Relatos sociológicos y sociedad. Claudio Ramos Zincke

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Relatos sociológicos y sociedad - Claudio Ramos Zincke

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mencionar es Krítica, la cual, según Valenzuela (2014a: 79), “fue de gran influencia en la dirigencia joven que se quedó en Chile, especialmente vinculada a la Izquierda Cristiana y al MAPU, y a las ONG que trabajaban directamente con movimientos sociales populares”. Se relacionaba con organizaciones como ECO, GIA (Grupo de Investigaciones Agrarias), Vicaría de la Pastoral Obrera, etc. Otra revista que abría un espacio de reflexión y análisis sociopolítico era Mensaje, de los jesuitas. Entre las publicaciones internacionales, destaca la Revista Chile-América, fundada en Roma por un grupo de exiliados, que incluía a José Antonio Viera-Gallo, Jorge Arrate y José Miguel Insulza. Fue un importante foro de debate, que recogía las reflexiones en el exilio (Puryear, 1994: 74).

      Moulian y Brunner publican, durante los años 1970 y 1980, en varias de esas revistas, y sus obras son citadas, directa o indirectamente, en ellas. La acción combinada de estos medios, centros académicos, con sus publicaciones, seminarios, talleres y conferencias, así como las revistas, permitieron que se generara “una conversación común, un marco analítico común, un diagnóstico de lo que estaba sucediendo” (Puryear, 1994: 86), que incidió en las decisiones y en las acciones colectivas, y que contribuyó a dar forma a los gobiernos de la Concertación y a su cultura política.

      II. JOSÉ JOAQUÍN BRUNNER:

      TRAYECTORIA, RED DE PRODUCCIÓN Y RELATO HASTA 1982

      José Joaquín Brunner Ried nace el 5 de diciembre de 1944, en Santiago, el segundo entre sus hermanos Bonnie y Cristián, siendo bautizado con el nombre de su abuelo paterno. Este abuelo era suizo, proveniente del Cantón de Turgovia, y “llegó al país muy joven, a comienzos del siglo XX, terminados sus estudios en un Instituto Politécnico, llamado por su tío […] para que lo apoyara en la fábrica de muebles que había establecido en Traiguén”. Su abuela paterna, Albertina Noerr, era alemana y arribó pocos años después58.

      Su padre, Helmut Brunner Noerr (1915-2010), realizó sus estudios de leyes en la Universidad de Concepción, titulándose de abogado en la Universidad de Chile en 1939. Llegó a ser un reconocido jurista, con una destacada trayectoria pública. Asesoró a distintos gobiernos chilenos en temas de relaciones con países vecinos y especialmente en la defensa de los derechos chilenos en diversos litigios. De tal modo, junto con Julio Philippi, tuvo un rol protagónico en la asesoría al gobierno chileno en el conflicto del Beagle, integrando luego la comisión negociadora ante la mediación papal (todo ello ad honorem). Integró el Cuadro Permanente de Conciliadores del Pacto de Bogotá; fue representante de Chile en la Comisión Internacional de Solución de Controversias entre Chile y Estados Unidos (1960-1970); se desempeñó como abogado integrante del Tribunal Constitucional; bajo el gobierno de Frei, en 1997, fue designado miembro de la Comisión Permanente de Conciliación establecida en el Tratado de Paz y Amistad con Argentina59.

      Tal como posteriormente su hijo José Joaquín, Helmut Brunner, conjugaba su labor profesional y de servicio público con una dilatada trayectoria académica. Tuvo a su cargo cátedras de Derecho Internacional en la Universidad Católica, realizó numerosas publicaciones y fue nominado, en 1993, como integrante de la Academia Chilena de Ciencias Sociales, Políticas y Morales del Instituto de Chile, honor que, pocos años después, el 2000, compartirá con su hijo.

      Hombre de mucho capital social, Helmut Brunner perteneció a asociaciones internacionales, como la American Society of International Law, y a asociaciones locales, entre las cuales, junto con las del ámbito del derecho, se incluye la Sociedad de Bibliófilos Chilenos, que refleja el interés por los libros que había en el hogar.

