Relatos sociológicos y sociedad. Claudio Ramos Zincke

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Relatos sociológicos y sociedad - Claudio Ramos Zincke страница 51

Автор:
Серия:
Издательство:
Relatos sociológicos y sociedad - Claudio Ramos Zincke

Скачать книгу

las tres lógicas.

      Una de las materias sobre las que opera la actividad intelectual son los sistemas de clasificación que se vinculan a experiencias de orden y que pueden expresarse en sistemas o pautas internalizadas de límites simbólicos. Ejemplo de ello son las categorías del discurso económico: empresa, consumidores, factores productivos, capital, trabajo, etc. En su referencia recíproca, tales categorías constituyen un sistema de clasificación. Las potencialidades performativas de este discurso lo hacen susceptible a conexiones diversas con las lógicas del cálculo estratégico y también de la fuerza.

      Concluyen con una reflexión sobre el problema de la estrategia que cabe seguir al intelectual frente al poder, ejemplificada en el caso de Galileo, en la obra de Brecht. Muestran las combinaciones de cálculo estratégico y razón, con sus riesgos, ambivalencias y ambigüedades: los límites entre astucia, renuncia, disimulo, compromiso y concesión, son complejos de determinar y de evaluar, y no cabría imaginarlos en abstracto. Entre la estrategia del disimulo, como la seguida por Lukács frente a la censura del Partido Comunista a sus ideas, y el camino del martirio, en el caso de Giordano Bruno, hay una gama de alternativas discernibles. La confrontación con el poder, por otra parte, no es solo frente a la institucionalidad, sino que además, y muy decisivamente, contra el sentido común imperante en la vida cotidiana, el cual está asociado a una determinada hegemonía (Brunner y Flisfisch, 1977: 63).

      Este texto representa el inicio de una de las líneas de investigación de Brunner: sobre los intelectuales, el campo científico social y el uso de los conocimientos producidos en este campo, a la cual sumará investigaciones y publicaciones, especialmente entre 1979 y fines de los años 1980.

      En su derrotero de posicionamiento teórico, “Hermenéutica del Orden” (Brunner, 1977d) es un hito destacable. Constituye un esfuerzo integrativo y revela la magnitud de sus pretensiones o, si se quiere, ambiciones, en el campo de la teoría. Es un texto de 90 páginas en que reorganiza algunos de los planteamientos expuestos en sus trabajos previos y construye una nueva articulación de ellos, usando en apoyo de sus argumentaciones a Gramsci, Ricoeur, Wittgenstein, Barthes y Habermas, entre otros, en el terreno internacional, y a Faletto, Flisfisch y Lechner, en el nacional, no sin hacer precisiones con respecto a lo que estos autores sostienen98. Por otra parte, cuestiona los planteamientos de Marcuse, Shils, Althusser, Goffman y, en el plano latinoamericano, de Zavaleta. Como se puede ver, se sitúa en conexión con grandes interlocutores globales y locales, en un diálogo que tiene un foco y proyección local. Brunner está así haciendo una labor de puente entre discusiones y elaboraciones teóricas que tienen lugar en los países centrales y la elaboración en Chile, frente a problemas de la sociedad chilena. Esto es algo que se reiterará en obras futuras, pero ya en esta aparece muy nítidamente y con resultados fructíferos.

      Su intento es abarcar, “en un mismo movimiento hermenéutico”, el plano donde ciertos sentidos se comunican, con relativa opacidad, y “el plano donde tienen su referente de impresión e impulsión, es decir, el de la lucha de hegemonías políticas entre individuos, grupos y clases sociales por establecer un consenso de orden que asegure la integración y cohesión del todo” (Brunner, 1977d: i).

      En su noción de niveles de sentido y de densidad semántica de lo que cotidianamente llamamos orden, sigue a Ricoeur (1969, 1975). El camino que se plantea es “tomar el sentido manifiesto, sea en obras, documentos, instituciones, ritos, lenguaje, interacciones y así por delante, para luego atravesar su opacidad y buscar –en el plano de su impresión e impulsión– el contenido de orden de que es portador, es decir, su sentido en la economía de la lucha por el predominio de un orden determinado”. De tal modo, una hermenéutica del orden, como se la plantea Brunner, al tomar el orden como objeto de análisis, rechaza asumirlo como instancia explicativa de sí mismo. En lugar de postular la clausura de este orden, lo aprehende como “universo abierto y coextensivo con el de la praxis social”, situándolo “en el seno […] de una política constitutiva de la simbólica” (Brunner, 1977d: ii, iii).

