Mejor que decir es hacer, mejor que prometer es realizar. Horacio Gaggero
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу Mejor que decir es hacer, mejor que prometer es realizar - Horacio Gaggero страница 10
![Mejor que decir es hacer, mejor que prometer es realizar - Horacio Gaggero Mejor que decir es hacer, mejor que prometer es realizar - Horacio Gaggero](/cover_pre865967.jpg)
Curiosamente, y pese a las consideraciones de Perón citadas más arriba, el Primer Plan Quinquenal (que había sido elaborado antes de que se produjeran las nacionalizaciones), no las tiene en cuenta, ni las prevé, lo que da cuenta del carácter improvisado y oportunista de esta proceso.
Como consecuencia de esta política, el gasto público total pasó del 36% en 1946 al 47% en 1950,[65] y la Constitución Nacional dictada en 1949 estableció el monopolio estatal de los servicios públicos.[66]
El Estado tuvo también participación en el proceso productivo a través de las empresas públicas como YPF (1927), la Fábrica Militar de Aviones (1927), Fabricaciones Militares (1941), La Dirección Nacional de Industrias del Estado (DINIE, 1947) y Astilleros y Fábricas Navales del Estado (1953).
Según Claudio Belini,[67] entre 1946 y 1953, la participación de las industrias estatales en el valor de la producción manufacturera ascendió del 3,6% al 9,5% y la ocupación obrera del 4,4% al 12,6% respectivamente. Aunque en 1953 la elaboración de derivados del petróleo seguía siendo el principal rubro (representaba el 70% de la producción de la rama), otras actividades cobraron importancia como la fabricación de vehículos y maquinarias donde el Estado aportaba un tercio del valor de producción y empleaba al 50% de los obreros.
A diferencia de lo ocurrido con el Primer Plan, el Segundo fijó los objetivos para estas empresas, así como las áreas que reservaba para la participación del capital privado. YPF,[68] la Empresa Nacional de Energía,[69] Agua y Energía Eléctrica,[70] la Flota Mercante y el sistema de transportes,[71] las distintas empresas que conformaban DINIE,[72] etc., recibieron en esta oportunidad, un tratamiento específico en los contenidos del mismo, ya que se les atribuyeron metas y objetivos
Organizadas como empresas autárquicas, estas debieron adaptar su funcionamiento a los requisitos de la Ley 13.653 de octubre de 1949, que las ponía bajo control del Poder Ejecutivo quien orientaría sus actividades, al que debían elevar una memoria sobre la labor realizada, los resultados operativos, y estado de sus cuentas, siendo fiscalizada su operatoria por la Contaduría General de la Nación.[73]
La Subsecretaría de Informaciones
Con el objeto de centralizar y coordinar la información oficial y organizar la propaganda estatal el 21 de octubre de 1943 el gobierno militar creó la Subsecretaría de Información y Prensa dependiente de la Secretaría de la Presidencia de la Nación.[74] En 1944 pasó al Ministerio del Interior, hasta poco antes de la asunción de Perón a la Presidencia en 1946, cuando volvió a su órbita original.[75]
La Subsecretaría de Información realizaba una minuciosa lectura de todos los medios gráficos, que estaban obligados a remitir a dicho organismo quince ejemplares de su edición diaria, en tanto las revistas editadas en el país debían enviar diez ejemplares, las editadas fuera del país cinco, y los libros y folletos tres.[76] El organismo, que llegó a contar con mil cien agentes, logró montar un aparato de propaganda eficaz –estrechamente ligado a la figura de quien fuera desde 1949 su director, Raúl Apold–[77] cuyos alcances superaron los objetivos con que inicialmente había sido creado, debido sobre todo, a la utilización del cine de propaganda.
Absorbió alguna reparticiones preexistentes, que se integraron en una estructura compuesta por distintos organismos: la Dirección General coordinaba todas las áreas y se encargaba de la distribución del papel prensa, de ella dependían además el Archivo General de la Nación y el Boletín Oficial, la Mesa de Entradas y la División Administrativa; la de Prensa que proveía de información a todas las publicaciones y noticieros radiales y era la encargada de preparar la información general que recibían el presidente y los ministros; la de Radiodifusión que se encargaba de supervisar el contenido de la programación y la publicidad en las radios e incorporaba el Servicio Oficial de Radioemisoras del Estado y el Instituto de Locutores; la de Propaganda encargada de la publicidad gráfica, Espectáculos Públicos supervisaba los noticieros, films y documentales, incluyendo el Instituto Cinematográfico del Estado e intervenía en el suministro de película virgen.[78] Más adelante cuando el gobierno decidió que la Subsecretaría manejara todo el presupuesto oficial en publicidad y propaganda se creó la Dirección de Administración.[79]
La Dirección General de Difusión se ocupaba de la edición de folletos destinados a publicitar la obra del gobierno (que se editaba en varios idiomas), de la impresión de los discursos de Perón y Eva Perón, de hacer pública la obra de gobierno y toda la folletería administrativa y de propaganda del partido peronista. Por esa razón, en muchas oportunidades las dos imprentas con que contaba el organismo, no daban abasto y debía que contratar otras editoriales, como Fabril, Kraft, Peuser y Alea para realizar parte de estas tareas.
A su vez, la División de Asuntos Especiales, creada en 1949 y de la cual dependía un cuerpo de delegados destacados en las provincias, debía ocuparse de la difusión de la política oficial, pero además recabar “información objetiva” acerca de la actividad, no solo de los opositores, sino muy especialmente de los funcionarios y simpatizantes justicialistas. Eran de su interés, sobre todo, los pleitos internos del partido y la información gremial.[80]
El personal de la Subsecretaría cumplía tres turnos diarios para alcanzar a cubrir todos los actos del gobierno. Distribuía la información que luego reproducía la cadena de prensa, basándose en gacetillas correspondientes a cada acto, junto con fotografías del mismo. También era la encargada de redactar los boletines informativos de la Radio del Estado, así como gran parte de los reportes de las agencias TELAM y Saporiti (fuentes de información para todos los medios) y la Agencia Latina de Noticias (para el consumo internacional).[81]
Estimular la actividad cinematográfica y fortalecer el control sobre films y noticieros fueron los objetivos enunciados por el gobierno militar cuando estableció las funciones de la Dirección de Espectáculos Públicos. Pero la Subsecretaría tenía además poder de censura sobre argumentos y guiones, aunque en la práctica el control era más riguroso, administrando el suministro película virgen a las productoras privadas, que distribuía en beneficio de las empresas productoras de noticieros, cuya exhibición se había hecho obligatoria en todas las salas cinematográficas por un decreto del Poder Ejecutivo Nacional en diciembre de 1943.
Esto favorecía a los dos noticieros existentes, Sucesos Argentinos, de Antonio A. Díaz, y Noticiero Panamericano, de Argentina Sono Film, que se convirtieron en agencias informativas estatales, aunque los subsidios directos solo llegaron en 1946.[82]
La fuente de financiamiento de los noticieros y películas de propaganda