El golpe de Estado más largo. Gonzalo Varela Petito
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II. ¿Renuncia el presidente?
Aún antes de la convocatoria de Bordaberry, alguna gente se había reunido en Plaza Independencia frente a la Casa de Gobierno (el también llamado Palacio Estévez, posteriormente Edificio José Artigas) si bien en cantidad no superior a la de políticos y periodistas que se aglomeraban en la sede oficial. Para El Popular los primeros en llegar a las 22:08 fueron “cincuenta niños de una excursión brasileña”, a los que se sumaron distintas personas en un número estimado en no más de 200. El presidente se asomó unos pocos minutos al balcón hacia las 23:30 y algunos lo vivaron, pero antes otros habrían gritado en su contra. Otros más hacían corrillos para comentar los sucesos. Marcha coincidió en el número de 200, la mayoría curiosos.70 El público calculado por estos medios llegaría a unos 250 y permanecería hasta muy avanzada la madrugada.71
A las 00:15 horas siendo ya el día 9, salieron los ministros Walter Ravenna (Interior), Ángel Servetti (Obras Públicas) y Francese (Defensa) del Palacio Estévez para trasladarse al comando de la Armada, retornando poco después. Horas antes a las 23:00, se había realizado en una casa del barrio de Carrasco un primer intento de negociación a cargo del brigadier Danilo Sena —excomandante en jefe de la Aviación y al igual que Francese ministro del Interior durante el periodo pachequista— que buscó inútilmente contactar a Pérez Caldas. Sena había ido a Casa de Gobierno a ofrecer su servicio, movido por reeleccionistas que revelaron “que se venían celebrando negociaciones […] a efectos de salvaguardar las instituciones”. Se asesoraban a distancia con el expresidente Pacheco. También se mencionaron como mediadores al general Juan Decilis, encargado de la Comisión de Represión de Ilícitos Económicos (crie) y a Servetti, que aparte de ministro era teniente coronel del Ejército.72
Entramos a continuación en una zona confusa, guiados por los medios impresos de la época. A la una de la mañana trascendió que los militares habrían dado plazo a Bordaberry para que renunciara a las dos a más tardar, a cuya hora según el diario Ahora, “Benito Medero y el diputado Julio María Sanguinetti se encontraban reunidos con el Presidente para obtener un cambio de su actitud”, de lo que estaba pendiente toda la prensa. Préstese atención a dicha reunión y a quienes supuestamente participaban. Horas antes coincidiendo con Sapelli, los diputados quincistas Julio María Sanguinetti, Franciso Forteza y Wáshington Cataldi habían arribado a Casa de Gobierno. Sanguinetti, muy parco, declaró algo así como “aquí estamos”. El País publicó que la Agrupación de Gobierno de Unidad y Reforma (sector de la 15) hacia la 01:30 del día 9 había dado a conocer su pleno apoyo a Bordaberry, a las instituciones y las libertades públicas. El Popular dio la misma noticia.73 ¿Que “actitud” se pudo pretender entonces que cambiara el mandatario?
Lo que informa el diario Acción en un tema que atañe a su grupo es defectuoso: “En la noche del jueves [8 de febrero], antes y después de que el Presidente de la República hiciera su mensaje a la ciudadanía, legisladores del Sector [Unidad y Reforma] llegaron a Casa de Gobierno entrevistándose con el Primer Mandatario”. Confirma que Sanguinetti no solo estaba sino que además habló con el presidente. La nota salta luego a un subtítulo: “declaracion” y añade: “Minutos después Unidad y Reforma, a través de su Agrupación de Gobierno hacía público el siguiente comunicado” (que hemos citado en el párrafo anterior) haciendo suyo “en todos sus términos y consecuencias el llamado a la ciudadanía” realizado por Bordaberry, en cuanto a “la necesidad de mantener una resuelta actitud en defensa de [las] instituciones y de las libertades públicas”.74
“Minutos después” la agrupación emitió su posición. ¿Después de que? La redacción no lo aclara, y es de notar que habían llegado legisladores de ese sector “antes y después” de que el presidente hablara. Si fue como parecería, minutos luego de terminada la alocución presidencial, sería antes de la medianoche del día 8, pero tanto El País como El Popular asentaron que el comunicado de Unidad y Reforma se emitió recién a la 01:30 del día siguiente.
