La izquierda mexicana del siglo XX. Libro 3. Arturo Martínez Nateras

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La izquierda mexicana del siglo XX. Libro 3 - Arturo Martínez Nateras La izquierda mexicana del siglo XX

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Ciudad de Monterrey, Nuevo León, México. En esta casa museo, se encuentran testimonios de una parte fundamental de nuestra historia como zapatistas, historia de la que estamos orgullosos y, en la medida de nuestras posibilidades, tratamos de honrar (La Jornada, 30/IX/02).

      El Comité editorial supra mencionado, al reflexionar sobre el por qué hacer ahora públicos ciertos documentos internos nos dice: “Respetuosos y conocedores de la historia universal, que pertenece a todos los pueblos, no a una persona o grupo social en particu­lar, hemos considerado siempre que no debe ser mutilada, tergiversada, agredida como ocurre frecuentemente cuando se refieren a la historia de las FLN […] no tenemos temor al juicio de la historia” (Dignificar la historia, 2015, p. 8). En un mensaje emitido por el Comité, para celebrar el 48 aniversario de la fundación de las FLN, sus miembros refuerzan la idea de que el develar sus documentos es para que iniciemos un juicio histórico de su actuación:

      […] Es por eso que no tenemos empacho en dar a conocer estas historias, la verdad debe fluir libremente entre las generaciones presentes y futuras. Se nos critica por dar a conocer la historia de vida, y de muerte de los militantes de las FLN, pero quienes nos critican no dicen por qué esta historia ya “no sirve”, ¿es mejor olvidar y perdonar a los asesinos? Dejamos ese trabajo a los historiadores, ellos sabrán argumentar una u otra valoración y ustedes podrán externar la suya. Dejemos que la historia juzgue.

      Se debe anotar que en la luminosa historia de las FLN también hay oscuridad, y que entre los muchos aciertos también hubo yerros. En la presentación original de Nuestra historia podemos leer claramente la posición de esta organización respecto a las fallas: “Nuestro recuento de los hechos procura ser lo más objetivo posible, y cuando se han cometido errores, así lo señalamos; sólo quienes no actúan no se equivocan”. Más allá de curarse en salud, el fragmento anterior nos habla de una organización que se concibe como imperfecta y que asume el “echando a perder se aprende”. Lamentablemente, y esto es aplicable tanto a personas como a organizaciones, ciertos errores que no se ven o no se asumen a tiempo tienen costos éticos y políticos muy altos. Sólo con el paso de los años se puede ver que lo fueron y el impacto que tuvieron.

      Las FLN siempre fomentaron la autocrítica y, sin evadir su responsabilidad como organización, muy temprano señalaron, en 1969, año de su fundación, que

      […] nuestra actitud de autocrítica en este proceso de lucha constante, intransigente e irreversible, es ejemplo y motor de victorias políticas […]. Es por esto que nuestra organización político-militar, compuesta por compañeros como tú, como yo, sin prestigio nacional ni internacional, declaremos desde hoy y para siempre que somos los únicos responsables de los errores que se cometan. Las victorias son ya de nuestro pueblo, principio que nos obliga a ser cautelosos y estudiosos de cada paso (Dignificar la historia I, p. 49).

      Es por eso que después los zapatistas dicen: “Los aciertos son de todos, los errores tienen nombre y apellido [o pseudónimo y/o nombre de guerra]”. Así podemos decir que, de acuerdo con su filosofía, cuando la historia juzgue a ambas organizaciones, sus aciertos serán colectivos y sus errores personales.

      Extirpar la rebeldía ha sido un esfuerzo estéril del arriba. Siempre quedan reductos, el espíritu vivo; los relapsos, los irredentos, los sobrevivientes, los aferrados. Después de las derrotas quedan principalmente dos caminos a los sobrevivientes: el cargarla a cuestas con amargura, algunas veces apostando a la amnesia y al cinismo, o bien intentar lanzarse de nuevo a crear semillas para un intento futuro. Por otra parte, aunque ciertas experiencias organizativas no fructifiquen, para los perseverantes en tumbar al sistema siempre son formativas. Cuando sobreviene la derrota o la autodisolución, el análisis de la experiencia vivida será imprescindible al inicio de nuevos esfuerzos por organizarse.

