La Pasión de Dios por Su Gloria. John Piper
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу La Pasión de Dios por Su Gloria - John Piper страница 9
Esta percepción, Edwards dice, es dada por Dios a través de un nuevo nacimiento sobrenatural, efectuado por la Palabra de Dios. “El primer efecto del poder de Dios en el corazón en la regeneración, es darle al corazón un gusto o sentido de lo divino; hacerlo que deguste la belleza y dulzura de la suprema excelencia de la naturaleza divina.”63 Por lo tanto, para hacer estudios académicos cristianos, una persona debe ser nacida de nuevo; esto es, una persona que no solo ve los efectos de la obra de Dios, sino que también saborea la belleza de la naturaleza de Dios.
El esfuerzo racional no es en vano, dice Edwards, aunque todo depende del regalo gratuito de la vida y la visión espiritual dado por Dios. La razón es que “mientras más conocimiento racional tengas de las cosas de Dios, más oportunidad tendrás, cuando el Espíritu haya inspirado tu corazón, para ver la excelencia de estas cosas y saborear su dulzura.”64
Es evidente que a lo que Edwards se refiere por “conocimiento racional” no debe ser confundido con el racionalismo moderno que excluye filosóficamente “las cosas divinas.” Aun más relevante en referencia a la intelectualidad cristiana es que para Edwards el “conocimiento racional” también excluye la imitación cristiana del método usado por el racionalismo para su labor académica. Pienso que Edwards encontraría que hay una clase de erudición cristiana que es metodológicamente incomprensible por su exclusión de facto tanto de Dios como de Su palabra en el proceso racional. La motivación de tal sistema parece ser el deseo de obtener respeto y aceptación en el mundo académico. Pero el precio es alto. Y creo que Edwards se cuestionaría si a largo plazo ese compromiso terminaría debilitando la influencia cristiana que exalta a Dios porque la concesión al naturalismo es más vociferante que la meta de la supremacía de Dios en todas las cosas. No solo eso sino que la misma naturaleza de la realidad seria distorsionada por una erudición que adopte una metodología que no ponga en primer lugar el fundamento, el poder permanente y la meta de la realidad que es Dios. Donde Dios es metodológicamente menospreciado será imposible un despliegue fiel de la realidad.
¿Cómo es entonces que esta visión de la intelectualidad es un resultado de la verdad de que el despliegue de la gloria de Dios y el más profundo gozo del alma humana son una misma cosa? Dios despliega su gloria en la realidad creada que es estudiada por los intelectuales (Sal. 19:1; 104:31; Col. 1:16-17). Pero el propósito de Dios en este despliegue no se realiza si el intelectual no ve ni saborea esta gloria. De modo que gusto, el aprecio y deleite del académico en la belleza de la gloria de Dios es la ocasión en que el despliegue de la gloria es completado. En ese momento, los dos se vuelven uno: la magnificencia de la gloria de Dios está en y a través de lo que la mente y el corazón del académico ven y degustan. Cuando el eco de la gloria de Dios hace eco en los afectos de un intelectual de Dios y resuena en sus palabras y sus escritos, la meta de Dios para la erudición cristiana es realizada.
Dios es Glorificado Cuando la Muerte es Ganancia
Implicación #14. La manera de glorificar a Dios en la muerte es enfrentando la muerte como ganancia. Pablo dijo que su pasión era que “Cristo fuese exaltado en [su] cuerpo, sea por vida o por muerte.” Luego agregó las palabras que muestran cómo Cristo seria exaltado en su muerte: “Porque mara mí, el vivir es Cristo y el morir es ganancia” (Fil. 1:20-21). Cristo es engrandecido cuando la muerte es vista como ganancia. La razón de esto es simple: la gloria de Cristo es magnificada cuando nuestros corazones están más satisfechos en Él que en lo que la muerte nos quita. Si consideramos la muerte como ganancia porque nos acerca a Cristo (que es lo que Filipenses 1:23 dice que esta hace), mostramos que Cristo debe ser más deseado que todo lo que el mundo pueda ofrecer.
