Relatos sociológicos y sociedad. Claudio Ramos Zincke

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Relatos sociológicos y sociedad - Claudio Ramos Zincke

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aparecer a un ritmo incesante. En su primer año y medio ya tendrá diez publicaciones, con un promedio de una cada dos meses. Los años siguientes ese ritmo no solo lo mantendrá, sino que lo acrecentará.

      Brunner estará en la dirección de la Flacso durante doce años, entre 1976 y 1988, en un período crucial. Así como la Flacso tuvo una fase muy relevante en cuanto a la formación de sociólogos y cientistas políticos, entre 1958 y 1973, ahora tendrá un período en que destacará por su productividad investigativa, y durante el cual crecen sus actividades y aumenta su visibilidad, no tan solo nacional, sino latinoamericana. Años más tarde, en 1988, Lechner sucederá a Brunner en la dirección, hasta 1994, en un período en que quienes hasta ese momento habían integrado la institución comienzan a abandonarla. Una gran parte de sus miembros pasarán, con el retorno de la democracia, a organismos del Estado o universidades. Por otro lado, se reducirá drásticamente el financiamiento internacional. Así, el realce académico investigativo de la Flacso coincidirá, fundamentalmente, con el período de dirección de Brunner. Un aspecto importante para la visibilidad académica de Flacso está asociado a sus publicaciones, las cuales, Brunner desde su llegada se preocupará por incrementar y que, como ya anotamos, alcanzaron cifras significativas bajo su dirección (Bravo y Vargas, 1999).

      Los primeros dos o tres años, Brunner debió apelar a sus competencias diplomáticas para tranquilizar al gobierno militar respecto al trabajo que se realizaba en la Flacso, a través de su comunicación con el coronel Alejandro Medina Lois, representante del gobierno frente a la institución. Según los testigos del período, aun viviendo momentos de gran tensión, Brunner supo manejar la relación con Medina Lois88. Tenía que ocultar el carácter político de actividades, crear una apariencia aceptable, cuidar la retórica de las publicaciones. Era una labor de traducción y apaciguamiento, lo que Brunner hacía con oficio.

      Pese a las precauciones, la propia creciente efectividad investigativa crítica le juega en contra a la Flacso. Así, en 1979 la dictadura la priva de la personalidad jurídica de organismo internacional. Pero, a esas alturas, la institución se encuentra ya en un consistente curso de acción, con variedad de lazos nacionales e internacionales, y un reconocimiento que le facilitarán continuar sus actividades e incluso ampliarlas. Para ello, el financiamiento internacional fue fundamental. Los más significativos provinieron de la Fundación Ford (EE.UU.), IDRC (Canadá) y Sarec (Suecia). Brunner desarrollará una efectiva labor de obtención de fondos internacionales que permitirán mantener el dinamismo del centro hasta fines de la dictadura.

      A principios de los años 1980, la Flacso, además, retomará las actividades docentes. A diferencia de la docencia realizada antes de 1973, orientada a estudiantes de toda Latinoamérica, ahora se enfocará a estudiantes chilenos, buscando ofrecerles una formación dirigida a comprender la realidad nacional, con un Programa de Formación de Jóvenes Investigadores, que otorgaba un diploma de posgrado. Ello servirá para transmitir y discutir los resultados del trabajo investigativo del centro. Entre sus profesores centrales estarán Brunner y Moulian. A estas actividades concurrirá una numerosa cantidad de jóvenes, quienes después difundirán estos análisis y discursos, convirtiéndose en importantes agentes propagadores, desde variadas posiciones en el ámbito político, periodístico, artístico y académico.

      Hay amplia coincidencia en reconocer méritos a la gestión de Brunner. Moulian, por ejemplo, señala su aporte para hacer posible lo que hizo Flacso: “Brunner la dirige durante mucho tiempo y con mano muy firme. Y cuando los militares le dicen que no hay que publicar, él dice que somos un organismo internacional y nos hace publicar. Y nosotros empezamos a publicar acá en Chile, en tiempo de la dictadura, pequeños documentos de trabajo […]”89. Otro integrante del equipo señala: “él a la cabeza fue lo que explica, en buena medida, cómo logramos subsistir los últimos años de los 70 y todos los 80 […]. Si es que hay alguien a quien atribuirle el mérito de cómo esto subsistió es a José Joaquín, de todas maneras”90. Para quienes se incorporan a la institución en los 1980, esto resulta aún más evidente: “Brunner fue cabeza y cerebro de la Flacso durante toda la época de los 80”, dice uno de ellos91.

