Relatos sociológicos y sociedad. Claudio Ramos Zincke

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Relatos sociológicos y sociedad - Claudio Ramos Zincke

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texto, como dice Brunner (1981n: 99), “la pregunta que está al centro de la reflexión de Hernán Larraín es si se justifica la Universidad Católica como institución moderna, en un mundo que había cambiado tan vasta y profundamente. La pregunta apunta, más hondamente, a la crisis de sentido que muchos percibían en esa empresa cultural que era una Universidad Católica dirigida por el tradicionalismo en un período de vigorosa renovación de la cultura católica universal y chilena”. En su análisis, Larraín, hace una severa crítica del estado de las universidades católicas: falta en ellas diálogo entre ciencia y fe; son “invernaderos”, sin comunicación con su circunstancia concreta; son anémicas, ritualistas, sin entusiasmo en profesores ni alumnos; son clasistas; son “monárquicas” y “paternalistas”; son de “camarillas” y redes personalistas; limitan su libertad para obtener subvenciones del Estado; son miedosas, cerradas y retrógradas (Brunner, 1981n: 100-102). Por contraste, Larraín planteaba el desafío de crear una verdadera universidad católica, que haga y enseñe ciencia y técnica, como toda auténtica universidad, pero que además establezca el diálogo con la ética, con la teología, filosofía y el arte.

      Estas ideas sintonizaban muy bien con las inquietudes de los estudiantes, entre ellos de Brunner, y estimularon el diálogo. El conocimiento de las capacidades intelectuales de Brunner lleva a Larraín a proponerle que escriba en la revista Mensaje que él dirige. Así, a partir de abril de 1967 y hasta marzo de 1970, Brunner escribe el “comentario nacional” de la revista, que es el artículo de apertura, en el cual, sobre la base de elementos de la coyuntura sociopolítica, busca realizar un análisis que ilumine tal situación. Brunner analiza así, en sucesivos artículos, el avance y dificultades del gobierno de Frei Montalva, el inconformismo que reina en el país, la reforma en las universidades chilenas, la necesidad de cambios revolucionarios, las tendencias políticas, la nacionalización de la minería del cobre, las alternativas para la elección presidencial de 1970. En tres años, Brunner escribe una docena de estos artículos en Mensaje. Crecientemente en estos escritos de un estudiante de derecho van apareciendo más citas de textos de las ciencias sociales. Comparecen en sus páginas obras de Eduardo Hamuy, Jorge Ahumada, Ralf Dahrendorf, André Gorz, Osvaldo Sunkel, Aníbal Quijano, Celso Furtado, Fernando Cardoso y Gonzalo Arroyo, entre otros.

      De tal forma, aún antes de tener una formación sistemática en sociología, ya hace análisis social y tiene una presencia pública. A los 23 años ya está escribiendo esos comentarios nacionales, que son un punto focal de Mensaje. Junto con proveerlo de una formación como intelectual público, con las demandas y desafíos que ello implica, su práctica escritural en La Nación lo entrena en una reflexión y forma de escritura que debe tener un cierre rápido, que debe hacerse no en días sino en horas. El mismo Brunner reconoce que este entrenamiento temprano le facilitó, posteriormente, su productividad, la cual será extraordinaria, muy por encima de los estándares nacionales71.

      En lo inmediato, todo eso, su experiencia como dirigente estudiantil y sus artículos en la prensa y Mensaje, lo prepararán para otra significativa actividad de exposición pública. Desde 1972 y hasta abril de 1973 participa en el programa de televisión “A esta hora se improvisa”, conducido por Jaime Celedón, en el canal de la Universidad Católica72. Este fue el primer programa de debate político que tuvo la televisión chilena y que desde abril de 1969 hasta el 9 de septiembre de 1973, todos los domingos a las 10 de la noche, concentraba la atención nacional. Fue un programa sumamente popular que reunía a un grupo de panelistas estables con invitados que variaban según los temas de la semana y que llevaban a cabo extensos debates, con habituales controversias en los temas políticos. Entre los integrantes estables estuvieron José María de Navasal, Jaime Guzmán, Raúl González Alfaro, Jorge Dahm, Alejandro Magnet y José Miguel Insulza73. También Moulian participará en este programa, comenzando así su visibilidad pública amplia. Insulza y Brunner, quien en esta época adscribía al MAPU, aparecían como expresión de la visión de la izquierda, más específicamente la de la Unidad Popular. Junto a periodistas con años de trayectoria, Brunner era un joven con apenas 28 años, pero con la asertividad y claridad expositiva y argumentativa de alguien con mayor edad. Algo análogo ocurría con Jaime Guzmán, un par de años menor que Brunner, proveniente, como él, de la Universidad Católica, y quien había encabezado la resistencia a la ocupación de la universidad y la oposición a la reforma. Eran jóvenes brillantes que debatían frente al país.