Días más tarde, un debatido asunto de pedido colorado de renuncia a Bordaberry formulado el domingo 11, en que habría participado la 15, saltaría a la prensa. Dejemos por tanto de lado a falta de confirmación la nota sobre Sanguinetti y Medero tratando de disuadir a Bordaberry, no sin observar que queda en el lapso de las 22:00 a las 03:00 de la noche del 8 al 9, en que se realizaban febriles tratativas. Alrededor de las 22:00 El País había descubierto una reunión entre Medero y Gutiérrez Ruiz en la casa de la madre de este último (el nacionalista lo confirmaría a Marcha sin precisar día ni hora) y pasada la medianoche, Ferreira estaría buscando convencer al contralmirante Zorrilla de que aceptara una fórmula de sustitución de Bordaberry con realización de elecciones anticipadas.75
En información del momento el presidente habría contactado a Ferreira, y este habría hecho a Gutiérrez Ruiz emisario de una propuesta de consultar a todos los sectores políticos, acordar con las fuerzas armadas, consensar un plan de gobierno y llamar a elecciones en pocos meses.76 Por lo que —alrededor de las dos de la mañana— Gutiérrez Ruiz se juntó durante veinte minutos con el secretario de la presidencia Barrios Tassano y con el ministro Medero en la planta baja de la Casa de Gobierno. Bordaberry —en el segundo piso, posiblemente acompañado también de Juan José Gari y otras personalidades— entendió que la propuesta conversada a pocos metros llevaría al caos y la rehusó. Hubo una entrevista diferente a eso de las 03:10 entre Medero y el propio Ferreira, quien venía de reunirse con oficiales de la Marina. No hubo acuerdo y el líder blanco se ausentó del teatro político, partiendo a su establecimiento rural en el departamento de Rocha. Para unos la actitud de Ferreira era de neutralidad, a partir del rechazo de su propuesta de formar gobierno de unidad y llamar a elecciones, para otros podía significar apoyo a los militares. El periódico ferreirista Opinión Nacionalista develaría que en realidad no se fue enseguida al campo, sino que permaneció un tiempo más en Montevideo a la expectativa, sustrayéndose a la atención pública. Mientras tanto Gutiérrez Ruiz seguía como su operador.77
La versión que daría el líder blanco al diario frenteamplista Ahora en nombre de Por la Patria y del Movimiento de Rocha, sería negar que el presidente le hubiera ofrecido cargos ministeriales a cambio de apoyo. En cuanto a la proposición atribuida a Gutiérrez Ruiz, “no partió de nosotros sino de […] Ministros del Poder Ejecutivo […] [pero] se entendió que […] esa fórmula […] iba a hacer más difícil encontrar la salida. Ninguna salida será duradera si no reposa sobre una consulta popular”. La conjugación impersonal que usa Ferreira deja en la oscuridad quien “entendió” que esa proposición de funcionarios del Ejecutivo era improcedente, aunque otros asignan la negativa a Bordaberry. Ferreira fue más categórico en señalar que la especie de participación en cargos ministeriales que él desmentía, publicada por El Día, era idea de “un ministro del gabinete de Bordaberry”, quien implícitamente estaba reconociendo la tesis ferreirista de que el “pacto chico” (así llamaba el líder blanco al Acuerdo Nacional) era inválido por no representar a las mayorías nacionales.78
En declaraciones al también frentista Última Hora el día anterior, Ferreira había tachado de “mentira deliberada” la información de El Día y amplió:
La propuesta formulada por Gutiérrez Ruiz al Presidente de la República no partió de nosotros, sino de círculos gubernamentales.