      Las FLN sufrieron varios embates por parte del Estado que bien podrían haberlas eliminado por completo —para conocer in extenso y en la versión propia de las Fuerzas estos hechos, invito de nuevo a la lectura de sus documentos desclasificados—.Simplemente, en Chiapas se pueden contar tres intentos previos de iniciar un núcleo guerrillero antes de que fructificase por completo. Es sorprendente la tenacidad de las mujeres y hombres que militaban en esa organización para recomponerse y continuar con su estrategia. Las palabras del compañero Pedro (César Germán Yáñez Muñoz) parecen ser proféticas cuando, en marzo de 1970, habla sobre la cooptación de nuevos militantes:

      Téngase presente que lo que esencialmente distingue a nuestros combatientes del enemigo, es la moral; ésta es no sólo nuestra íntima convicción de la necesidad de esta lucha, sino la disposición de entregar a ella todo, vida, bienes, comodidad, familia. Es nuestra primera obligación que de este modo piensen siempre, sin alteraciones, todos los integrantes de las Fuerzas de Liberación Nacional.

      Por ello, a los candidatos no se les debe aceptar si no tienen fija tal idea. Y si así no fuera, dejarlos como simples cooperadores; por tal motivo, al invitar a cualquier persona, no se le debe ocultar la gravedad del futuro compromiso, debe quedar clara su entrega total y sin reservas a esta empresa por encima de su situación económica, familiar, o de cualquier otro tipo. No se le debe ilusionar con la idea de un triunfo rápido o sin esfuerzo, ni con la promesa de impunidad o recompensas futuras, sean del tipo que fueren, sin exagerar nuestras condiciones para hacerlas bonacibles [sic] o siempre mejorables, al contrario, que se entienda que habrá y hay problemas muy graves y periodos de retroceso inevitables, pero también que sólo con nuestros esfuerzos, nuestra capacidad para sobreponernos y asimilando las experiencias adquiridas, podremos vencer cualquier dificultad (Dignificar la historia I, pp. 64-65).

      Se podría trazar una genealogía inferida de las FLN, pero a partir de sus propios escritos podemos tener por cierto que las Fuerzas fueron fundadas por sobrevivientes de otra organización anterior llamada Ejército Insurgente Mexicano (EIM). Esto sería a nivel grupal; mas para hablar sobre las experiencias individuales previas de sus primeros miembros podemos decir que cada uno de ellos había participado además en organizaciones con formas de lucha abierta —mal llamada legal, no olvidemos los derechos que nos otorga el artículo 39 constitucional— antes de optar por la vía armada. Puedo afirmar que tanto a nivel colectivo como individual esta organización era heredera y había sido partícipe de otras experiencias políticas, tanto pacíficas como militares.

      La primera fue en una entrevista que le hizo la revista Proceso en casa de Rosario Ibarra, realizada por Álvaro Delgado —fue publicada el 4 de noviembre de 1995—. Y fue hecha tiempo después de que Fernando fuera liberado tras haber estado preso en el Reclusorio Oriente. Veamos el fragmento de la entrevista donde Yáñez dio pistas sobre la participación de miembros de las FLN en el EIM; el fragmento proviene de la parte donde menciona al impulsor de la experiencia previa:

      Meses antes de la constitución de las FLN, César Germán Yáñez, Alfredo Zárate y otros fundadores habían estado en Chiapas. Fue por invitación, dice Fernando Yáñez, del periodista Mario Menéndez, actual director del diario Por esto de Yucatán: “Los citó en la Selva Lacandona, lugar adonde, creo, nunca asistió. Se quedaron como las novias de rancho: vestidos y alborotados en la selva, pero con la idea de regresar ya que pensaron que era un buen lugar para prepararse y algún día comenzar la lucha armada en México”. De Mario Menéndez vuelven a saber en 1971, cuando fue detenido y se conoce la identidad de quienes habían estado en la selva. ¿Él los delata? Yo no sé si él o algunos otros que, con él, fueron aprehendidos, pero lo cierto es que comienzan a buscar a nuestros compañeros, sin que se supiera que ya habíamos fundado la organización. Recuerda

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