      En términos intelectuales, Brunner en la Flacso encuentra un espacio de diálogo e interlocución académico política privilegiado, y en el cual gozará una enorme libertad para seguir sus propias inquietudes. La preocupación compartida por dar cuenta de la situación del país bajo la dictadura y por explorar los caminos de salida será un aliciente para múltiples conversaciones y actividades colaborativas entre los integrantes del centro. Tales diálogos serán reconocidos y valorados por los involucrados, de manera especial por Tomás Moulian, Norbert Lechner, Carlos Catalán, Gonzalo Catalán y Manuel Antonio Garretón, y se expresarán en trabajos escritos en coautoría o editados en colaboración, por ejemplo, con Flisfisch y con Carlos Catalán.

      Esa interacción académica es intensa y, más allá de los reconocimientos explícitos, se expresa en los textos mismos, en los que se encuentra la traza de los planteamientos de los otros interlocutores, sea acogiéndolos, sea discutiéndolos. En algunos textos esto resulta especialmente marcado; por ejemplo, entre textos de Brunner y Moulian, con influencias recíprocas que la lectura comparativa permite rastrear. También entre Moulian y Lechner.

      Flacso, además, se constituye en un nodo destacado en la red de centros académicos independientes que se articula en el período, entre los cuales circulan sus publicaciones y cuyos integrantes suelen reunirse en seminarios y encuentros. Brunner es activo participante del Círculo de Educación, del cual forman parte integrantes del CIDE y PIIE, entre otros centros. También, por sus trabajos sobre cultura, Brunner tiene fuerte relación con ECO y Ceneca, centros cuyas temáticas se relacionan con comunicación y cultura. Ante los problemas compartidos de las dictaduras y reformulación política de la izquierda, Flacso también se une a encuentros para discutir la realidad latinoamericana. En esto la Clacso juega un papel destacado, organizando encuentros en diversos países de la región.

      Aun manteniendo un foco académico, en los seminarios y encuentros también participan políticos, y Brunner, tal como Moulian y Manuel Antonio Garretón, hace una doble interlocución con los mundos tanto de la academia como de la política. Brunner además mantiene su participación en el MAPU, haciéndose cargo, en particular, de coordinar el frente cultural92.

      Es, por tanto, un período en que las redes de Brunner siguen ampliándose, ahora con una proyección latinoamericana que antes no habían tenido, y se extienden significativamente en el espacio académico alternativo a las universidades, que es el lugar donde se ha concentrado el trabajo de reflexión e investigación de las ciencias sociales, y hacia el mundo de la política que, bajo las condiciones de represión, no va mucho más allá de la elaboración discursiva, la cual, sin embargo, será fundamental.

      Su primer artículo académico, en Cuadernos de la Realidad Nacional, es “La Reforma Universitaria” (1970)93. En él analiza el estado de la universidad antes de la reforma y la política reformista, así como las condiciones para seguir avanzando en el caso de la Universidad Católica. Sostiene que en nuestro país la universidad desempeñó una función esencialmente conservadora respecto del cambio social. Confrontando eso, el proceso y política de reforma “constituye un intento deliberado por transformar –cualitativamente– el papel que la universidad desempeña frente al cambio social” (Brunner, 1970a: 3). La universidad es un espacio estratégico de la sociedad llamado a convertirse en “conciencia crítica del proceso histórico”. Es un texto sintético y abstracto, con planteamientos generales. Proyecta apariencia de neutralidad y academicismo.

      Su segundo artículo, en la misma revista, será “Informe sobre un aspecto comúnmente no considerado por la revolución: el mobiliario” (Brunner, 1971). Tal como he comentado antes, revela un estilo completamente diferente: innovativo,

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