del paciente. Su objetivo es holista en cuanto tiende a ir más allá del concepto dualista de cuerpo y mente, lo que se busca es una identidad funcional de todos los componentes del ser humano.
Otras escuelas que ampliaron y profundizaron los presupuestos reichianos fueron la biodinámica de Gerda Boyensen, con varios decenios de historia. Y más recientemente han aparecido la biosíntesis de David Boadella, la terapia funcional-corporal de Luciano Rispoli, la integración postural de Jack Painter y la integración psicocorporal de Marc Costa. Sin embargo, otras técnicas deben su inspiración al trabajo pionero y visionario de Reich, aunque más que como psicoterapias están dentro de técnicas corporales regeneradoras. Entre ellas están la técnica Alexander, semejante al principio de integración de Ida Rolf (rolfing); Moshe Feldenkrais, que inventó un sistema de corrección sistemática y reeducación del sistema muscular nervioso y Milton Traeger, que desarrolló la integración psicofísica utilizando una secuencia organizada de movimientos vibratorios, rodantes y sacudidas suaves, lo que produce un estado de relajación mental y física, paz e incluso de situaciones extáticas. Judith Aston creó el diseño estructural, e Isle Middehdolf desarrolló la terapia de respiración. Muchas técnicas de masaje se han mejorado uniendo a los principios reichianos del bloqueo muscular, como cristalización de los trastornos emocionales, las técnicas orientales de acupresión, dígitopresión y shiatzu, como ya hemos señalado. Hoy día existen los masajes de polaridad con profunda intervención en la energía del cuerpo, el masaje sueco, masaje profundo sobre el tejido conjunctivo, reflexología sobre manos y pies, etc. A todo ello debemos de unir otras técnicas que se extienden con gran vigor, como la eutonía, la diafroterapia, la antigimnasia, el DFA, etc., todas ellas de gran ayuda para liberar las rigideces corporales, penetrando en el lenguaje simbólico del cuerpo, en las subpersonalidades reprimidas y represoras, en las autoiden-tificaciones que cuando se desfasan producen las manifestaciones neuróticas.
Concretando, el proceso bionergético parte de que comprender la verdad significa ir más allá de adquirir un conocimiento intelectual de los fundamentos y las motivaciones, lo que supone un profundo conscienciamiento definido como una conexión entre los hechos de la propia vida y las fuerzas que impelen a realizarlos. Todo ello se produce en el cuerpo, que es el depositario de las experiencias, y se moviliza en bioenergética mediante unas técnicas corporales activas a las que se unen el análisis de sueños, lapsus lingüisticos, transferencias-resistencias y análisis del carácter, con la conclusión de que mientras más energía tenga una persona, más activa será, lo que se reflejará en su movimiento, sentimiento y pensamiento. La modificación de los procesos energéticos se produce a través del movimiento y de la respiración, desde abajo, desde el cuerpo, con técnicas que desbloquean las tensiones corporales, que a su vez son psíquicas, dibujando con ello un mapa corporal delimitado: el mapa del lengüaje del cuerpo.
La bioenergética nos lleva así ante una nueva dimensión de la psicoterapia, desbloqueando la parte corporal que entierra con su tensión los determinados desórdenes de los que el paciente se queja. El cambio corporal supondrá un cambio psíquico y funcional. Para ser profundo pasará por la abreacción, la catarsis, gritando sus miedos, golpeando el cojín, exteriorizando la rabia,