La cuestión del sujeto político decolonial en el Ecuador de la Revolución Ciudadana. Giacomo Finzi

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу La cuestión del sujeto político decolonial en el Ecuador de la Revolución Ciudadana - Giacomo Finzi страница 10

Автор:
Серия:
Издательство:
La cuestión del sujeto político decolonial en el Ecuador de la Revolución Ciudadana - Giacomo Finzi

Скачать книгу

Saraguro y otros pueblos como los cañari, los salasaca, acá en la sierra. No nos conocíamos. El aislamiento histórico ha hecho que, estando tan cerca, nosotros no nos conocíamos. Para mí, personalmente, el simple hecho de reunirnos y estar juntos, fue un triunfo. Somos muchos, pero ¿dónde estamos? Ahí es donde se va a dar el primer paso de esta organización de carácter nacional. (Luís Macas, entrevista con el autor, 5 de julio de 2017)

      Más allá de la presencia de la doctrina social de la Iglesia católica, también los partidos y los movimientos políticos de izquierda contribuyeron al fortalecimiento de las organizaciones comunitarias, con un acompañamiento a las comunidades, tejiendo una relación que se fue consolidando y que es el germen de un camino de lucha común. El conflicto agrario y la conflictividad derivada de la tenencia de la tierra en el Ecuador hacían que, inevitablemente, se creara una cierta sinergia entre las agrupaciones de izquierda y el naciente movimiento indígena.

      En 1980 se crea El Consejo Nacional de Coordinación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conacnie), lo conforman la Federación Shuar, el Ecuarunari, y algunas otras organizaciones independientes y pueblos, también, de la Amazonía y también dos pueblos del litoral, de la costa. Se integraron a esta coordinadora, que nace con la intención de llegar a estos pueblos y de dejar el mensaje que es necesario una unidad de los pueblos, tener nuestra propia voz y vocería, nuestro camino trazado, desde nuestra visión, desde nuestro pensamiento, porque hasta ahí habían varias experiencias, locales, por ejemplo, aquí en Cayambe, los conflictos de tierras, la relación hacienda-comunidades, se han estado librando las luchas, con el apoyo de algunos partidos políticos de izquierda, el Partido Socialista y el Partido Comunista. Quizás en Chimborazo también ejerció un fuerte acompañamiento, sobre todo el Partido Comunista. (Luís Macas, entrevista con el autor, 5 de julio de 2017)

      También, por esta razón se podría afirmar que el ascendente movimiento indígena llegó a “combinar la lucha de clases, las luchas nacionalistas (lo que más adelante se define como nacionalismo étnico o etnicidad nacionalista), asociándolas a la construcción de la integración social, cultural y política del país” (Sánchez-Parga, 2007, pp. 87-88).

      Sin embargo, la importancia de constituir una organización de carácter nacional residía en dar el primer paso para construir caminos políticos y reivindicativos propios, unificando, bajo un solo discurso, las experiencias de las luchas regionales y territoriales de las comunidades, de modo que pudiesen eventualmente aliarse, en un segundo momento, con otras fuerzas políticas y sociales. En el presente estudio nos detendremos en la (compleja) relación entre el movimiento indígena y los movimientos sociales, sobre todo entre la Conaie y la CMS.

      Entre las principales reivindicaciones de la Conaie está la lucha por la tierra, cultura e identidad, tal como lo indica su logotipo; pero también la lucha contra la opresión (neo)colonial en el Ecuador contemporáneo y, en paralelo a eso, la oposición al modelo económico neoliberal. Su lucha, como declara uno de sus fundadores, Luís Macas, es una lucha de largo plazo con una estrategia de largo aliento:

      es una lucha estratégica de liberación […] También es una lucha libertaria, es decir, no solamente vamos a liberar las tierras, sino que vamos a decidir qué hacer sobre estas tierras. [Yo creo que] si bien es cierto que todas estas luchas reivindicativas del movimiento indígena son condiciones indispensables para una lucha de largo plazo, porque usted sin tierra no tiene espacio desde dónde luchar. Usted, si no tiene territorio, no tiene espacio dónde generar su cultura, dónde garantizar la continuidad histórica como pueblo. Es imposible, definitivamente. La lucha por la tierra y el territorio, por eso, va a ser permanente. (Luís Macas, entrevista con el autor, 5 de julio de 2017)

      Después de la formación y consolidación de sus procesos organizativos en la década de los 80, el movimiento indígena construyó y articuló su reflexión política a partir de los conceptos de autonomía, territorio, en el marco del reconocimiento (existencia, in primis, de los derechos de los pueblos y nacionalidades indígenas) en que se desarrolla su pensamiento, y en que emerge una intelectualidad indígena y mestiza promulgadora de un planteamiento de lucha antisistémica que, en términos gramscianos, reproduce la necesidad de una fuerte vinculación y una sinergia entre pensamiento y acción.

      En el presente estudio, reconociendo la fuerza y la capacidad de movilizar del movimiento indígena, se considerarán también otras fuerzas sociales del movimiento social muy frecuentemente invisibilizadas. Respecto de lo que se plantea en el presente estudio, dicha fase del movimiento indígena y de las demás fuerzas sociales, activas en la década de los años 90, corresponde al momento antisistémico en que tanto el discurso como la práctica social tienden a un horizonte contestatario y a un esquema de ruptura con el orden político y social imperante. Se trata de la fase de mayor radicalidad y, al mismo tiempo, de mayor fuerza de las propuestas políticas del movimiento indígena y de los demás movimientos sociales.

      Es importante precisar cómo, desde finales de los 80, ya se había constituido una cierta sinergia entre el movimiento indígena y los movimientos sociales, en el ejercicio de constituirse como alternativa real al poder político establecido. Este camino fue desarrollado entre la Conaie, las fuerzas sociales de izquierda, los intelectuales y las universidades. Estas, a través de un trabajo de planificación, intentaban conjugar el trabajo teórico con el trabajo organizativo de los movimientos sociales, cuya culminación es el germen de la Campaña para una propuesta alternativa de 1988. Dicha campaña era una formulación teórico-organizativa que constituyó un plan y una orientación para la toma del poder en un horizonte temporal de diez años (Napoleón Saltos, entrevista con el autor, 19 de julio de 2017).

      Aquí se define la táctica insurreccional de aquellos años (principalmente la década de los 90) como un primer intento de construir un camino complementario desde los diferentes movimientos sociales y el movimiento indígena. Se trataba de articular políticamente, de forma orgánica, procesos que se venían desarrollando de forma paralela.

      El primer levantamiento, conocido como el levantamiento del inti raymi de 1990, fue el primer intento de conformación de una nueva aglomeración de fuerzas para manifestar el malestar, tanto desde las ciudades como desde los territorios rurales, frente a la profundización de la hegemonía neoliberal en el Ecuador.

      La

Скачать книгу