      Cautamente, Brunner advierte que “el presente trabajo está más bien diseñado como un prolegómeno de esa hermenéutica del orden. En la doble connotación de preámbulo y anuncio anticipatorio” (Brunner, 1977d: iii).

      Una pregunta general del trabajo es por la relación entre razón y orden, entre los sentidos puestos por la razón y los sentidos de orden; con esto último refiere a los sentidos de un orden socialmente vigente, con su aparente obviedad, tal como el privilegio, incuestionado, de la mano derecha sobre la izquierda. ¿Es la razón una categoría anterior y exterior al orden históricamente instituido en una sociedad específica? (Brunner, 1977d: 2). Una pregunta derivada es por el estatuto social de una razón crítica.

      Una respuesta también general es que “razón y orden se relacionan […] en el proceso socialmente condicionado de su uso” (Brunner, 1977d: 6). “El orden es no solamente la condición de transmisibilidad sino ante todo la condición de realización de la razón”. La razón Brunner la concibe como “siempre un uso-de-la-razón, una actividad práctica, momento constitutivo del proceso por el cual una sociedad produce, mantiene y transforma sus sentidos de orden” (Brunner, 1977d: 7).

      Siguiendo la lógica de su planteamiento, Brunner cuestiona la teoría crítica de Marcuse, en que la razón se opone a lo existente. Frente a un ordenamiento total, cerrado, Marcuse opone lo aún no alcanzado, que está fuera del orden social, que es solo refutación. “La razón crítica que inicialmente opone al orden el contenido de verdad que existe en la gran filosofía, sin mezclarse para nada en las luchas sociales, termina por ponerse fuera del orden social para no dejarse atrapar”. A una forma pura de dominación opone una forma pura de negación; al orden imperante opone algo totalmente contrapuesto. Con esto, la utopía “se vuelve irracional, con el propósito de servir de último refugio a la razón […]. Al separar razón y orden, termina por abdicar a ambos, dejando a la razón atrapada en su [dinámica] especulativa y al orden en su totalización”, lo cual acarrea, como derivaciones posibles, el sentido de impotencia o la radicalidad destructiva (Brunner, 1977d: 17, 18).

      En su lugar, se tratará, por tanto, de una teoría crítica, reflexiva, consciente de su propia inserción en un campo de realidad social. “La razón crítica deja de ser, como es en la cultura liberal –aun en su versión marcusiana de izquierda– una cuestión de filósofos” (Brunner, 1977d: 22). Es una razón en lucha para definir la situación de orden de la sociedad, y que se constituye a través del enfrentamiento de hegemonías políticas. “Es la política, la lucha entre clases y grupos por definir la situación de orden de la sociedad, la que instituye y explica la relación específica entre razón y orden” (Brunner, 1977d: 24).

      En esto, Brunner está siguiendo ideas gramscianas. Frente a la crítica distanciada, frente a la crítica elitista, que se enuncia desde una racionalidad superior, supuestamente libre de contaminación, Brunner habla de una racionalidad operante en la historia. Así como en el texto con Flisfisch presentaba al intelectual confrontando la lógica propia del debate racional con el cálculo estratégico y las luchas de poder, ahora plantea, en forma más amplia, estos procesos que relacionan razón y orden social y al intelectual con las luchas de hegemonía. En contra de una razón a-histórica, universal, supracontextual, Brunner sostiene que la razón se constituye en relación con el orden social, a través de la lucha de hegemonías políticas. Y la relación entre orden y razón está mediada por la política. “[…] La razón crítica es tópica (por oposición a utópica), es decir, que pertenece a un lugar, a una historia, en tanto que siempre expresa una relación socialmente condicionada con el orden vigente y con las posibilidades reales de su superación política” (Brunner, 1977d: 30).

      En la racionalidad comunicativa, como la llamará Habermas, es donde toma forma el debate argumentativo sobre el orden social, sobre sus justificaciones. De allí surgen cristalizaciones, como el derecho, como normas diversas que siempre pueden ser retematizadas. A través de ella

Скачать книгу