Las cosechas son ajenas. Juan Manuel Villulla
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Eventualmente, la demanda del “Flaco Loco” podría haberse convertido en el “caso Dreyfus” de la agricultura contemporánea. En definitiva, su causa era la de todos los trabajadores rurales, ya que exponía las limitaciones de la apertura democrática en la vida cotidiana de los obreros del campo, y el costado oscuro de la nueva expansión agrícola. Sin embargo, ningún otro peón fuera de su entorno supo jamás del proceso legal de Amici, ni sus protagonistas se plantearon seriamente representar ninguna meta colectiva. Las organizaciones gremiales o políticas que podrían haber contribuido a hacer conocer a los otros trabajadores de su tipo la causa emprendida por Ramón, a la vez que sostener y apoyar a éste desde múltiples planos, estaban abocadas a otras prioridades. De modo que el “Flaco Loco” y todos los trabajadores que emprendieron juicios contra sus patrones, así como los operarios que bajo el imperio de “la 22.248” intentaron hacer “justicia por mano propia” —con boicots, hurtos, rotura de máquinas o amenazas directas a sus patrones—, no contaron con su sindicato como un herramienta de transformación más eficaz.
Ramón Amici no ganó el juicio contra los hermanos Vitelli. Sin embargo, en 1993 sus viejos patrones decidieron terminar con el litigio ofreciéndole una suma de dinero que —aunque no fuera la que pretendía al principio—, le fue de mucha ayuda en una situación que seguía siendo difícil. Por otra parte, teniendo en cuenta la suerte magra de su colega —el maquinista agrícola de Arrecifes, Humberto Sumich—, Amici había tenido bastante éxito. Con su excepcionalidad, su situación no dejó de resumir bastante bien el perfil y las problemáticas de toda una generación de obreros rurales que protagonizaron el boom agrícola durante los últimos treinta años. En este sentido, Amici no fue más que uno como el resto. Sin embargo, su demanda formal y su insistencia estuvieron fuera de lo común. La masa proletaria a la que perteneció vivió y trabajó diariamente muy lejos de la vida sindical y, en general, de cualquier otro agrupamiento político. Por eso, más que volcarse a la lucha colectiva y abnegada, los operarios de maquinaria agrícola se balancearon más corrientemente entre la resignación y la resistencia informal en su lugar de trabajo, cuando no a asimilarse a los modelos ideológicos que les propusieron amigablemente sus patrones. En sus historias y en su cotidianidad, entonces, se encuentran los secretos que ayudan a comprender por qué la época en que la agricultura pampeana produjo tantos granos como jamás en su historia, fue la misma en la que miles de operarios como el “Flaco Loco” perdieron sus empleos, y en que otros tantos debieron ceder ante los empresarios una mayor parte de lo que habían creado con su trabajo; aunque sin embargo, las llanuras pampeanas no registrasen un solo conflicto obrero-rural de envergadura como los que emergían cada tanto al menos hasta los años ‘70.
1 Fuente: Departamento Judicial de Pergamino. Archivo Departamental. Tribunal del Trabajo. Expediente N° 22.972. “Amici, Marino Ramón c/ Domingo Vitalli, Carlos Vitalli y Mario Vitalli” (1989).
2 Ídem.
3 Fuente: Departamento Judicial de Pergamino. Archivo Departamental. Tribunal del Trabajo. Expediente N° 21.112, “Sumich, Héctor Juan c/ Ripoll Hnos” (1988).
4 Ídem.
5 Fuente: Departamento Judicial de Pergamino. Archivo Departamental. Tribunal del Trabajo. Expediente N° 22.972. “Amici, Marino Ramón c/ Domingo Vitalli, Carlos Vitalli y Mario Vitalli” (1989).
6 Testimonio de Antonio, Obrero tractorista de siembra y maquinista de cosecha. Ortiz Basualdo, Pergamino, Provincia de Buenos Aires, 12 de agosto de 2009.
7 Testimonio de Diego, obrero maquinista de cosecha. Pergamino, Provincia de Buenos Aires, 26 de agosto de 2009.
8 Fuente: Departamento Judicial de Pergamino. Archivo Departamental. Tribunal del Trabajo. Expediente N° 22.972. “Amici, Marino Ramón c/ Domingo Vitalli, Carlos Vitalli y Mario Vitalli” (1989); Ministerio de Economía y Finanzas Públicas. INDEC y Dirección Nacional de Política Macroeconómica.
9 Ídem.
10 Así fue, por ejemplo, el caso de Rito Velázquez contra la semillera Cargill, en 1973, que analizamos más adelante. Fuente: Departamento Judicial de Pergamino, Archivo Departamental. Tribunal de Trabajo. Expediente N° 5.925 “Velazquez, Rito Eleuterio c/ Cargill S.A.”
11 Ídem.
Capítulo 2
De jornaleros combativos a peones apáticos
Este capítulo se dedica a sintetizar, en base a estudios previos, el proceso histórico en que se conformó una clase trabajadora en la agricultura pampeana entre fines del siglo XIX y principios del XX, explorando las condiciones objetivas y subjetivas en que ese primer proletariado agrícola fue forjando sus luchas e identidad específica. Posteriormente, nos detenemos en las metamorfosis socio-económicas y políticas que fueron reduciendo, dispersando y dividiendo a ese primer conglomerado obrero —a la vez que aplacando o doblegando sus brotes cada vez más esporádicos de combatividad— hasta demarcar dos universos diferentes y desconectados entre sí: el de los estibadores sindicalizados que se mantuvieron realizando tareas manuales cada vez más periféricas; y el de los operarios de maquinaria, más calificados que aquellos, pero desorganizados y asimilados culturalmente a los clásicos peones generales de las estancias.
Una original masa de desposeídos
Es muy probable que para cualquier trabajador de nuestros días, la jornada “de sol a sol” sea una reivindicación poco atractiva. Más bien, hasta podría sonar como un deseo patronal. Sin embargo, a principios del siglo XX era una demanda de los primeros obreros agrícolas, que podían trabajar desde bastante antes del amanecer hasta entrada la noche.
“Aquí se trabaja activamente para que los dueños de trilladoras implementen las siguientes mejoras: trabajo de sol a sol, con dos horas de descanso; comida buena y abundante; agua limpia y fresca, y salario mínimo de tres pesos. La agitación producida con todo tacto se traduce en entusiasmo […] La necesidad va haciendo agrupar a los trabajadores, pues en casi todas las máquinas los hacen trabajar más horas y en peores condiciones que en años anteriores.”
La crónica pertenece a un número del periódico socialista La Vanguardia, del 16 de enero de 1904 (Craviotti, 1993:56). La “agitación” de los trabajadores de las máquinas trilladoras de Pergamino respondía a una contraofensiva patronal ante las conquistas que habían obtenido en temporadas anteriores, después de una serie de medidas de lucha. Así, a menos de diez años del despegue agrícola de la zona pampeana, en 1895, los trabajadores rurales manifestaron sus reivindicaciones a través de un ciclo de huelgas. Es decir, elaborando algún tipo de respuesta colectiva a su situación, a diferencia del predominio de búsquedas de tipo individual que caracterizaron las contestaciones del