Corrientes pedagógicas contemporáneas. Juan Carlos Pablo Ballesteros
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Sin embargo, antes que la educación pueda avanzar hacia el logro de este fin cultural ella misma tendrá que elegir, «… entre un sistema de falta de metas ecléctico, de “viscoso relativismo”, de neutralidad irresponsable, y un sistema de compromiso normativo hacia el propósito de la libertad transcultural, las múltiples satisfacciones que esto implica, y los “modos, medios y fines de acción” que dan por fruto dicho propósito. En este sentido básico, la educación —o más bien los seres humanos vivientes en culturas que constituyen dicha educación— se enfrentan con una elección de gran alcance y probablemente decisiva. Si tendrá o no la valentía o la claridad para elegir a tiempo es una cuestión que sólo las generaciones que están ahora surgiendo podrán responder. Sin embargo, de la respuesta puede depender no sólo la supervivencia de cualquier incremento de la libertad que la humanidad haya ganado, sino también la convergencia hacia esa libertad infinitamente superior que constituye el fin cultural».61
La formación docente
Sostiene Brameld que en la medida en que el reconstruccionismo afecte la educación a través de todos los niveles de la enseñanza, tareas y obligaciones diferentes deberán ser adjudicadas a cada nivel. Así, por ejemplo, nadie podrá graduarse de abogado, médico, ingeniero o profesor a menos que haya recibido una educación que lo familiarice con los grandes problemas de una civilización en crisis y con su propia parte de responsabilidad para resolverlos.
Los jóvenes que se encuentran entre los dieciséis y los veinte años de edad deberán cursar un plan de estudios de cuatro años cuyo tema central deberá ser ¿Qué tipo de mundo podemos y queremos tener? Cada semestre deberá considerar diferentes aspectos de esta cuestión: políticos, económicos, sociales, religiosos, morales, estéticos y muchos otros temas. Además de esto todo estudiante tendrá la oportunidad de trabajar intensamente en temas relacionados directa o indirectamente con el tema central, temas que tendrían una amplitud tal que irían desde la biología y la física hasta la música y la poesía.
Los métodos de estudio deberán apartarse radicalmente de los tradicionales, reemplazándolos por las investigaciones cooperativas, por frecuentes viajes y por la experiencia en el trabajo. Aun cuando explicita que los estudiantes más dotados podrán trabajar independientemente de los grupos, es clara en la propuesta de Brameld una prevalencia del aspecto social sobre el estrictamente personal.
Desarrollando una idea que está presente en sus obras anteriores, escribe Brameld en su artículo «Educación para la época que surge» que «El curriculum prestaría una continua atención, además, a los obstáculos que se presentan en el camino de la reconstrucción cultural. Estos obstáculos son montañas; términos encubridores tales como letargo, miedo, ignorancia, derrotismo, odio, violencia, incompetencia, superstición e inseguridad apenas comienzan a demarcar su alcance o su complejidad. La educación ha fallado en proveer la comprensión de las fuerzas irracionales que minan y destruyen la capacidad de armonía a la vez dentro y entre los individuos y dentro y entre los grupos. Aquí la inclusión de mucho de lo investigado por ciencias tales como la psiquiatría y la psicología política está realmente urgiendo hallazgos que deben no solamente fortalecer la autocomprensión de los estudiantes y la comprensión de los demás, el darse cuenta de las estructuras y de las luchas de poder entre las clases y las naciones, sino también ayudar a brindar terapias esenciales para su corrección y control».62
Los docentes cumplen un rol fundamental en esta actividad, pues de ellos depende en gran medida el logro de los fines propuestos. Para esto es preciso que se comprometan profundamente en la tarea que realizarán, y que tengan una preparación acorde con lo que la época les exige, ya que ellos «son la corriente sanguínea profesional de la educación».
Hacia el final de su obra Bases culturales de la educación y en el capítulo La educación como profesión superior de La educación como poder Brameld señala que las cuatro partes principales de un esquema normativo de la educación del maestro son la educación general, el conocimiento, la práctica y una teoría unificada. La primera de estas partes, educación general, requiere una integración dentro y entre las humanidades y las ciencias. Comprende un período de dos años (los iniciales de la educación universitaria del maestro) dedicado al estudio de los grandes temas sociales, científicos, artísticos y religiosos de la cultura, organizados de manera tal que permitan tener una comprensión integradora de las grandes esferas de la vida.
Esta formación general debe estar organizada en torno al concepto de orden cultural. «Puesto que la educación ha demostrado ser un agente principal —si no el principal— gracias al cual se logra y se mantiene el orden en toda cultura conocida, estos significados son cruciales para el entrenamiento básico de los representantes principales de la educación».63 El orden cultural a través de los conceptos de esquema, configuración, modo de vida, etc., proporciona el principio integrador que permite que el estudiante vea el arte, la ciencia, la religión, etc., como partes de una totalidad orgánica. En cuanto a los contenidos verticales y horizontales del orden cultural, que incluye los círculos concéntricos y crecientes de casta, clase, poder y otras jerarquías típicas de la cultura, ellos enriquecen aún más esta formación. Se puede deducir fácilmente que el orden cultural implica fundamentalmente una formación de orden interdisciplinario.
La segunda parte del plan propuesto implica cuatro años dedicados al conocimiento. Puesto que el educador es el principal encargado de la transmisión, innovación y continuidad de la cultura, necesita por lo tanto antes de especializarse en un área determinada, estudiar las distintas ciencias humanas que tienen relación tanto con el comportamiento individual como social del hombre. Brameld sostiene que las materias necesarias para la profesión docente no son otras que las que corresponden a las ciencias de la conducta.
La tercera etapa corresponde al estudio de la metodología a emplear, y se desarrolla en el séptimo año de estudio. Afirma Brameld que las técnicas de enseñanza no pueden estar separadas de los contenidos a transmitir. A pesar de los desacuerdos entre las distintas teorías de la enseñanza, parece que existe una tendencia, escribe Brameld, «... hacia una concepción que fomenta la enseñanza centrada de los fines, creativa, cooperativa y aprendizaje en común, más que la absorción pasiva de los contenidos culturales heredados o adoctrinamiento de reglas, creencias y hábitos establecidos».64
La teoría unificadora para la enseñanza es el cuarto requisito para una formación íntegra del educador. Implica específicamente la historia y la filosofía de la educación. Este aspecto incluye muchos de los contenidos analizados anteriormente, constituidos por una educación general, un conocimiento y una práctica o metodología. Esta teoría unificadora proporciona al maestro principiante la apreciación entre todas las partes de su aprendizaje y el sentido de los mismos que los encamina hacia el logro de los objetivos deseables.
La teoría de la educación le permite aprender al futuro docente los principios sobre los cuales se desarrolla la tarea educativa, como los propósitos básicos por los cuales se lleva a cabo. Capacita al maestro para visualizar las relaciones de la filosofía y la historia de la educación, considerando a la primera como un esfuerzo por examinar, justificar y a menudo corregir las creencias básicas que fundamentan la naturaleza y el hombre, por lo que no se puede separar su influencia desde