La Gran Responsabilidad: Sé tan Feliz Como
Puedas—en Dios Para Siempre
Implicación #15. Finalmente, si el despliegue de la gloria de Dios y el más profundo gozo de las almas humanas son una misma cosa, entonces as dijo C. S. Lewis, “es una obligación cristiana, como lo sabes, que seamos tan felices como nos sea posible.”65 Jonathan Edwards expresó esta obligación con tremendo ímpetu en una de las setenta resoluciones que escribió antes de cumplir veinte años: “Resuelvo, procurar obtener para mí tanta felicidad en el otro mundo como pueda con todo el poder, potencia, vigor, vehemencia, y aún violencia de la que sea capaz o que pueda ejercer en cualquier forma imaginable.”66 Por supuesto, esta responsabilidad es establecida por los mandatos explícitos de la Escritura: “Deléitate así mismo en el Señor” (Salmo 37:4); “Servid al Señor con regocijo” (Salmo 100:2); “Regocijaos en el Señor siempre; otra vez os digo, regocijaos” (Filipenses 4:4); y muchos otros.
Algunas veces la gente pregunta: ¿debemos buscar ser obedientes a Dios o regocijarnos en Dios? Edwards respondería que esta pregunta envuelve una confusión de categorías. Es como preguntar, ¿Debo buscar frutas o manzanas? La obediencia es hacer lo que se nos dice. Y se nos ha dicho que nos deleitemos en el Señor. Por lo tanto, procurar el gozo en Dios es obediencia. De hecho, cuando el salmo dice, “Servid al Señor con regocijo,” implica que la búsqueda del gozo debe ser parte de toda nuestra obediencia, que es lo que la implicación #4 anteriormente expresa. No podría ser de otra manera si el gozo en Dios es esencial para magnificar la insuperable honra de Dios.
Espero que ahora sea evidente que la responsabilidad de estar satisfechos en Dios no es solo un buen consejo para nuestra salud mental. Está arraigado en la misma naturaleza de Dios como el que rebosa con la gloria de Su plenitud, la cual es magnificada al ser conocido, amado y disfrutado por Sus criaturas. Es por esto que digo de nuevo, que este descubrimiento ha hecho toda la diferencia en mi vida. Lo que le debo a Jonathan Edwards por guiarme en estas cosas es incalculable. Amo sus palabras, “la felicidad de la criatura consiste en regocijarse en Dios, por lo cual Dios también es magnificado y exaltado.”67 Pero también me encanta decirlo a mi manera: Dios es más glorificado en nosotros cuando nos satisfacemos más en Él.
Un Ruego Final y una Oración
La percepción central de Edwards—que Dios creó el mundo para desplegar la plenitud de Su gloria en el gozo centrado en Dios de Su pueblo—ha marcado toda la diferencia para mí. Aparte de todas las otras riquezas en la visión de Dios de Edwards solo esto justifica la recomendación que Charles Colson hace de él:
La iglesia occidental—mucha de ella deslizándose, amoldada a la cultura e infectada con la gracia barata—necesita desesperadamente escuchar el desafío de Edwards…Es mi convicción que las oraciones y el trabajo de quienes aman y obedecen a Cristo en nuestro mundo puede muy bien prevalecer a medida que conservan el mensaje de hombres como Jonathan Edwards.68
¡Cuánto oro para que estas palabras, y todo lo que he escrito, persuada a muchos a leer y a abrazar la gran visión de Edwards de la pasión de Dios por Su gloria en El Fin Por el Cual Dios Creó el Mundo, impreso en la segunda parte de este libro!
El hombre al que frecuentemente llamamos el más grande de los teólogos americanos fue el más grande en su dominante, penetrante e irradiante espiritualidad.
JOHN DE WITT
“Jonathan Edwards: A Study”
Uno de los hombres más santos, humildes y de mente celestial que el mundo ha visto desde la edad apostólica…
ASHBEL GREEN
Discursos expuestos en el Colegio de New Jersey
Así como Dios se deleita en Su propia belleza, Él necesariamente