La conquista del sentido común. Saúl Feldman

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La conquista del sentido común - Saúl Feldman

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la esencia de la democracia apenas una parte de los argumentos persuasivos. Que más allá de operar sobre fuerzas y movimientos constituidos, personas influyentes y punteros en los territorios, así como sobre la ideología de los individuos, es decir, específicamente sobre sus posiciones generales y coyunturales respecto de la organización social y política en la que viven, se trataba de operar sobre el sentido cotidiano de la vida de las personas –entendidas como el mercado de la política−, sobre sus concepciones culturales, sobre sus cosmovisiones. Y que eso significaba organizarse para ello, lo que entrañaba constituir “equipos” generadores de estrategias culturales integrales y particulares y de acciones operativas, además de instrumentar canales mucho más orgánicos con los medios disciplinadores: con las corporaciones de la información y sus periodistas, primero, y más tarde, con los principales estamentos del Poder Judicial y con las fuerzas de seguridad.

      No ha sido, por supuesto, un fenómeno eminentemente local. El gran éxito del neoliberalismo a nivel global es haber logrado instalar, en gran medida ya a partir de finales de los años 80, su sistema de valores como parte del sentido común. Es decir, ha logrado que un amplio catálogo de ideas, argumentaciones y eslóganes, que forman en conjunto un sólido sistema de creencias, regulen en forma masiva las conversaciones, las actitudes y las conductas sociales, y se tornen hegemónicas.

      En este contexto, el trabajo sobre el sentido común ha tenido en el neoliberalismo macrista, por primera vez, un carácter que, desde su misma concepción política, buscó ser planificado, extensivo, intensivo y sistemático. Ese trabajo implicaba la asunción del neoliberalismo como una cosmovisión consistente y necesaria, orientada a capturar la esencia de la organización política y social del mundo en orden de perpetuar su hegemonía económico-financiera, para lo cual lo que hay que capturar es la subjetividad de las personas, delinear los parámetros en los que deberá desenvolverse su vida cotidiana. Una cosmovisión, entonces, no meramente una ideología en el sentido estrecho, más allá de la forma en que se la enuncie. La subjetividad se convirtió así en el gran objetivo de la acción política.

      Y la forma en que esta cosmovisión se instala como parte de la vida de las personas es el sentido común. Ha generado el neoliberalismo la hegemonía de una cosmovisión que, por su propio carácter omnicomprensivo, invade los discursos cotidianos a nivel periodístico, publicitario, técnico, de gestión social, de relaciones interpersonales, etc. De esa manera ha conseguido instaurar fenómenos de corrientes de opinión que llevan a amplias capas de la población a actuar de modo inesperado para algunas interpretaciones políticas, contrario a sus “intereses”, entendidos éstos, fundamentalmente, como aquellos de carácter económico.

      Se ha reflexionado sobre el sentido común desde distintas perspectivas teóricas, que van de la ciencia política a la antropología. Pero casi siempre viendo en ese concepto un modo de entender el valor de la cultura en la definición de procesos políticos y sociales de organización, yendo más allá de lo que se entiende corrientemente por “ideología”. Más conocidas son las ideas de Antonio Gramsci, quien definió la actividad política revolucionaria como un modo de desplazar el sentido común presente, generando, a partir del desarrollo de núcleos del “buen sentido” que se hallan en ese sentido común y que contienen lucidez, comprensión y reflexión sobre la realidad, modificándolo, transformándolo en una base cultural necesaria para el cambio político y social. Sus pensamientos sobre el sentido común permitieron llevar a cabo una lucha eficaz contra el economicismo y el mecanicismo en el marco del marxismo, permitiendo entender el valor de lo ideológico y aún más de lo cultural en el análisis político.

La cultura como campo del sentido comúnIdeologíaCultura
Tradición disciplinariaFilosofía. Ciencia política.SociologíaAntropología. Antropología social. Estéticas concretas
El núcleo teórico básicoLa ideología como construcción de ideas sobre la posición de una clase, estamento social, respecto de una realidad social y/o política.La cultura como sistema de valores, expresados en una cosmovisión, actitudes y conductas respecto de un espacio local y un espacio global.
Términos básicosClase social. Ideas sobre el rol social de un grupo estructural de raíz económico-social.Distorsión. PoderEstamentos y subestamentos que constituyen comunidades en base a preguntas y problemas generales y específicos.
Punto de referenciaSituación y misión que se desprende de una posición en una estructura económico-social.Situaciones límite: naturaleza, la comunidad, los otros, políticas de género, las generaciones, etc.
Construcciones discursivasIdeas sobre la sociedad. La política, el progreso y el cambio social. Los medios de comunicación y la democracia.Mitos, rituales. Estructura/Antiestructura. Dramas sociales.
ProblemáticasToma de conciencia. “Falsa conciencia”. Función de los intelectuales. Intelectuales orgánicos. El poder.Repetición y cambio. Ritos de pasaje. Estado liminal y estéticas de performance.
AutoresMarx. Althousser. Gramsci. Michel Pecheux. Slavoj Žižek. Lukács.Gramsci. Escuela inglesa. Turner. Schechner.

      El concepto de sentido común refiere a aquellas ideas, razonamientos y argumentaciones que tienen, además, ciertas características. Son:

      Extendidos: Una parte importante de la población, más allá de su pertenencia a clases y segmentos sociales diferentes, y de sus intereses económicos objetivos contrapuestos, comparten esas ideas, razonamientos y argumentaciones que rigen sus vidas cotidianas al nivel de sus opiniones e influyen en su toma de decisiones. Esta característica explica por qué ciertos razonamientos e ideas tienen facilidad para atravesar fronteras que separan “intereses” diversos.

      Simples: Estas ideas, razonamientos y argumentaciones son sencillos. Marcan una causalidad transparente, con responsables claramente identificables, con consecuencias supuestamente indubitables, con remedios conocidos, etc. Las personas se incorporan a esas modalidades de pensamiento de manera irreflexiva, porque no ven nada sobre lo cual reflexionar.

      Heredados: Justamente, la reflexión se vuelve improcedente puesto que sus fundamentos se basan en la experiencia cultural de una comunidad y se trata, por tanto, de ideas “probadas” por una realidad “razonada” en las vivencias cotidianas a lo largo del tiempo. Estas argumentaciones atraviesan generaciones. Cuando se intenta desplazar un sentido común por otro, se percibe que esa herencia que se intenta cambiar no es muchas veces más que un proceso que implica, en realidad, la reafirmación de una herencia ideal que habría quedado subsumida, por la desidia, por el

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