      Las últimas semanas de su participación en “A esta hora se improvisa” expondrán a Brunner a una experiencia de confrontación y violencia aún más aguda que la experimentada en el período de la ocupación de la Universidad Católica. Según cuenta Celedón, refiriéndose a la situación a medida que avanzaba el año 1973, “tengo muy malos recuerdos. Llegó un momento en que yo no salía a la calle; Jaime Guzmán tampoco. Había demasiados grupos extremistas y éramos muy conocidos. Salir sin protección era una locura. Las autoridades que convidábamos al programa llegaban escoltados con guardias armados […]”. Esa violencia fue un factor para que Insulza y Brunner renunciaran, en abril de 1973, a seguir en el programa, por razones de “falta de garantías”74.

      Entre 1971 y 1973, Brunner es profesor en la Escuela de Periodismo de la Universidad Católica. Según lo relata él mismo, “fue mi primer cargo académico importante. Fui elegido varias veces mejor profesor de la Escuela de Periodismo; hacía análisis de medios de comunicación de masas”75. Participa, además, como profesor en el Ceren. En el primer semestre de 1970, por ejemplo, lleva a cabo el Seminario “Las universidades en América Latina”, ofrecido a alumnos y profesores de la universidad. Este es uno de los seminarios que ofrece este centro, los cuales están dirigidos a analizar la realidad social. Otros seminarios, cuyos nombres permiten captar la tónica prevaleciente en el Ceren, son: “Conciencia obrera y empresa”, de Guillermo Campero; “Tecnología y dependencia”, de Humberto Vega; “Ideología de la clase alta chilena”, de Guillermo Geisse; “Contenidos valóricos de los medios de información de masas”, de Armand Mattelart; “Análisis del pensamiento de la Cepal”, de Pedro Vuskovic, y “La teoría económica de El Capital”, de Franz Hinkelammert.

      En la revista del Ceren, Cuadernos de la Realidad Nacional, publica sus primeros artículos que podrían considerarse más estrictamente académicos76. En enero de 1970, se edita un texto suyo sobre la reforma universitaria, en que, de manera abstracta y escueta, al modo de un informe técnico, sintetiza el diagnóstico y las líneas de acción emprendidas, concluyendo que “la reforma en marcha es solo el inicio de un proceso cuyas perspectivas no es posible aún prever”, “la reforma es todavía una hipótesis que necesitamos verificar” (Brunner, 1970a: 13).

      En junio del año siguiente, aparece un segundo artículo: “Informe sobre un aspecto comúnmente no considerado por la revolución: el mobiliario” (Brunner, 1971). Si el primer texto era formal e impersonal, al modo de informe burocrático, este es todo lo contrario, de estilo libre y creativo, más bien literario, y de tono personal. Es una reflexión sobre los aspectos disciplinarios del mobiliario y de la necesidad de conquistar la libertad también en las materialidades del ámbito privado. El texto refleja el espíritu lúdico de Cortázar –autor muy admirado por Brunner– aplicado, al parecer, a su propia situación de nueva casa y vida de pareja. Es una exploración de la dimensión privada del cambio revolucionario y puede verse en sintonía con todo el gran cambio cultural expresado en el mayo del 68 en Francia y del movimiento hippie, aunque nada de esto es mencionado. Es un texto, de hecho, carente de citas y cuya presencia en esta revista parece casi fortuita. Es un artículo original e innovativo. Es el tipo de artículos que 20 años después serán frecuentes en los cultural studies, pero inexistentes en esta época en los terrenos de las ciencias sociales. La revista Cuadernos de la Realidad Nacional, es proclive, no obstante, a estas exploraciones por territorios no convencionales. En el mismo número hay un artículo de Ariel Dorfman que indaga en los rasgos de neocolonialismo encubiertos en las historias del elefante Babar y del pato Donald. También el año siguiente, 1972, la revista publicará varios trabajos sobre sexualidad y lucha de clases, de Lechner, Hinkelammert y otros. Dorfman sacará, muy poco después, junto a Armand Mattelart,

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