      La madre, Katina Ried Madge (1918-2011), era hija de Hilda Madge, “inglesa llegada a Chile a temprana edad con sus padres, ligados a la industria del salitre”, y del ingeniero Arnoldo Ried, de ancestros alemanes, quien muere siendo relativamente joven. Katina estudió en el Colegio Alemán de Concepción y conoció a Helmut participando en una organización juvenil, de tradición alemana, dedicada a la poesía y música60. Según una nieta suya, era “una alemana apasionada por las artes, ya fuera la música, la literatura, la poesía o la pintura” (Echeverría, 2016: 45). Un conocedor de la familia la describe como “una mujer cultísima” que transmitió a José Joaquín su gusto por la literatura61.

      “Tuve –dice Brunner– un padre exigente y una madre cálida […]. Un hogar de padres obsesionados por la lectura; él de la historia y del derecho y ella de cuentos, poesía y arte”62. Ese ambiente hogareño contribuyó a desarrollar la sensibilidad intelectual y artística de José Joaquín, con una gran variedad y riqueza de estímulos culturales, aportándole conocimientos en literatura, música y otras materias, más allá de lo usual en el medio social local. De tal modo, consigue tener, tempranamente, una formación intelectual muy sólida. En los términos de Bourdieu, que el mismo Brunner después utilizará, ya en su infancia acumula un importante capital cultural que pronto comenzará a invertir.

      Si bien sus padres se casan en la Iglesia luterana alemana, tomaron el acuerdo de educar a sus hijos en la religión católica. Su primera educación formal José Joaquín la recibe en el Colegio Alemán, establecimiento santiaguino de élite, donde la procedencia de sus ancestros hace que lo llamen “suizo”.

      Su familia es calificada como de orientación conservadora. La opción inicial que Brunner toma respecto a sus estudios universitarios, ingresando a Derecho en la Universidad Católica, está en continuidad con la profesión paterna y elige la universidad en ese momento más tradicional y más concordante con su origen social. Será durante esos años universitarios que se producirá su gradual separación de las orientaciones normativas y valóricas de la familia. Esto, sin embargo, ni entonces ni después consiguió separarlos. Como dice su padre: “jamás tuvimos un choque; el plano afectivo y el de la Weltanschauung no se mezclaban. […]. Hasta hoy la política contingente […] sigue siendo entre nosotros res inter alios acta, cosa que atañe a otros”63.

      Un importante espacio intelectual en donde despliega conversaciones múltiples y toman forma sus reflexiones sociopolíticas, tal como en el caso de Moulian, lo constituye el pensamiento social católico. Sus inquietudes serán fomentadas por el espíritu del Concilio Vaticano II, la actividad de la Acción Católica Universitaria, el debate que propicia la revista Mensaje, el dinamismo intelectual del Centro Bellarmino, la palabra de los continuadores del padre Hurtado, tales como Manuel Larraín, Bernardino Piñera y otros. Según un amigo cercano de Brunner, “es la Iglesia y esta apertura al mundo social del Concilio Vaticano II lo que lleva a Brunner a la sociología”64.

      Para nuestros tres autores la Iglesia Católica ha tenido un rol importante en el encauzamiento original de sus inquietudes sociales. Sus espacios institucionales han dado cabida a sus discusiones tempranas y en ellos han encontrado interlocutores y textos que han contribuido a dar forma a sus primeras aproximaciones interpretativas. Los componentes de religiosidad han persistido en grados diferentes. Prácticamente nulos en Moulian, muy sólidos en Morandé y diluidos en Brunner. Como dice la hija de este último, mientras su hermano Cristián “es como súper católico, mi papá también es católico, según él, pero nunca he entendido yo muy bien su relación con Dios”65.

      Inmediatamente luego de egresado del Colegio Alemán, en 1963 Brunner se incorpora a la Escuela de Derecho de la Universidad Católica, de donde egresa en 1967. Es un caso análogo al de Norbert Lechner, quien entre 1960 y 1964 también estudia Derecho, aunque este lo hace por razones instrumentales de índole económica. Ninguno de los dos ejercerá después la profesión jurídica. Brunner, si bien termina sus estudios, ni siquiera se preocupó por titularse; sí se preocupó, en cambio, de tomar cursos en la Escuela de Sociología de la universidad, por su interés sustantivo en la materia, aunque eso no tuviera ninguna proyección

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